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Pasaron dos semanas desde que se realizara el encuentro del Plenario Sindical Combativo, en un intento de revivir el espacio luego de largos meses de inactividad. De esta reunión se desprendieron una serie de resoluciones que, en conjunto, pueden reducirse a la participación del PSC, con su bandera propia, en las movilizaciones que se realizaron contra el acuerdo con el FMI. Desde Política Obrera advertimos acerca de los límites de una convocatoria de aparatos, destinada a actualizar disputas faccionales.
Inmediatamente después del plenario, el PO se apresuró a destacar lo previsible: “resultó un éxito”, (Pitrola en Prensa Obrera). Entre otras cosas, señaló que “marca un rumbo frente a la nueva situación del movimiento obrero” (?), destacó “el espíritu de desarrollo que dominó el encuentro en todas las intervenciones de todos los sindicatos (?) y corrientes político sindicales que lo componen”, que se erige “como un punto de referencia frente a todas las alas de la burocracia sindical”, etc. Pitrola no dice nada sobre “la nueva situación” y confunde a “los sindicatos” con dirigentes que asistieron al evento sin mandato. Pitrola plagia el método que usa la burocracia para informar de sus reuniones.
La conclusión de Pitrola no es la misma, sin embargo, que la de los otros partidos del FIT-U. Diez días después de la reunión, el PTS publicó un balance que no deja piedra sin criticar. En primer lugar, rechaza la propuesta que llevó Alejandro Crespo para organizar una campaña por paritarias que superen la inflación. El PTS justifica su rechazo en los siguientes términos: “Es muy probable que el SUTNA, como los ferroviarios, los trabajadores del subte, algunas metalúrgicas, bancarios, aceiteros, petroleros, etc… logremos este año ese objetivo [paritarias que superen la inflación] sin necesidad de dar pelea alguna (textual). Las luchas duras que vimos por salario fueron en las provincias (salud de Neuquén, vitivinícolas en Cuyo) justamente donde va a pegar el ajuste, en las provincias, en ramas menos beneficiadas por el ciclo económico (sic)”.
Para el PTS los sindicatos “fuertes” del PSC deberían luchar para que “los trabajadores que mantienen sus conquistas apoyen con todo a los que luchan por no perderlas o a los que quieren llegar a lograrlas”. El planteo suena desquiciado, empezando por el pronóstico de que “es muy probable que algunos sindicatos no tengan que pelear”, un verdadero ´hallazgo histórico´ en la literatura obrera, no digamos trotskista. ´Tranqui, cumpas, este año, si dios quiere, no tendremos que pelear´. De esto resulta que, al menos en una serie de sindicatos, la situación de la clase obrera ha mejorado, al menos, de nuevo, desde 2015 hasta ahora. Si esto tuviera algún atisbo de realidad, el gobierno de los Fernández no representaría el ajuste ni la política del FMI, ni la política del FMI perjudica a una parte numerosa del sindicalismo. ´Se puede vivir con el Fondo´, sería la conclusión, como lo es también la de Martín Guzmán. El básico en estos sindicatos igualaría, aparentemente, el costo de la canasta familiar y el resto de las categorías lo superaría cómodo. Estamos hablando de una escala que arranca de los 160 mil pesos. ¿Se refería a esto Pitrola cuando señalaba la “nueva situación del movimiento obrero”?
El otro punto no es menos llamativo. ¿Es correcto el planteo de paritarias que superen a la inflación desde la paritaria previa? El objetivo de los sindicatos no debería ser marcar el paso en el mismo lugar, sino mejorar el nivel material y moral de la vida obrera. Las condiciones habitacionales, ambientales, educativas y sanitarias de la clase obrera son malas. La productividad del trabajo ha crecido inmensamente en beneficio del capital. En Argentina, marcar el paso es aceptar, además, una confiscación salarial colosal desde el estallido de la crisis de finales de 2017. En lugar de marcar los límites sociales inaceptables del planteo de paritarias con un plus sobre la inflación (¿pasada, presente o futura?), Izquierda Diario se vale de un argumento mil veces esgrimido por las grandes patronales: ´nosotros podríamos pagar salarios más altos, pero rechazamos hacerlo para evitar que los convenios colectivos perjudiquen a las Pymes y los empresarios excluidos del ciclo económico´. De aquí parte el planteo patronal del sindicato por empresa. Para unir a la clase obrera a través de la lucha es necesario un planteo único -común a toda la clase-, y uniforme en el caso de los sindicatos industriales o únicos. El defecto fundamental de toda esta discusión abstracta y bizantina, en el mencionado plenario, es que la línea de acción no parte de una caracterización de la situación tomada en su conjunto -nacional e internacional-, sino de circunstancias parciales y aisladas, vinculadas a conveniencias de una u otra facción. Por eso no figuró en la agenda un planteo acerca de la crisis política y las tareas de los trabajadores, ni se abordó la unidad del movimiento sindical con el de los desocupados, ni la convocatoria de un congreso obrero, a partir de los sindicatos mencionados – ferroviarios, subte, neumáticos, metalúrgicas, aceiteros y los sindicatos simplemente inscriptos en numerosas ramas de la industria y el agro. Se habló de “luchas duras” pero ni se mencionó la huelga, sea por fábrica, región, rama de industria o la huelga general. La burocracia sindical también esquiva este tema, en plena hiperinflación (6% para marzo, en medio de un desborde internacional de los precios), con convenios trimestrales o cuatrimestrales.
