Huelga de hambre de los presos en Venezuela, crisis de gobierno y redoble represivo

Escribe Luciana Diaz

Tiempo de lectura: 3 minutos

Dos días después de iniciada la huelga de hambre de presos en medio centenar de centros de reclusión el pasado domingo, Nicolás Maduro decidió reemplazar a la vicealmirante Celsa Bautista del Ministerio de Servicios Penitenciarios, por el diputado de la Asamblea Nacional por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Julio García Zerpa.

Por lo menos 19 cárceles, incluidos cuatro anexos femeninos, y más de 30 calabozos policiales se han sumado a la protesta nacional ante el retardo judicial -que impide incluso la liberación de presos que ya cumplieron su condena- y el hacinamiento, hambre, falta de servicios básicos y corrupción generalizada. Los reclusos reclaman también que los trasladen a los penales de origen. En general, están tan lejos que las familias no pueden visitarlos y además, por la crisis energética, no los llevan a declarar, o cuando lo hacen se corta la luz, cuestiones que retrasan aún más los juicios. Durante las visitas las familias también denuncian ultrajes y humillaciones permanentes.

La situación de las cárceles es el extremo de una crisis humanitaria que asola a toda Venezuela.

Intrigas

El gobierno venezolano dejó trascender que la huelga habría sido iniciada por un expreso de origen colombiano que envió mensajes de texto. Sin embargo, según Infobae (16/06) la huelga fue impulsada por una operación para lograr la destitución de Celsa Bautista, quien responde al ministro del Interior, almirante en jefe Remigio Ceballos Ichaso, y su reemplazo por Julio García Zerpa, quien, según él mismo declaró, es “mano derecha” del diputado Diosdado Cabello, enfrentado con el anterior.

La crisis por arriba del gobierno chavista sale por todos los poros y se monta en la crisis por abajo, que deviene en una crisis humanitaria dentro y fuera de las cárceles.

García Zerpa inauguró sus funciones visitando la cárcel de mujeres y llevando flores de parte del presidente Maduro, en un acto que fue tomado como una burla, sin otro aviso de cambio que el anuncio de la extensión por media hora del horario de visitas durante el Día del Padre.

Aumento de la represión

Esta semana fueron detenidos tres colaboradores de Maria Corina Machado, la exdiputada derechista inhabilitada para ser candidata por la censura chavista, que se suman a un tendal de militantes presos y a los dirigentes opositores que se encuentran refugiados en la embajada argentina en Caracas. En el caso de los presos políticos, Amnistía Internacional denuncia que permanecen desaparecidos, torturados hasta que aparecen haciendo confesiones televisadas acusando a otros perseguidos, al estilo estalinista.

Los presos políticos no son sólo opositores, sino también exfuncionarios del Gobierno que terminan confesando conspiraciones o haciéndose cargo de hechos de corrupción. Con este método fue hallado culpable el exmilitar Ronald Ojeda, quien fue secuestrado y asesinado en Chile, donde se encontraba con asilo político. Este crimen está generando un conflicto diplomático, debido a que el gobierno de Maduro se niega a extraditar a los sospechosos que reclama la justicia chilena.

Este redoble represivo por parte de Maduro deja entrever que no está dispuesto a aceptar una derrota en las próximas elecciones a pesar de la crisis intestina que atraviesa a su gobierno, la crisis económica que alimenta las filas de los migrantes, el bloqueo económico por parte de Estados Unidos y las presiones de Lula para que haya elecciones libres.

Se esperan dos posibles maniobras por parte de Maduro: que en julio proscriba a alguno de los partidos que presentan al principal candidato opositor, Edmundo Gonzalez, para así dejarlo inhabilitado, o que suspenda las elecciones poniendo de excusa un conflicto bélico con Guyana, país con el que mantiene una disputa territorial por la región del Esequibo.

Por parte del imperialismo, hacerse de las reservas petroleras venezolanas se hace más urgente cuando se encuentra provocando una guerra mundial en Europa y en Medio Oriente.

El gobierno de Maduro, corroído por la corrupción, incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población, la sigue empujando a los brazos de la derecha.

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