Escribe Marcelo Ramal
El ingreso del grupo Río Tinto al Salar del Rincón.
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Los funcionarios del gobierno de Sáenz han saludado con bombos y platillos la llegada del Grupo Río Tinto a la provincia de Salta. El grupo anglo-australiano, en efecto, ha pasado a ser operador y controlante del Salar del Rincón, donde promete una inversión de 2.500 millones de dólares para la producción de carbonato de litio. La información oficial, sin embargo, omite decir que esta empresa internacional llega a Salta y a la Argentina como consecuencia de una operación de carácter global. Río Tinto adquirió la operación mundial de otra minera, Arcadium Lithium. Como consecuencia de ello, la compradora se quedó con Rincón del Salar -antes operada por Arcadium- y con actividades mineras de cobre y oro en la provincia de San Juan. Río Tinto ha pasado a ser la principal operadora de litio en el país, y la segunda productora del mundo.
Las fusiones y adquisiciones en el negocio mundial del litio han sido precipitadas por la fabulosa caída en el precio del mineral, desde 80.000 a 12.000 dólares la tonelada, como resultado de la sobreproducción mundial y la caída de la demanda china. Los quebrantos producidos por este derrumbe expulsan del mercado a los productores más débiles, a expensas de los grupos con mayores “espaldas” para concentrar el negocio y “copar” yacimientos y salares a la espera de una reversión del mercado mundial. En Salta, Río Tinto ha anunciado la duplicación de los actuales niveles de producción de Rincón, pero hacia el año 2028. Vista la depresión mundial de precios, la expectativa de una reactivación más temprana es muy incierta.
Sin perjuicio de ello, Río Tinto ya se aseguró beneficios extraordinarios para el Salar del Rincón. Después de reunirse tres veces con Milei y cortejar a los funcionarios de Sáenz, Río Tinto logró ingresar al RIGI, obteniendo ventajas excepcionales en materia de remisión de utilidades al exterior, retención de las divisas de la exportaciones y beneficios impositivos, por caso, la “amortización acelerada”. Por este mecanismo, que constituye un fraude contable “consentido”, la empresa puede descontar de sus balances la depreciación de sus inversiones antes de que el desgaste de las mismas efectivamente tenga lugar. Y, de ese modo, reducir ficticiamente sus utilidades y pagar menos por el impuesto a las ganancias. Este cheque generoso fue extendido por Milei-Saenz por una “inversión” -la compra de Rincón- que ¡hubiera tenido lugar de cualquier modo!, porque fue motivada por una fusión de alcance mundial.
Lo que ni Sáenz ni Milei han revelado, por cierto, es que este mismo grupo Río Tinto ha sido repudiado por movilizaciones masivas en la república de Serbia. En este país, centenares de miles de estudiantes y campesinos ganaron las calles en los últimos meses. Entre las principales razones del repudio al presidente derechista Alexander Vucic, se encuentra la oposición a que Río Tinto lleve adelante su proyecto de explotación de litio en el valle de Jadar. La población de esa región, que cuenta con un rico patrimonio agrícola, teme su completa depreciación a causa de la utilización abusiva de agua y de la contaminación ambiental que causarían la explotación de litio. Río Tinto viene preparando su desembarco con la compra de fincas en esa región serbia. Pero como el proyecto se demora, hay una legión de casas en completo abandono desde al menos cuatro años.
Vucic aspira a que el proyecto de litio sea la puerta de entrada de Serbia a la Unión Europea. Aunque el consumo de litio para el mercado de autos eléctricos está en crecimiento, ninguno de los países de la UE quiere hacerse cargo de la provisión de litio, por sus graves efectos ambientales. En este cuadro, la UE pretende que países como Serbia actúen como basureros del continente. Por esta y otras razones, en las últimas semanas las protestas contra Vucic lanzaron a centenares de miles de serbios a las calles.
Río Tinto se ha quedado ahora con el proyecto de Rincón, cuya capacidad potencial de producción de litio parece cercana a la del cuestionado emprendimiento de Serbia. No hay porqué suponer que los procedimientos de producción resulten diferentes a los que en este momento son objeto de rechazos masivos en Europa. Mientras que debe esperarse un enorme pasivo ambiental en puerta, los beneficios del proyecto lograrán, RIGI mediante, quedar afuera del país.
En sus primeros pasos en la provincia de Salta, la actividad minera ha reflejado todos los vaivenes de la crisis mundial y el derrumbe de precios. Las empresas operadoras redujeron su producción, licenciando o despidiendo a trabajadores de acuerdo a esas fluctuaciones. Ello significa que el régimen laboral de las mineras responde a las necesidades de los monopolios mineros: a través de la tercerización y la subcontratación en condiciones precarias, los que pagan los cimbronazos del mercado mundial terminan siendo los trabajadores.
Milei y Sáenz, en definitiva, quieren hacer de Salta un “vertedero” de los monopolios mineros del planeta, y ofrecen hacer de la provincia una verdadera zona franca, en materia de impuestos y precariedad laboral.
Para quebrar esta pretensión, se impone la nacionalización integral de la “cadena” de litio (Salares, plantas de tratamiento), bajo la dirección de sus trabajadores y técnicos. Solo de ese modo podrá establecerse un régimen de producción en equilibrio con el medio ambiente, y un régimen laboral que asegure salario y estabilidad a sus trabajadores. En lugar de la evasión de divisas y beneficios promovida por el Estado, la nacionalización permitiría constituir un fondo de recursos para asegurar el equilibrio ambiental y la estabilidad laboral de los trabajadores mineros.