Otra de las críticas al “exitoso” plenario, por parte del PTS, hace foco en que la resolución de coordinar las luchas no pasa de tener un papel declamativo, sin ninguna medida concreta que la materialice. El PTS tampoco expresa alguna posición que no sea declamativa.
El PTS denuncia al PO por “la pelea que dieron contra la participación de Alejandro Vilca en el plenario”. Los métodos del aparato, no se circunscriben a los espacios de esa camarilla. Pitrola, fiel a esta condición, denuncia las “maniobras” por “transformar este tipo de plenarios en una vidriera de los candidatos de izquierda”, o sea de los candidatos de su propia coalición, de la cual dice que es única en el universo terrestre y más allá por su “independencia de clase”. El mismo PSC es un intento inútil de cercar al activismo obrero en los límites políticos y aspiracionales del FITU.
Finalmente, PTS objeta que el PSC se pueda convertir en “un punto de referencia” y en una “alternativa al conjunto de la burocracia”, plagiando a Política Obrera, con una demora de varios años. La propuesta del PTS es que el PSC impulse otro encuentro, como el de organizaciones de la marcha contra el acuerdo con el FMI, sin ofrecer una caracterización de clase de ese “encuentro”, ni de sus posiciones políticas. Evita, de este modo, el enojoso deber de destacar su carácter circunstacial y las divergencias estratégicas y aspiracionales entre el centenar de tendencias que lo integran. En la audiencia “contra el acuerdo con el FMI”, que convocó el PTS, se puso de manifiesto una convergencia estratégica entre el PTS y las corrientes democratizantes que han apoyado a Lula, Chávez, Boric y los Fernández.
Las posiciones del PTS, publicadas hace ya más de una semana, no merecieron respuesta del PO ni de los demás partidos del FIT-U. Sin embargo, otra corriente sumó su voz al debate. Izquierda Socialista publicó un artículo en El Socialista titulado “Tribuna Docente-PO, una política equivocada contra el PSC y el FITU”. En el mismo, efectivamente, IS denuncia que el PO oficial desarrolló una política faccional contra... el PSC. Señala que la unidad de las listas docentes estuvo a punto de romperse en distintas ocasiones. “El principal responsable de esto fue Tribuna Docente-PO, por su política oportunista y su método de querer imponer propuestas alejadas de la realidad”, concluye El Socialista.
IS afirma que el PO “sufrió una importante pérdida de dirigentes y luchadores docentes con su división hace unos años” y que “buscando disimular ese retroceso, tuvo una política errática, cambiando sus fundamentos según el debate o la seccional, haciendo todo tipo de acuerdos y generando conflictos. Abandonó la política de fortalecer el polo de izquierda y del sindicalismo combativo, que integramos en el FITU y el PSC. Hizo acuerdos políticos con las corrientes anti FITU y anti PSC”. Recordemos que el PO encabezó toda una serie de maniobras hace algunos meses para excluir a la Tendencia de distintas Juntas Electorales, mientras todo el FITU acompañó la maniobra. También recordemos que el FITU organizó internas en las últimas elecciones, pero vetó la participación de Política Obrera. Izquierda Socialista siente que ese acompañamiento no fue retribuido, ya que el PO ahora buscó alianzas por fuera (y contra) el FITU y el PSC.
IS denuncia que “compañeros de Rompiendo Cadenas decían que en los distritos no podían reconocer la realidad de las fuerzas ´porque no podemos romper el acuerdo provincial que tenemos con PO´”. De ser cierto esto, ya se trataría de un modus operandi del PO, que empezó con mil doscientas expulsiones, siguió en el movimiento piquetero y que parece que ahora se extiende a los sindicatos.
Las posiciones de los propios convocantes del PSC reafirman las caracterizaciones que hemos realizado desde las páginas de Política Obrera acerca de ese Encuentro y de sus distintas instancias de convocatoria. El PSC no sale de su estado vegetativo. Hay una sola forma de salir de este disparate, y es una campaña por el Congreso Obrero, a partir de convocatorias en cada sindicato combativo, en cada sindicato clasista; y de plenarios regionales de delegados de empresas y activistas. No jugar a la vanguardia que se proclama inútilmente a sí misma, sino desempeñar un rol de vanguardia en el desarrollo de la conciencia de clase y organización de la clase obrera.
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