Transporte: un paro contundente y activo

Escribe Pablo Busch

Los choferes discuten en asambleas la huelga general.

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Finalmente, el paro de la UTA dejó de ser un amague y se hizo efectivo después de meses de dilaciones. El impacto de la huelga ha sido contundente.

La UTA se vio forzada a rechazar el bono del Gobierno, 70 mil pesos, y negociar un aumento del 6% por cinco meses, por temor a una rebelión... El paro de la empresa Almafuerte, las asambleas de la 60, el petitorio impulsado por los delegados de la 39 y otras líneas y la movilización de choferes a las puertas del sindicato, dan cuenta de un clima insurgente, que se puso de manifiesto en la contundencia de la huelga.

Los choferes terminaron protagonizando un paro que la UTA no pretendía hacer. La UTA no llamó a parar a los choferes de chárters, ni a organizar piquetes para garantizar que no circulen colectivos de ningún tipo. Algunas patronales ofrecieron un bono de “carnereaje” de $30.000 que fue masivamente desoído. A los delegados, la burocracia les otorgó libertad de acción: convocó a parar a los que querían parar y libertad de trabajo a los que no parasen. A este paro que Fernández retaceó, hay que sumar el llamado a carnerear la huelga de Bustinduy, oposición en la UTA a Roberto Fernández con predominio sobre las líneas del grupo Dota. La huelga pasó por arriba de todos estos escollos.

Las salidas a esta crisis que se ofrecen desde el campo de la patronal son intolerables. Las empresas plantean que un aumento (un básico de 1,5 millones de pesos) llevaría el boleto mínimo a 1500$ (hoy en 500$). En el mismo país en el que se discute un salario mínimo de menos de 300 dólares, los monopolios del transporte quieren llevar el boleto a casi un dólar y medio.

El paro de la UTA fue convertido en activo por los choferes de las líneas: la 60 realizando piquetes en Ingeniero Maschwitz y en Puente Saavedra; la 440 y otras líneas piquetes en acceso Oeste y Ruta 23. Los choferes movilizados a las sedes del sindicato en el día de ayer para que no se levante la huelga, al grito de “que se vayan todos”. Los trabajadores de la línea 60 emitieron un comunicado que reclama plenario de delegados para discutir un plan de lucha, además de un salario básico de 2,5 millones de pesos y de denunciar al Gobierno por el cepo a las paritarias.

Recorre a las líneas un clima de rebelión, pero no únicamente entre los choferes: entre los siderúrgicos, los ferroviarios, los docentes, los estatales se está cocinando la misma salsa. El plan económico del Gobierno, que pretende no homologar paritarias por arriba del 1%, es inviable, porque lleva a un “argentinazo” obrero.

Por asambleas por línea que voten acciones y planes de lucha en una perspectiva inmediata de huelga indefinida, por coordinadoras por zona y un Comité de Huelga, que imponga un salario mínimo de dos palos y medio.

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Paro nacional de la UTA: ¿otro amague más? La situación explosiva de los trabajadores del transporte. Por Pablo Busch, 05/05/2025.

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