Escribe Federico Fernández
Después de la gran marcha educativa.
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La enorme movilización educativa del 23 puso al gobierno en una disyuntiva.
Tras haber sentenciado que el capítulo universitario era “tema resuelto”, Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias, fue desplazado de la negociación con los rectores. Lo reemplazará Carlos Torrendell, secretario de Educación, elogiado por el rector de la UBA Ricardo Gelpí en la previa a la movilización. “Por orden de Milei”, informa Clarin, se ha involucrado la propia ministra Sandra Pettovello, citando al rector de la UBA a una reunión el lunes en su despacho, con anterioridad a la cita pactada con el resto de los rectores.
Al gobierno lo ha descolocado ciertamente la masividad de la movilización. En la Plaza se cantaba por la Universidad pero más insistentemente contra el gobierno, entre el emparentamiento con la dictadura y la exigencia de que se vaya. En una tarde, dicho sea de paso, fue demolidas las tesis interesadas de la “derechización” de la juventud y/o del advenimiento de una ola fascista. El gobierno, reculando, ahora habla de “un reclamo genuino”, que fue “utilizado políticamente”. Tras haber dado el asunto por cerrado, ahora promete “garantizar los fondos para el funcionamiento de las universidades”. La auditoría ha pasado a mejor vida.
Los rectores, por su parte, ponen paños fríos y le facilitan al gobierno un acuerdo que contemple únicamente una actualización de los “gastos operativos”, cuando el 90 % del presupuesto se destina a los salarios de los trabajadores. Los rectores, como forma de negociación, mencionan la pérdida salarial pero la confinan a ser resuelta en una “paritaria”. Veinticuatro horas después de la movilización histórica de la Universidad, diputados radicales y peronistas, adscriptos políticamente a los rectores, no dieron quórum a la sesión en Diputados impulsada por un sector del kirchnerismo para tratar la “situación presupuestaria, la reposición del Fondo de Incentivo Docente (FONID) y la actualización jubilatoria. Martín Lousteau, padrino político de Emiliano Yacobitti, diputado y vicerrector de la UBA, presentó un pedido en Senadores para tratar los proyectos solicitados. La ´parlamentarización´ del conflicto universitario es un operativo para retirar de la escena a estudiantes y docentes, protagonistas del proceso de lucha. Estos “proyectos” de los privatizadores de siempre no son garantía alguna de defensa irrestricta de la Universidad.
Mientras los rectores negocian con el gobierno, “por abajo” se procesa la conmoción que significó la gran jornada del 23. Rápidamente los estudiantes autoconvocados toman la iniciativa en proponer una ruta de asambleas y acciones.
Desde Política Obrera convocamos a profundizar la movilización y discutir en grandes asambleas la toma general de los establecimientos. El protagonismo docente y estudiantil, sus reclamos y sus métodos de lucha junto a la clase obrera es el que conducirá a la derrota del gobierno.