La confiscación ‘nacional y popular’ acelera el derrumbe económico

Escribe Jorge Altamira

Se oxida el ‘ancla’ del FMI.

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La confiscación de los activos en dólares que han perpetrado los Fernández y Massa contra un centenar de organismos públicos, muy especialmente Anses, no solamente no contiene ni atenúa la insolvencia del Estado ni la inflación. Como lo demuestra el derrumbe en la cotización de la deuda en dólares, que ya se encontraba antes a precio de default, la crisis financiera se ha acentuado.

Es que la operación desfalco permite financiar el déficit fiscal sin recurrir a emisión del Banco Central y ofrece recursos para poner un coto a la disparada del dólar en los mercados paralelos. Pero no incrementan ni un poquito las reservas monetarias internacionales del Banco Central. Los Fernández y Massa han incautado activos en dólares, pero no dólares billetes, que es lo que piden los importadores y las compañías que deben girar al exterior utilidades, servicios e intereses. Para convertirse en divisas, los bonos expropiados deben ser canjeados por dólares billetes, que para un país insolvente significa malvenderlos a precios peores que los actuales. El sólo anuncio de que el Tesoro nacional se adueñaba de los 35 mil millones de dólares que se encuentran en el activo de entidades del estado produjo un derrumbe de los títulos en dólares – de 30, 25 centavos. Esta desvalorización se produjo aun cuando el gobierno anunció que retiraría de circulación 4 mil millones de bonos en dólares que se rigen por legislación extranjera. El propósito es que los organismos públicos vendan esos bonos a cambio de pesos para financiar el déficit de las cuentas públicas. Si se observa con cuidado el Tesoro pasa a emitir pesos, por medio de una deuda que contrae con las entidades del estado, en lugar de que lo haga el Banco Central. Esa mayor circulación de pesos, que reemplazan a los bonos en dólares que estaban inmovilizados en las arcas de Anses, Banco Nación, fideicomisos, etc. no sólo financiará el déficit fiscal sino la suba de los precios. Porque para que una suba de precios de producción se confirme en el mercado y luego en la góndola, debe haber pesos disponibles para el intercambio.

Ahora, con una inflación que no cede, ¿es posible contener la cotización del dólar, por más bonos en dólares que se vuelquen a los mercados paralelos?

Desde un punto de vista social, las medidas del trío ‘nacional y popular’ financian una salida de dinero al exterior a un tipo de cambio paralelo que la inflación hace más barato. Pero nada de todo esto permitirá liberar importaciones o aumentar el rédito de las exportaciones, o sea financiar la actividad de la economía. La consecuencia es una recesión que se refuerza por la nueva suba de la tasa de interés anunciada el jueves. ¿Detiene, al menos, la hiperinflación? A la larga no, pero probablemente tampoco a corto plazo. La situación creada provoca incertidumbre en los ahorros que se encuentran en los bancos. La suba ininterrumpida de la tasa de interés no sólo representa una promesa de mayor beneficio al depositante, sino también la evidencia de que esos depósitos no tienen activos bancarios que los garanticen. Fue lo que provocó el corralito bancario en diciembre de 2001. Es lo que ocurre a nivel internacional, donde los depositantes desprecian los aumentos de la tasa de interés, designados para beneficiarlos, porque desconfían de la realidad del valor de los activos que deben sostenerlos. Concluyendo esta nota, los cables anuncian el derrumbe de las acciones del Deustche Bank – más importante que el Credit Suisse – y un encarecimiento de los seguros contra un default.

El FMI advierte que la situación es terminal. Saluda la expropiación de los jubilados y los contribuyentes, porque son pasos hacia la reforma previsional y tributaria que tiene inscripta en su carpeta desde hace largo tiempo. Pero advierte que la caída en picada de la cotización de la deuda externa reestructurada por Guzmán es un indicador de que Argentina no podrá pagar los intereses que caen en 2023 y 2024. Esto arrastra a la deuda en pesos y a las Leliq – equivalente a unos cien mil millones de dólares – y escalando.

Está a la orden del día el desafío que el desplome bancario plantea a los trabajadores. Nuestras vidas o sus ganancias.

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Saqueo ‘nacional y popular’ Pesifican las tenencias de Anses y de numerosos entes del Estado. Nota de tapa de Política Obrera N°66 edición impresa.

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