La ola de calor expone el derrumbe edilicio y educativo

Escribe Mariano Hermida

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Los días consecutivos de altas temperaturas han dejado en evidencia lo que ocurre cotidianamente -y desde hace décadas- en las escuelas bonaerenses. A saber, la falta de recursos mínimos para afrontar el dictado de clases bajo temperaturas elevadas.

Como lo han reflejado diferentes medios nacionales, en distritos importantes como La Matanza, Morón, Moreno, San Martín, entre otros, la docencia y en varios casos en conjunto con la comunidad educativa definieron suspender las clases, o pasarlas a modalidad virtual, porque se hace inviable la permanencia en las escuelas. Con aulas superpobladas de alumnos (40, 50 estudiantes) y sin las condiciones mínimas para hacer frente al agobiante calor, se están procesando en las escuelas luchas para preservar la salud de docentes y estudiantes. En varios distritos se han producido movilizaciones a los Consejos Escolares por el reclamo de obras y el acceso al agua potable. Del derrumbe edilicio tampoco se salvan las escuelas privadas, con el agravante de que no existe la mínima libertad sindical para que la docencia se organice democráticamente.

Con el comienzo del año electoral, Larreta y Kicillof pretenden quedarse con la bandera de los "190 días de clase" a como dé lugar, y por eso exponen a la docencia y a los estudiantes a condiciones de enseñanza absolutamente precarias. El Estado tiene por prioridad el rescate de los bonistas de la deuda externa (e interna); viene desfinanciando sistemáticamente a la Educación Pública, recortando el presupuesto para obras, pero sin embargo, sigue sosteniendo el subsidio a las patronales privadas de la educación. Un régimen social que no garantiza ni lo más elemental para afrontar el calor en las escuelas es incompatible con el desarrollo de la Educación Pública.

La dirección de Baradel de Suteba y del conjunto de los gremios docentes se ha limitado a "recomendar" medidas de higiene y de cuidado personal ante la ola de calor, como si fuera una responsabilidad individual el que no existan siquiera ventiladores y agua potable en las escuelas. No tienen en sus planes establecer ninguna lucha para no entorpecer la campaña electoral de Kicillof y Massa, del Frente de Todos. . Por esta cuestión, las movilizaciones y asambleas que se producen están dirigidas por delegados antiburocráticos y se realizan de manera autoconvocada. Este descontento por las condiciones de trabajo se suma al repudio que generó la paritaria del 43 % que firmó el SUTEBA con Kicillof, consolidando salarios básicos por debajo de la línea de pobreza, y al aumento de la flexibilización laboral, alargamiento de la jornada laboral (5ta hora en Primaria), etcétera.

La organización de la docencia, familias y estudiantes está avanzando en cada escuela para suspender las clases, allí donde no se garanticen las condiciones mínimas para afrontar las altas temperaturas. La conformacion de comités de seguridad e higiene con poder de veto, junto con la exigencia de un plan de obras controlado por los trabajadores de la educación, deben integrarse al programa de reivindicaciones que el movimiento docente va elaborando en su lucha cotidiana contra el Estado.

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