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El diario La Nación ha publicado la noticia de que “el gobierno comenzó a mirar con mayor detenimiento los subsidios que reciben las obras sociales sindicales y evalúa un recorte en el reparto que se instrumenta desde la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSS)” (La Nación, 14/2).
La noticia, además de ser falsa, tiene todo la intención de demostrar que el gobierno estaría tratando de restar subsidios que el Estado otorga a las obras sociales de los sindicatos cuando en realidad es lo contrario. El gobierno está metiendo la mano en fondos que se obtienen de los descuentos que se le hacen a todos los trabajadores. En concreto, hay un fondo económico que sale del descuento del 3% a los trabajadores y del 5% de las patronales, que es integralmente de los trabajadores, Ese dinero va a una caja que representa el llamado Fondo Solidario de Redistribución (FSR). A través del FSR se financian los servicios de transporte y educación para discapacitados, entre otros ítems. Este fondo está a cargo de la Superintendencia de la Salud (SSS), que solo actúa como agente de retención de plata que no es del gobierno sino de los propios trabajadores,
El gobierno de Milei no giró en enero 5.000 millones de pesos a las obras sociales del programa SUR (Sistema Único de Reintegro), que financia los tratamientos de alta complejidad, medicamentos y tratamientos prolongados de alto costo y no giraría tampoco los fondos correspondientes a febrero, lo que constituye un grandísimo problema para trabajadores activos y jubilados con tratamientos complejos. Este zarpazo de Milei es un punto alto de presión político y económico sobre la burocracia sindical en torno a fondos que no les pertenecen.
En la actualidad, las obras sociales de los sindicatos cubren el inmenso hueco que ha dejado el propio Estado, que ha abandonado a su suerte la salud de la población ante la ausencia de una cobertura de la salud de la población en los hospitales públicos. Los grandes sindicatos, a través de los años, han armado importantes coberturas de la salud de los trabajadores y sus familias que han significado, hasta hoy, un beneficio para los trabajadores –y también un enorme beneficio para la burocracia sindical que administra las obras sociales con los mismos estatutos proscriptivos de sus sindicatos y que los han atado al poder de los mismos casi de por vida.
Pero la caída brutal de los salarios y la disparada enorme de los costos de los medicamentos y de los tratamientos complejos han colocado también en crisis la cuestión de las obras sociales de los sindicatos.
La burocracia sindical, en su conjunto, no cuestiona la política de Milei sobre las obras sociales. “En un informe realizado por el secretario de Acción Social de la CGT, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), uno de los mayores expertos en la materia, se concluyó que “desde el punto de vista de las obras sociales de los gremios más numerosos en afiliados y los que se identifican con los afiliados de la actividad, el DNU es neutro porque no afecta a los recursos ni a los afiliados” (Infobae, 15/2). Aunque la izquierda del FIT U le reclame a la CGT también un paro por este recorte en las obras sociales, la burocracia ya ha comenzado a negociar una salida que les puede recortar poderes y joder la salud de los trabajadores, a los fines de preservar su control político y sindical sobre las obras sociales.
Los trabajadores deberán plantearse una lucha para que no se arrebaten derechos vitales adquiridos como los de la salud, lo que plantea como primer punto una campaña por la consigna “Fuera las manos del gobierno sobre las obras sociales” y replantea más que nunca la recuperación de las obras sociales por los trabajadores, para terminar con el desguace y el vaciamiento orquestado en todos estos años por la burocracia y el Estado.
Se plantea la pelea por la apertura de los libros y por directorios electos por los afiliados: la cobertura plena de un PMO universal e integral que se cubra con el aumento de los aportes patronales; el pase a planta de todos los precarizados con el mejor convenio de la actividad y el blanqueo de todas las sumas en negro, para recomponer los ingresos de las obras sociales. Ello, con la urgente triplicación del presupuesto de salud y reforzamiento del sistema sanitario bajo control de los trabajadores, para garantizar la mejor calidad de vida posible para la clase obrera.
Es una lucha contra la política derechista de Milei y la oposición patronal y por la expulsión de la burocracia de los sindicatos.
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