Camioneros: Hugo Moyano consolida la destrucción del salario.

Escribe Fabián Pacheco

Camioneros: Hugo Moyano consolida la destrucción del salario.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Se acaba de firmar la paritaria de Camioneros. El acuerdo entre el sindicato y las cámaras patronales establece un incremento en tres tramos: 1,2 % en marzo,1 % en abril y 1 % en mayo. Se acordó además una suma no remunerativa de $ 13.240 a cobrar en marzo, pasando a formar parte del básico a partir de abril, esto último como “compensación por lo perdido” en la paritaria anterior.

De esta forma, Moyano acaba de firmar el acta de defunción de los acuerdos paritarios que ya había insinuado en el trimestre anterior, cuando se bajó del 15 al 5,8 % en línea con los techos impuestos por el Gobierno. Sin embargo, el derrotero de los acuerdos a la baja del moyanismo viene de larga data y ha provocado una caída histórica del sueldo camionero, que lo lleva hoy a orillar la línea de pobreza.

En este sentido, sólo en la paritaria anterior, la pérdida frente a la inflación del primer trimestre fue de más del 3 %, si diéramos por ciertos los indicadores del gobierno que descartan parámetros de medición que elevarían el promedio significativamente, sobre todo en el rubro de servicios que tienen un impacto enorme en la canasta familiar y no son tenidos en cuenta en la medición oficial, pero que colocan las necesidades esenciales de una familia trabajadora tipo en el orden de ingresos mensuales por arriba de los 2 millones de pesos. Es por eso que los miserables $13.240 de “recomposición salarial” son una burla al bolsillo de los trabajadores camioneros, cuyo salario promedio ronda el millón y medio sumando premios de viático y comida, algún acuerdo por empresa y horas extras, muchas horas extras.

La entrega del salario y los negocios familiares

Desde la pandemia, la crisis precedente de los obras sociales se profundizó al punto de la quiebra y el consiguiente derrumbe de la atención para los afiliados. El desfalco es el resultado de los negociados de la burocracia, por un lado, y la caída general del salario por el otro, agudizado en la última década y media bajo todos los gobiernos.

La reducción o inexistencia de especialidades para los afiliados es desesperante, quienes son lanzados a la atención de una salud pública vaciada. En el caso de la obra social de camioneros (OSCHOCA) es ilustrativa la responsabilidad de Hugo Moyano no solo porque es la cabeza del sindicato, sino porque además la empresa gerenciadora es propiedad de su esposa.

Es así que, desde mediados de 2022, cada negociación paritaria viene acompañada del reclamo de fondos frescos provenientes de las arcas patronales. En las últimas dos paritarias, Moyano acordó la suma de 17.000 pesos por trabajador lo que representa unos 3.500 millones de pesos mensuales. Sin embargo, estos acuerdos no han implicado una mejora en la atención y, por el contrario, la situación ha empeorado.

Se cae de maduro que el dinero que inyectan las patronales a las arcas de la obra social son un condicionante de primer orden en las negociaciones y una de las causas principales de la entrega del salario, por eso el Gobierno avala sin problemas esos acuerdos en función de garantizar un techo a los aumentos. De este modo, el financiamiento de la obra social pasa a depender en gran medida de esos acuerdos y no de los aportes de los afiliados que cada vez ganan menos.

Otro punto a destacar es que para las patronales es más conveniente ceder el aporte directo a la obra social en detrimento del salarial, ya que le representa un menor gasto. El de la obra social es directo y en carácter de donativo, mientras que el aumento paritario es acumulativo tanto en cuestiones como el pago de la antigüedad, o como en las cargas sociales que deberían pagar ante salarios cada vez mayores. Mientras tanto, para la burocracia la salud es un negociado que les permite hacer caja a costa de la salud de los trabajadores.

El acuerdo se produce pocos días después del anuncio del paro de la CGT para el 10 de abril, formalmente convocado “contra el tope a las paritarias”. Moyano ha venido a desmentirlo, con este misérrimo aumento.

El rol de la burocracia moyanista no es más que una muestra del papel general que juegan las conducciones burocráticas en su conjunto, frente al gobierno antiobrero de Milei. Es indudable que cualquier intento serio de organización independiente y clasista de los trabajadores debe partir de una denuncia descarnada y sin concesiones a estas direcciones sindicales burocráticas, que no tienen para ofrecer más que la ruina para el salario y las condiciones de trabajo.

En este aspecto resulta necesario la autoorganización independiente de los camioneros para terminar con este orden de cosas.

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