Rebelión docente en San Martín

Escribe Carlos Suárez

La violencia estalla en las escuelas y la burocracia sindical mira para otro lado.

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El 26 de noviembre, a la salida del turno mañana, tuvo lugar un hecho que condensó la descomposición social que atraviesa la escuela pública: una madre atacó de manera brutal a Karina, maestra de 3°, hasta dejarla con el rostro desfigurado y con riesgo de perder la visión de un ojo. La agresión se produjo luego de que la docente enviara, por los canales institucionales, la foto del acta de una riña entre su hijo y otro alumno. La respuesta fue un golpe salvaje y sin palabra previa. De no haber intervenido docentes y auxiliares, la escena podría haber terminado en una tragedia mayor.

Por la tarde, los gremios del FUDB anunciaron un paro y una movilización desde Plaza Alem hasta la Jefatura Distrital para el jueves 26. Allí convergieron cerca de tres mil docentes en busca de una respuesta inmediata y concreta frente al ataque. Lo único que obtuvieron fue el consabido libreto burocrático: respaldo formal a la denuncia contra la agresora y el “protocolo” de reparación y resguardo, una formalidad que nunca se cumple y que se archiva bajo el polvo de los expedientes.

Frente a esta nueva estafa administrativa, la docencia -en forma autoconvocada- resolvió marchar hacia la sede de Inspección. Las inspectoras se negaron a descender para dialogar; en su lugar enviaron a un estudiante secundario, que se presentó como militante de la UES y habló en nombre de la Dirección General de Escuelas. La maniobra provocó la indignación de la docencia, que se encontró una vez más ante el vacío gremial y el contubernio entre la Jefatura Distrital y los sindicatos del FUDB. Como respuesta, se definió la realización de un semaforazo para el día siguiente.

La violencia en las escuelas crece al ritmo de la descomposición del régimen social que gobierna la vida cotidiana. La acción autoconvocada de un sector de la docencia de San Martín representa un paso en la dirección de una iniciativa independiente, desde abajo, que desborde a una burocracia sindical cómplice del derrumbe educativo, de la licuación salarial y de la creciente violencia que recae sobre los trabajadores de la educación.

Es necesario que esta autoconvocatoria avance en la elaboración de un programa propio de acción y lucha. Ese programa debe partir de una herramienta estratégica: la asamblea y la huelga general, para poner fin a los atropellos y oprobios que sufrimos día tras día en las escuelas.

La docencia de San Martín abrió un camino. Ahora se trata de desarrollarlo la organización independiente, programa propio y huelga general. Solo así podremos quebrar la impunidad de la burocracia, de la patronal estatal y de un régimen en descomposición que descarga su violencia sobre los trabajadores.

VER LA SIGUIENTE ENTREVISTA:

Docencia | Carlos Suarez en Radio con Vos 28/11.

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