Escribe Valu Viglieca - Delegada General Adjunta de ATE Cultura
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El gobierno nacional afirma haber despedido, hasta la fecha, a 15.000 trabajadores estatales. Según Milei, su propósito es alcanzar los 70.000 despidos en total. Todas las semanas se dan a conocer nuevas tandas de cesantías. Sin ir más lejos, al término de Semana Santa, se conocieron 500 despidos nuevos en el ex Ministerio de Trabajo y el cierre del Plan ENIA, un programa de prevención del embarazo adolescente, dependiente del Ministerio de Salud, en el que trabajaban más de 600 personas distribuidas en todo el país. Otros organismos donde se sumaron despidos fueron ANSES y Cultura.
UPCN se ufana de haber conseguido “mesas de negociación”. Es evidente que la burocracia de Andrés Rodríguez no tiene el propósito de parar la sangría y reincorporar a los cesanteados, sino negociar caso por caso. UPCN desautoriza expresamente cualquier manifestación de lucha, dentro y fuera de las oficinas. Amedrenta a los trabajadores, sobre cuyos medios de vida negocia con los funcionarios, advirtiéndoles que luchar empeorará su situación. Otros sindicatos que intervienen en el ámbito del Estado Nacional siguen una línea similar. Son mensajeros de la política de amenazas instalada con la existencia de los contratos trimestrales. Muchos contratos anuales, además, han sido reemplazados por otros semestrales. El sindicato de la ANSES, APOPS, ha convocado a un paro para el 10 de abril. Su propósito es ´encuadrar´ a los trabajadores de las UDAIS -oficinas de atención al público- que vienen organizando asambleas y generando ocupaciones de hecho.
Por su parte, ATE, bajo la cobertura de una supuesta “estrategia legal”, regatea los despidos de delegados, embarazadas, congresales o discapacitados, es decir, los casos en los que considera que obtendría un fallo judicial favorable, aunque se trata de un puñado frente a la masacre laboral de Milei. En una segunda línea, promueve entre los trabajadores responder mediante carta documento el telegrama de despido rechazándolo por no cumplir con cuestiones básicas como señalar con nombre, apellido y DNI de quién estaría siendo desvinculado. Esto naturalmente deja afuera a todos los contratados, trabajadores precarizados durante décadas en algunos casos, cuya situación presenta como inapelable. Los paros y medidas de la última semana son desarticuladas por los mismos convocantes. Por ejemplo, en el caso del paro de 24 horas convocado para el pasado viernes 5, la convocatoria se conoció lo suficientemente tarde como para que los trabajadores no se enteraran o lo hicieran cuando ya estuvieran en sus puestos de trabajo. Cada facción de ATE promovió citas distintas.
El sábado 6, ATE Cultura realizó un festival en la explanada del CCK. Se estima que, a lo largo de todo el día, pasaron por allí unas 20.000 personas. No fueron pocos los organismos donde el activismo y la preocupación genuina de los trabajadores fueron el factor de organización de las asambleas. Apoyar las autoconvocatorias es fundamental ante la política criminal de la burocracia sindical.
Reincorporación de los trabajadores y trabajadoras estatales. Coordinemos con los docentes, los metalúrgicos, los jubilados y la juventud universitaria.