Escribe Marcelo Ramal
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Para los propagandistas del gobierno, el inicio del año fue dominado por la entrega de la cuarta parte del superávit comercial a los acreedores de la deuda pública. Ese pago usurario no pudo disimular, sin embargo, la crisis que envuelve a la coalición de hecho que permitió el ascenso de los liberticidas al gobierno -Milei-Caputo, de un lado, y Macri y el PRO, del otro-. El macrismo también viabilizó en el Congreso la batería de decretazos y vetos sobre los que se vertebró el gobierno libertario, junto a los gobernadores del pejotismo.
La disputa entre Milei y el macrismo estalló en torno a un punto sensible del aparato estatal -el control del padrón de grandes contribuyentes del ARCA o ex AFIP. Por un lado, el macrismo reveló que el actual subdirector del organismo, Andrés Vázquez, tiene un largo prontuario junto al kirchnerismo y sus cliques empresarias. Como réplica a esta denuncia, el aparato de difusión digital del mileismo aseguró que la AFIP del macrismo organizó el encubrimiento selectivo de los popes capitalistas de los K, como Cristóbal López y otros. Los funcionarios involucrados se defendieron asegurando que esa lista de protección era “más amplia”, o sea, que cubría al gran capital sin distingos de credo político. En cualquier caso, las denuncias cruzadas pusieron de manifiesto el manejo conspirativo del Estado por parte de todas las administraciones. Las cuentas y balances de las camarillas capitalistas pueden ser objeto de extorsiones recíprocas, pero constituyen siempre un secreto celosamente guardado para el conjunto de la población trabajadora.
La pelea de derechistas tiene otro capítulo importante en el control de los servicios de inteligencia, una cuestión que no se encuentra para nada separada de la información fiscal. La crisis de “inseguridad” (fuga masiva de presos) que estalló en la CABA, el reducto político del macrismo, derivó en el pasaje del ex K y exmacrista Diego Kravetz -según La Nación con “aceitados vínculos con la CIA y el Mossad”- a la vicejefatura de la ex SIDE. El gobierno liberticida pretende constituir una camarilla de “servicios” y espías estrictamente alineado con el eje Trump-Elon Musk. El telón de fondo de este acaparamiento del espionaje físico y digital es la guerra imperialista internacional. En el aspecto crucial de los “servicios”, el encuadre con la OTAN y el sionismo no admite administraciones “compartidas”.
La derecha pretendidamente republicana -que aboga por la “confluencia institucional” entre el PRO y la LLA- no se explica la contradicción entre los ataques a exfuncionarios macristas, por una parte, y las manifestaciones de Milei en favor de un acuerdo electoral en los comicios de 2025, por otra. En verdad, la camarilla libertaria se aprovecha del respaldo provisional a su gobierno por parte de los acreedores de deuda para chantajear a fondo al macrismo. El llamado de Milei a un “frente común” fue sucedido por la convocatoria a sesiones extraordinarias, que se concentrarán en dos cuestiones: la eliminación o suspensión de las PASO y la aprobación en el Senado del pliego de los jueces Lijo y García Mansilla. Milei y Caputo exigirán al macrismo la aprobación de estas iniciativas como condición de un eventual acuerdo electoral, el cual, de todos modos, estará por verse. Macri sería forzado a otorgarle un cheque en blanco al Gobierno, sin garantía alguna de un acuerdo electoral posterior. Pero la eliminación de las PASO le impide al PRO concurrir con su propia lista a ese hipotético acuerdo: los dirigentes macristas deberían ingresar de a uno en las boletas oficialistas para las generales de octubre. El principal argumento de Macri para impulsar la alianza derechista es la necesidad de “derrotar” al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Los libertarios, en el ínterin, esperan sentados el desarrollo de la crisis en el pejota-kirchnerismo, además de la posibilidad de listas fracturadas entre la facción de Cristina y la de Kicillof, en particular, si se eliminan las PASO. Cristina juega su destino político junto al judicial, el cual depende de la composición de la Corte Suprema. Por lo tanto, en el Senado y en Diputados, el kirchnerismo también negocia las dos cuestiones en juego de las extraordinarias (las PASO y la composición de la Corte).
En el seno del macrismo, quien respondió a la “convocatoria” electoral de Milei fue su vocero económico, Hernán Lacunza, que le antepuso “un conjunto de condiciones y acuerdos de programa”. Sin mencionarlo, puso de manifiesto las disputas que el derrotero económico de Milei-Caputo han despertado dentro de la clase capitalista, en particular, en el sector que fue la base social del macrismo y que acompañó electoralmente a Milei en 2023: la burguesía agraria. Según la prensa, la dirigencia cordobesa del PRO -ampliamente ligada al “campo”- puso el grito en el cielo en torno de un acuerdo electoral “sin principios” con Milei. Deben entenderse estos “principios” como el compromiso de una devaluación y/o la eliminación de las retenciones. Otro cordobés, Domingo Cavallo, acaba de reclamar un 30 % de depreciación del peso y el levantamiento inmediato del cepo. Refrendando este reclamo, el grupo Grobo -dominado por un fondo internacional- amplió el pagadiós de hace semanas atrás con el incumplimiento en el pago de otros vencimientos. La crisis agraria y de la industria ligada de uno u otro modo al “campo” es parte del telón de fondo en la lucha de buitres que separa a Milei de Macri. La persistencia en el actual esquema cambiario y deflacionario, por parte de Milei-Caputo, redoblará este choque y también la presión contra el salario, como acaba de ocurrir con el rechazo a la homologación de acuerdos (UOM, Comercio).
La caracterización de estos choques por “arriba” es muy importante para los luchadores obreros. Pone de manifiesto los verdaderos intereses del elenco político que se envuelve con las banderas de la “libertad” o la “república”: el control de los aparatos de delación y represión estatal, con el propósito final de utilizarlo contra las masas y su derecho a luchar, además de colocar al Estado argentino como peón del imperialismo en la guerra internacional en curso. La revelación de este “estado de servicios” pone también el dedo acusador sobre los “nacionales y populares”, que participan de este juego de encubrimientos y complicidades. Es necesario explotar estas fracturas -que tendrán un escenario importante en el proceso electoral- para reforzar la agitación política y la convocatoria a desarrollar una vanguardia obrera y socialista organizada en partido.