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Luego de aprobada la “Ley Bases”, el gobierno de Milei ha profundizado la “reestructuración” del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA) con la publicación en boletín oficial del decreto 662/202. El propósito, indisimulado, es meter mano en los fondos destinados a la producción de películas. El decreto determina que el subsidio para la producción de películas no podrá exceder el 20% del Fondo de Fomento Cinematográfico -frente al 50% que estaba establecido en la ley anterior- ni el 50% del costo de producción total del proyecto. Supone un recorte drástico de fondos. Otro 20% del fondo de fomento será utilizado para cubrir gastos corrientes de estructura y funcionamiento del organismo, a criterio del presidente del INCAA. “Supone un avance hacia la discrecionalidad”, expresó el director Benjamín Naishtat en Página/12.
Desde su llegada a la presidencia del INCAA, Carlos Pirovano ha ejecutado centenares de despidos en toda la planta de trabajadores con distintos tipos de contratación precaria gestados durante los anteriores mandatos presidenciales. También ha propiciado cierres de programas comunitarios, recortes en los recursos destinados para las provincias y la suspensión del actual plan de fomento. El fondo de fomento no es presupuesto del Estado, sino que se nutre del 10% del costo de cada entrada vendida, el 10% del precio de venta de cada videograma grabado, el 25% de la recaudación que hace el ENACOM a partir de la radiodifusión, legados, donaciones, rentas, intereses, devolución de créditos, el dinero sin utilizar de años anteriores y cualquier otro ingreso no previsto.
En materia de fomento, precisamente, la nueva normativa exige como condición la acreditación de un financiamiento equivalente al monto solicitado, como se ha establecido en el Fondo Nacional de las Artes (que promueve proyectos en literatura, pintura, arquitectura, diseño, teatro, música y danza) y en el programa Proteatro que estimula la actividad teatral independiente de la Ciudad de Buenos Aires. La salvedad es que los costos de producción de una película, en general, superan por mucho los de otras actividades artísticas. Para la actriz Rita Cortese “lo que ocurrirá es que los realizadores que recién comienzan y necesitan apoyo del INCAA no podrán hacer sus primeras armas, entonces van a consolidarse aquellos proyectos ya consumados que tienen grandes producciones detrás. Si la experimentación en el cine se corta, vamos camino hacia la destrucción” (Página/12, 26/7)
Con el nuevo decreto, la cuota de pantalla -un pequeño cupo destinado a la proyección de producciones nacionales- ha quedado a consideración del presidente del INCAA. La cuota de pantalla era un módico recurso para sortear el monopolio de la distribución de las grandes productoras y cadenas de salas, concentradas en poquísimas manos.
El decreto denuncia “distintos tipos de contratación” en la planta laboral del INCAA. Actualmente existe una enorme cantidad de trabajadores y trabajadoras que se desempeñan bajo distintas modalidades de precarización laboral, como los contratos temporales o monotributo. Junto al despido de numerosos trabajadores, el gobierno “de la libertad” viene a consolidar estas formas de explotación precaria, como quedó expresado en el núcleo laboral de la “Ley Bases”, legadas por los anteriores gobiernos.
El decretazo viola además el funcionamiento de cogobierno de la institución, ya que ha avanzado sin reunir al Consejo Asesor, que no ha sido ni siquiera designado. El plan del gobierno sería propiciar la disolución del organismo.
Los funcionarios provinciales, representados en la Asamblea Federal, han dejado pasar la acción del gobierno sin formalizar ninguna queja. Los sindicatos (SiCA-CTA, SUTEP-CGT) tampoco han emitido pronunciamiento al respecto.
Sectores como ATE-INCAA junto al movimiento Unidos por la Cultura dieron pasos y espacios de organización y acción para defender los puestos de trabajo del INCAA, con asambleas numerosas, pero el movimiento ha refluido. Distinta ha sido la predisposición de la conducción de ATE-CTA que, ante la ola de despidos, ha boicoteado toda posibilidad de unidad en la lucha contra los despidos.
El ataque al cine, como a la salud, la educación, los derechos laborales y el medio ambiente, son parte de una reestructuración nacional integral reaccionaria, piloteada por Milei. Depende de las y los trabajadores la organización y lucha en las calles para liquidar esta ofensiva antiobrera.
Radiografía del vaciamiento de Cultura Por Valu Viglieca, 07/08/2024.