Escribe Comisión Sindical de Política Obrera
El carácter de la crisis y su salida.
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Maximiliano Bronzuoli (Maxi), Secretario Gremial del SUTNA, y Fernando Rey Martínez, Secretario Tesorero, han renunciado a la Lista Negra que dirige el Sindicato, junto a dos delegados de las seccionales de Merlo y a un secretario de base. Bronzuoli es fundador de la Lista Negra, desde la cuna de la seccional San Fernando y la conquista de la dirección del sindicato nacional, hasta la actualidad
En un texto dirigido “a los trabajadores y trabajadoras del gremio del neumático; a la conducción del Sindicato (SUTNA)” y “a la opinión pública en general” desarrollan denuncias severas:
“Divergencias Metodológicas y Falta de Democracia Sindical”
“Abandono y Complicidad ante los Despidos Masivos”
“Manejo Discrecional y Falta de Transparencia en los Fondos Sindicales y de la Obra Social”.
Luego de “declara(r) nuestra ruptura definitiva con la conducción del SUTNA”, plantean “la defensa irrestricta de cada puesto de trabajo y el freno a cualquier nuevo intento de despido y ajuste. Una reforma del estatuto sindical” (representación de las minorías, transparencia en el manejo de gastos de los fondos sindicales, limitación de mandatos de las directivas nacional y seccionales, rotación de los cargos, que las decisiones se tomen en asambleas, lucha por aumentos salariales y condiciones dignas de trabajo, unidad de acción con otros sectores de trabajadores). Al final plantea recuperar el sindicato que oficialmente se declaraba “recuperado” de la vieja burocracia de Pedro Wasiejko.
En el desarrollo de la declaración se destaca la responsabilidad que atribuye al Partido Obrero por “la agenda burocrática y sectaria” del sindicato. Aunque no se extiende sobre esta suerte de complicidad metodológica, se entiende que es una referencia al número de afiliados del aparato del PO que trabajan (y cobran) en la administración del sindicato. De una naturaleza definitivamente más grave es la combinación que se desprende de la declaración, entre la agenda burocrática del aparato del PO y la falta de transparencia en cuanto a los fondos sindicales. Hace sólo un mes, una asamblea reducida aprobó la Memoria y Balance del Sindicato y de su Obra Social, firmada por el contador registrado del SUTNA, Pablo Heller, otro protagonista transescénico del mismo aparato. Los firmantes, de todos modos, “exigen conocer en detalle el estado financiero y el uso que se le da al patrimonio colectivo, algo que sistemáticamente nos ha sido negado” (negritas nuestras). Esta denuncia, que tiene además la firma de un secretario tesorero de la directiva, está señalando a Heller como responsable de irregularidades, que pueden ser administrativas, financieras y seguramente políticas, y que en todo caso amerita la formación de una Comisión Investigadora, a la que los firmantes deberán aportar las pruebas. El Partido Obrero ha sido desvirtuado de su legado histórico y político por su aparato, y es sospechado de su reputación moral dentro de una organización sindical.
Bronzuoli y los co-firmantes, sin embargo, representan la leva última (demorada, se diría) de un numeroso éxodo de miembros de la directiva del SUTNA y de delegados fabriles, en los dos últimos años, que han hecho denuncias similares. Han asistido, por lo tanto, a la ola de despidos que denuncian y a la falta de resistencia del sindicato. La acefalía de facto del Sindicato –un hecho insólito en el sector sindical que se reivindica antiburocrático- aparentemente sería resuelto en una convocatoria electoral próxima, que sería muy traumática y podría superar el ausentismo que se vio en las elecciones de legislaturas.
El texto incursiona en una reforma de los estatutos en términos muy similares a los que expuso en las elecciones de su sindicato la Lista Naranja de FOETRA. Si pretende servir de programa deberá reunir mucha más adherentes que suscriban la rotación sindical con el trabajo de fábrica. Dada la larga historia del sindicalismo estatizado y de colaboración de clases en Argentina, es necesaria una fuerte formación de militantes obreros en esta concepción clasista, para tener direcciones revolucionarias. Ningún sindicato con direcciones de características izquierdistas cumple con este programa. La burocracia está vigente en todos y todas.
Maxi Bronzuoli, con todo derecho, ha anunciado hace poco tiempo, junto a otros dos compañeros, su afiliación al Partido Piquetero, que dirige Juan Marino, diputado nacional en la UxP. Es una agrupación kirchnerista que se inclinaría por Kicillof en la disputa interna del peronismo. No sorprendería que Marino reivindique la independencia política de los trabajadores, como parte de un bagaje distorsivo, o sea mentiroso, que incluye la reivindicación de un “trotsko-kirchnerismo” que abusa de la opinión pública. Es el retrato de un carrerista. Estamos convencidos de que el kirchnerismo, Kicillof y otros de este tipo querrían barrer con todo resabio clasista en el SUTNA. Al final de cuentas, la denuncia de los compañeros, de que la directiva del SUTNA se acopló con el Ministerio de Trabajo bonaerense de Walter Correa para no luchar en forma consecuente contra los despidos, confirma el carácter contrarrevolucionario del kirchnerismo.
Los firmantes no dicen una palabra sobre el gran conflicto acerca del régimen laboral que ha impuesto Madanes con Alejandro Crespo y el ‘informal’ Rodríguez luego de dos tentativas fracasadas por el rechazo masivo, casi unánime, de dos asambleas a ese régimen laboral. El compañero Bronzuoli estuvo a favor, en este punto, con la posición de la directiva y de Crespo. El texto, sin embargo, no reclama el reparto de las horas de trabajo o la reducción de la jornada laboral. En el punto crucial de la precariedad laboral y la flexibilización del trabajo –eje de los ejes en toda la clase obrera mundial– el texto está en falta. Madanes, Marino, al igual que el kirchnerista Correa, un amigo de Wasiejko, y la patriótica CFK tienen en común con Milei el planteo de ‘reformar’ el derecho laboral.
Desde Política Obrera, nuestro partido, nos ofrecemos a un debate fraternal, porque no debemos permitir que la labor destructiva del aparato del Partido Obrero sea funcional a una derrota estratégica del SUTNA. En los boletines internos del Partido Obrero de 2016 y 2017, o sea desde hace una década, advertimos contra una política de aparato que llevaría a esta situación. Ya hicimos una mesa redonda con Bronzuoli, Osores y delegados de la Alimentación y el Subte. Para evitar el derrumbe del SUTNA, nos debemos un debate esclarecedor.
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