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Los trabajadores de la Alimentación recibieron, como último aumento salarial, un 20% en febrero, que llevó el salario básico inicial a 624 mil pesos. En marzo y abril, no recibieron ningún incremento, a pesar de que hay vigente una mesa casi permanente de revisión de las paritarias entre las Cámaras Empresariales y la Federación de Trabajadores (FTIA). El sindicato anunció que, si mañana martes, cuando se realizará una nueva reunión, no hay acuerdo de partes, activará un plan de lucha.
La política dilatoria de las empresas se asemeja mucho a la llevada adelante por las patronales metalúrgicas: dilatar al máximo los aumentos salariales para forzar a los trabajadores a aceptar aumentos por debajo de la inflación. Aun si finalmente los aumentos “empataran” con la inflación, las patronales habrán ganado sumas siderales gracias a este retardo. La política de la Cámara se apoya en la política de Milei-Caputo de no homologar paritarias por arriba de las expectativas de inflación a la baja que difunden desde el gobierno. La paritaria de la alimentación promete sumar otro capítulo a la serie de paritarias conflictivas, luego de las de la UOM, de Camioneros, de UTA, etc.
La oferta de la Cámara Empresarial, en las últimas negociaciones, es de 5% de aumento salarial para marzo y 5% para abril. Argumentan, en defensa de esta rebaja salarial, que afrontan una crisis de caída de consumo, lo que provoca un escenario de suspensiones y despidos en la industria. En el medio de las negociaciones, avanzaron con despidos masivos patronales de peso como Pepsico en su planta de Mar del Plata y Bimbo en su planta en Córdoba.
Las empresas se victimizan para descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, cuando no hay ninguna cámara empresarial más responsable de la “crisis de consumo” que la Copal (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios). En primer lugar, por la suba fenomenal de los precios de los alimentos, componente principal de la escalada inflacionaria de los últimos cuatro meses. Además, la Copal es partícipe necesario del paquete fiscal impulsado por el Gobierno. Recientemente, el portal La Política Online reveló que un archivo dejó al descubierto que el estudio de Funes de Rioja -hasta ahora, actual presidente de la Copal - redactó el paquete fiscal de Milei. Estamos ante una crisis autoinducida para condicionar a los trabajadores a aceptar acuerdos a la baja. Cualquier pérdida circunstancial de ventas será compensada con una flexibilidad laboral todavía mayor.
Esta declaración de guerra del gobierno a los trabajadores expone la caducidad de la política de la Federación, que es mantener la discusión salarial al margen de los trabajadores, que ni siquiera conocen cuánto es el aumento que se reclama. La paritaria de la alimentación, como todas las demás, pasó a ser un centro neurálgico de la situación política, pero los trabajadores son ajenos al conjunto de los problemas políticos que presenta: para quebrar las paritarias a la baja y la política del gobierno de no homologar, será necesaria una intervención decisiva de los trabajadores que la política de la Federación ni se plantea preparar. Un ejemplo de este problema fue la resolución, adoptada en un plenario de secretarios generales, de hacer asambleas en cada fábrica, que no se cumplió en ningún lado. Con el paro de la CGT de enero se dio la misma dinámica: el sindicato no promovió la adhesión de los trabajadores a la huelga e incluso el secretario general de la Federación, dirigente del STIA de Córdoba, promovió una forma particular de carneraje: transformar el paro en “asambleas de dos horas” que tampoco se llevaron adelante.
El anunció de la Federación de una movilización a la Copal para el miércoles 17 también plantea un desafío para los trabajadores: tradicionalmente, las marchas de la Federación se reducen a un desfile de los aparatos de las seccionales provinciales por la Avenida Córdoba, prácticamente sin intervención de los trabajadores de las fábricas. ¿Se puede enfrentar el protocolo antipiquetes del gobierno con una movilización sin trabajadores? Es claro que no.
Para defender el salario, frenar los despidos y las suspensiones, quebrar la política de Milei de no homologar y enfrentar la represión del gobierno, es imprescindible desenvolver la intervención de los trabajadores.
Llevemos a cabo todas las acciones que la promuevan: impulsar la realización de asambleas en cada fábrica, para adoptar pronunciamientos y medidas de lucha propias, además de la participación masiva de los trabajadores en la marcha a la Copal y en todas las medidas de lucha que se planteen.