Escribe Olga Cristóbal
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Más de 200 aviones de combate israelíes bombardearon durante la noche del 12 al 13 de junio instalaciones militares, centrales nucleares y -aunque Israel olvidó mencionarlo- edificios y zonas residenciales de la capital iraní, Teherán, y otras regiones del país de los ayatollahs. Esta madrugada, una segunda ronda de bombardeos se centró en la ciudad de Tabriz y el noroeste del país. El objetivo declarado es destruir la capacidad de Irán de construir armas nucleares.
Las fotos muestran edificios de viviendas en llamas y cadáveres de gente común y niños dispersos en las calles.
El gobierno israelí dañó el sistema de defensa aérea iraní durante sus ataques el año pasado y había planeado durante meses aprovechar la debilidad de Teherán para avanzar.
El ataque le costó la vida a la plana mayor de los científicos nucleares. Irán confirmó el asesinato de los más relevantes, Mohammad Mehdi Tehrani y Fereydoun Abbasi.
También murieron una veintena de comandantes, entre ellos al jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hossein Salami; el jefe del Estado Mayor de las FF.AA. y los comandantes de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria, el del comando de drones y el del comando de defensa aérea.
El reactor de Natanz, la mayor planta de enriquecimiento de uranio, fue bombardeado en los dos ataques. Israel asegura que tiene “daños significativos”. Sin embargo, apunta Haaretz, no parece que haya alcanzado “otras instalaciones nucleares, en particular Fordow, que se encuentra a mayor profundidad” y se considera más difícil de alcanzar. “Todavía queda mucho por hacer para lograr el objetivo declarado de Israel de destruir la capacidad de Irán de desarrollar armas nucleares”, advierte.
Netanyahu avanzó, aunque funcionarios estadounidenses e iraníes tenían previsto celebrar una ronda de conversaciones sobre el programa de enriquecimiento de uranio de Teherán en Omán, el domingo. Omán acusó al gobierno israelí de "intentar obstruir de forma deliberada el proceso diplomático y provocar un conflicto". De hecho, Trump había alertado respecto de una avanzada de Israel: "No quiero decir que sea inminente, pero podría suceder".
A las condenas se sumó Arabia Saudí, que denunció "las flagrantes agresiones israelíes contra el hermano Irán", algo que "socava su soberanía y seguridad" y que "supone una clara violación de las leyes y normas internacionales". Otro tanto hicieron Turquía, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.
Como ocurre con la masacre sionista en Gaza y la ocupación del sur de El Líbano y Siria, nadie en el mundo árabe piensa pasar de las declaraciones.
El gobierno iraní informó que la cúpula militar ha sido reemplazada y aseguró “al pueblo que la respuesta de sus soldados a los comandantes, perpetradores y partidarios de este ataque será dura y devastadora".
El canciller Abbas Araqchi ha calificado de “declaración de guerra contra la República Islámica de Irán” los ataques de Israel, al que tildó de ser el “régimen más terrorista del mundo”.
“Estas acciones coordinadas equivalen a una declaración de guerra contra la República Islámica de Irán y forman parte de un patrón de conducta ilegal y desestabilizadora por parte de Israel en la región, lo cual representa una grave amenaza para la paz y la seguridad internacionales”, expresó en un comunicado.
Esta mañana Irán lanzó un centenar de drones que en su mayoría habrían sido interceptados por Israel y por Jordania. Apenas comenzó el bombardeo israelí, el gobierno jordano había advertido que estaba del lado de los sionistas: “No permitiremos que se viole nuestro espacio aéreo y no seremos campo de batalla de ningún conflicto”. Patético.
Benjamín Netanyahu, exultante, aseguró que la operación León Ascendente contra Irán, duraría “cuanto sea necesario”, augurando una operación de largo aliento.
En el mismo sentido, un portavoz militar, Effie Defrin, dijo que Israel debe prepararse para “una operación prolongada en Irán” y que su ofensiva contra el país árabe responde a un “plan ordenado y gradual”.
Inmediatamente después de que se produjera el primer ataque, el secretario de Estado yanqui, Marco Rubio, escribió que había sido una decisión “unilateral” de Israel y que su país no había participado. “Nuestra principal prioridad es proteger a las fuerzas estadounidenses en la región”, dijo. Y amenazó: “Seamos claros: Irán no debe atacar los intereses ni al personal estadounidense”.
Apenas unas horas antes de los ataques, Trump había instado a buscar una solución diplomática a las tensiones. Sin embargo, fue más que entusiasta: calificó de “excelente” el ataque y advirtió que las tropas israelíes continuarán atacando. “Fueron atacados con fuerza, mucha fuerza. Y hay más por venir, mucho más”, aseguró a ABC News.
También dijo que si Irán no pactaba sobre su programa nuclear, los nuevos ataques serían “aún más brutales”. “Irán debe firmar un pacto antes de que no quede nada”, ha escrito en su red social, proponiendo una rendición incondicional. “Estados Unidos fabrica el mejor y más letal equipo militar de todo el mundo, POR MUCHO, y que Israel tiene mucho de él, con mucho más por venir, y saben cómo usarlo. Algunos iraníes de línea dura hablaron con valentía, pero no sabían lo que estaba a punto de suceder. Todos ellos están MUERTOS ahora, ¡y sólo empeorará! (…) Irán debe llegar a un acuerdo, antes de que no quede nada, y salvar lo que una vez fue conocido como el Imperio Iraní”.
Para los iraníes, apunta Haaretz, “esas palabras ahora parecen una trampa urdida conjuntamente por israelíes y estadounidenses, y la probabilidad de que regresen a la mesa de negociaciones con esta administración parece muy baja”.
El miércoles, Estados Unidos había retirado al personal estadounidense de la región porque “podría ser un lugar peligroso”.
En un primer balance del escenario abierto por Israel, el New York Times opina que Netanyahu “ha dejado de lado la cautela” y que el ataque “probablemente desencadene semanas -o más- de agitación en toda la región”.
Al hacerlo, agrega, “Netanyahu tiene motivaciones de corto plazo: interrumpir las negociaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán y evitar la expansión inmediata del programa nuclear iraní”. Sin embargo, dice, “corre el riesgo de arrastrar a la región, e incluso a Estados Unidos a un conflicto, justo cuando enfrenta una gran agitación interna en su país y una creciente censura internacional por su gestión de la guerra contra Hamás en Gaza”.
Michael Koplow, analista del Israel Policy Forum, un grupo de investigación con sede en Nueva York, apunta que la presidencia de Trump le dio la oportunidad de “abordar el programa nuclear iraní mediante la acción militar”.
Si logra debilitar seriamente a Irán, Netanyahu -un cadáver político después del ingreso de las milicias palestinas a Israel- podría reforzar su posición de cara a las elecciones generales del próximo año, concluye Koplow.