Estatales: frente a los despidos masivos, comienzan las ocupaciones de sedes y edificios

Escribe Valu Viglieca

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El miércoles 3 de abril miles de trabajadores estatales podrían ser impedidos de ingresar a los edificios en que trabajan, en la mayoría de los casos desde hace entre 10 y 30 años. Las notificaciones de “no renovación” de contratos empezaron a llegar el miércoles pasado, entre las 17 y las 24 horas, a los correos electrónicos laborales de estos compañeros.

Después de los despidos de quienes habían ingresado en 2023, el gobierno concentró su ataque en delegaciones de provincias y localidades chicas. A mediados de marzo hubo despidos en diversas delegaciones de Desarrollo Social, en Discapacidad y en el INCAA.

Las delegaciones en las provincias y municipios, donde se focalizaron despidos, también concentran la precarización laboral y, en general, las peores condiciones de trabajo.

Pero los despidos no terminaron ahí; hay que sumarles ahora unos 500 de Trabajo, 400 de Economía, 120 de la Biblioteca Nacional, más de 200 en la Secretaria de Cultura, nuevos despidos en Discapacidad, cientos en DD.HH., Educación, 850 en ANSeS, 400 en el ENaCom, en INAES, en Presidencia y la lista sigue. De conjunto, el gobierno se adjudica 15.000 despidos. La amenaza continúa para quienes, sin ser despedidos ahora, acabarán firmando contratos trimestrales a partir de abril.

La burocracia sindical llama a que cada seccional o repartición se defienda como entienda mejor, con “ruidazos”, acciones por ministerio, o movilizaciones. Sin embargo, para este miércoles, primer día hábil, diferentes asambleas votaron ingresos colectivos para garantizar que los despedidos ingresen a los edificios. Es el punto de partida para derrotar al gobierno.

Ante esa resolución, el gobierno colocó móviles policiales en las puertas de las delegaciones del ENaCom. Los trabajadores de ese organismo se reunieron en asamblea autoconvocada virtual sin distinción de afiliación sindical, y se mostraron dispuestos a defender sus trabajos. Los del Interior reclaman un paro por tiempo indeterminado hasta que se reincorpore a todos. Los sindicatos no se hacen eco del reclamo.

En ANSeS, las asambleas tomaron distintas decisiones. En muchas sedes se cortó la atención al público y se ganó la calle. En otras, permanecieron dentro de los edificios para garantizar el paro y la lucha conjunta por la reincorporación.

Maniobras

Solo 48 horas antes de que empezaran a llegar las notificaciones a otros miles de trabajadores, el “estado empleador” convocó una reunión paritaria y otorgó un aumento del 8 % a cobrarse con el próximo sueldo. UPCN lo aceptó, lo cual es un aval a las cesantías. Las tandas trimestrales de despidos son una estrategia de fragmentación. Lo cierto es que, para derrotar los despidos que se vienen en junio, hay que impedir los que se pretenden consumar ahora.

El gobierno puso todo el empeño en que los trabajadores no ocuparan sus lugares de trabajo. Adorni mismo explicó que por eso tomaron por asalto Télam. También desde el gobierno dijeron que accionarían por vía judicial contra los que se opongan a ser despedidos.

Tendencias de lucha

A pesar de la represión estatal y de la complicidad de la burocracia, se manifiestan fuertes tendencias de lucha.

Allí donde se ha decretado el cierre de los organismos, los trabajadores impusieron la toma de los edificios contra la conducción de los sindicatos.

En una asamblea en CABA, APOPS y UPCN llamaron a no sacar el conflicto a la calle, en nombre, según ellos, del ‘rechazo de la población’ a los trabajadores del organismo. Es una franca provocación. La ‘población’ está soportando con igual intensidad los tarifazos, la liquidación de los salarios y las jubilaciones.

ATE sigue empantanada en la interna entre Capital y Nacional, convocando a supuestos paros que terminan siendo ‘jornadas de lucha’ anodinas. El reclamo de unidad surge de cada asamblea como se manifestó en el Hall del Ministerio de Trabajo, con una acción conjunta impuesta desde abajo.

La ocupación de los edificios asocia a los despedidos y a quienes no lo están aún. Es lo que mostró la ocupación de la unidad de ANSES en Campana. No hay protocolo Bullrich capaz de abarcar con la represión a todos y cada uno de los organismos.

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