Escribe Leonardo Perna
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Con centro en la Avenida 9 de Julio, el pasado miércoles 10 de abril el movimiento piquetero llevó adelante acciones de lucha en todo el país. Para llevar adelante este desafío al Protocolo Antipiquetes, se coordinó la acción con una serie de reuniones entre las organizaciones para discutir todos los detalles, la modalidad y como comunicar y darle difusión a la medida. Evaluando que para lograr la masividad es vital impedir operativos y razzias sobre las estaciones de trenes y colectivos.
Llegando a superar los 50.000 manifestantes, durante varias horas el corte fue total, ocupando desde el propio ministerio de calle Moreno y 9 de Julio hasta pasada la altura de Av. Rivadavia. Las organizaciones presentes fueron UTEP, CCC, Polo Obrero, Barrios de Pie, MST Teresa Vive, la Coordinadora por el Cambio Social, Fenat, CTA, La Poderosa, entre las organizaciones y reagrupamientos principales. Una columna de los barrios del conurbano y CABA del Polo Obrero Tendencia estuvo presente.
Llegando al mediodía desde la oficina de Pablo De la Torre se contactaron con las organizaciones para pautar una reunión por los reclamos. De los cuales el más urgente es la cuestión de los alimentos. En esos momentos, las organizaciones empiezan a convocar a sus dirigentes, donde algunos con expectativas y otros con escepticismo decidieron asistir a la reunión. La policía se proponía de nexo con las autoridades para acelerar las negociaciones. Las columnas empezaron a preparase para marchar hacia la oficina de Juncal y Carlos Pellegrini.
Es en esos momentos, sin mediar contacto, empieza una represión sobre el conjunto de la columna, avanzando con una línea de gendarmes a lo ancho de la 9 de Julio con carros hidrantes, motos, drones y dos helicópteros. La policía federal y de la ciudad tenían la orden de desalojar a como dé lugar, avanzando con gases, balas de goma y palazos sobre las primeras líneas de la movilización. Sin importar la presencia de personas mayores, embarazadas y niños. Las organizaciones empezaron a retroceder hacia el sur de la ciudad. A la altura del ex Ministerio de Desarrollo Social las columnas pudieron desconcentrar sin mayores altercados.
Hubo 11 detenidos de diversas organizaciones incluyendo tres del Polo oficial donde uno fue herido de gravedad, dos del MTR 12 de abril, un fotógrafo y un periodista. Las imágenes televisadas hablaron por si solas, los detenidos eran rodeados prácticamente por decenas de policías, reducidos violentamente, golpeados y arrastrados por el suelo. En el caso de Edwin Capquia (Polo Obrero) terminó hospitalizado en el Ramos Mejía. Los heridos y golpeados entre las organizaciones son decenas; gracias a la rápida acción de repliegue se evitó una estampida que podría haber terminado en tragedia. Un conocido movilero de Crónica TV, Diego Ricardi, recibió un balazo en la cara a la altura del mentón, mostrando que estaba la orden de disparar a los rostros.
La dureza y prolongación de los enfrentamientos muestra también la bronca contra el gobierno acumulada en la base de las organizaciones. Era evidente para todos que el llamado a la reunión era una farsa para montar una provocación contra el movimiento piquetero. Más allá de la saña represiva durante esas horas estaba claro entre los manifestantes que por primera vez desde que asumió el gobierno de ‘La Libertad Avanza’ el protocolo se transformó en un concepto inaplicable.
El secretario de seguridad porteño Diego Kravetz festejó el operativo e intentó mostrarlo como exitoso: “Tuvimos dos oficiales heridos y ocho detenidos. Trabajando fuerte se logró despejar la calle”. Sobre la sorpresa ante la jornada se excusó “no era prevenible. Sabíamos que iba a haber un corte, pero ellos no quisieron dialogar”. Según funcionarios de Patricia Bullrich en Seguridad de la Nación, el problema fue que la Policía de la Ciudad era quién debía evitar los cortes de arterias y la Federal solo custodiar el edificio.
Jorge Macri, en un enfrentamiento con Bullrich, llamó a conferencia de prensa para las 16 horas: "Nadie en la Ciudad está por encima de la Ley. Fue un operativo que marca un antes y un después sobre cómo se plantea y cómo se defiende el orden y la libertad de circular". A través de la red social X Javier Milei likeaba publicaciones en donde se golpeaba a los detenidos.
De emergencia, una reunión de las organizaciones se realizó en el local de la UTEP del barrio de Constitución, en donde las organizaciones pasamos en limpio lo sucedido, se emitió un comunicado de prensa y se llamó a una presencia en la Alcaldía de calle Zabaleta donde se encontraba parte de los detenidos. Se sumaron organismos de Derechos Humanos y organizaciones políticas que llevaron solidaridad y una asistencia legal. En la puerta de la Alcaldía 4 llamó la atención el gran operativo policial que recibió a los dirigentes, que realizaron una conferencia de prensa en el lugar.
Durante el jueves, junto a la ronda de las Madres de Plaza de Mayo se realizó una concentración para reclamar la liberación de todos los detenidos. Por estas horas 5 de los detenidos ya fueron liberados. Mientras, avanzan las reuniones de todo el arco de organizaciones para preparar una nueva movilización multitudinaria por la libertad de los compañeros y por todos los reclamos.
Reciéntenme Christian Hooft de ACIERA (Iglesias Evangélicas) que viene de firmar un millonario convenio de alimentos confesó: “Nos metimos en un lío”, "¿Y qué vamos a decir que la iglesia no puede ayudar? Ahora el tema es ¿y los recursos, el equipo de gente y los voluntarios? ¿De dónde salen?". Mostrando que empieza a fracasar el esquema de los funcionarios liberales para sustituir la red de comedores populares.
Mientras los reclamos llevados adelante el 10 de abril siguen sin respuesta. En particular para los comedores que se encuentran en una situación de abandono sin asistencia ni ayudas, también repercute el congelamiento de montos en planes sociales. La situación del nuevo esquema del ministerio es asociada por diferentes especialistas como un desmantelamiento de las políticas sociales nacionales.
Hoy el gobierno dio difusión a su nueva regulación: “se quitará el plan social a que aquellos que corten calles” y también para aquellos que “incurran en actos de violencia que importen la alteración del orden público”, algo repetido por Sandra Pettovello desde que asumió. Entre la normativa firmada aparece el límite hacia aquellos que obtenga un trabajo en blanco que pasa del anunciado de tres salarios mínimos a solamente poder percibir un salario mínimo. También se amenazó con una judicialización masiva a los dirigentes que llaman a movilizar y reclamar.
Esta movilización muestra que entramos a una nueva etapa en donde la preparación y la coordinación serán vitales. El protocolo de Bullrich no será desechado alegremente por el gobierno y menos aún por Jorge Macri, que consideró lo de ayer “un punto de inflexión”.
Para recuperar el alimento para los comedores, revertir las bajas discriminatorias y conquistar el aumento en los montos hay que confluir con los sectores que están en lucha del movimiento obrero como los estatales, docentes, metalúrgicos y del transporte.