Escriben Anahí Rodríguez y Diego Toscano
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El 7 de marzo la burocracia sindical de CONADU, FEDUN, FAGDUT, CTERA y UDA, en acuerdo con el gobierno, cerraron un acta paritaria que condena los salarios docentes a ser una variable del ajuste impuesto por el FMI.
La CONADU Histórica votó rechazar la propuesta salarial del gobierno y abrir un plan de lucha al cual se sumaron, de manera incipiente, algunos sindicatos que integran la FAB (Frente de Asociaciones de Base), un sector divergente de la CONADU burocrática.
Hay un enorme descontento en la docencia frente a salarios que han perdido casi el 30 % de su poder adquisitivo. El plan de lucha de CONADU H, sin embargo, que arrancó con un importante paro de no inicio de clases en la primera quincena de marzo, entró rápidamente en una secuencia de paros intermitentes. La adhesión inicial mermó en la segunda semana de paros en las varias universidades grandes, lo que expresa en parte la ausencia de perspectiva del plan de lucha, que, en un lugar de desatar todas las energías por medio de la huelga general, ha ido secuenciando los paros con semanas intermedias de actividades académicas.
Otro elemento importante ha sido la ofensiva de los rectores contra el paro, sobre todo en Mendoza y la UBA, con descuentos a los preuniversitarios. A eso se suman amenazas en otras universidades y movidas fascistoides de padres de estudiantes de algunas escuelas en contra de la lucha docente.
El último plenario de secretarios generales de CONADU H votó una nueva semana de paro para el 17 de abril que, lejos de profundizar la lucha, ha abierto un proceso de dilación de dos semanas con argumentos variopintos que abarcan al conjunto de las corrientes que intervienen en la federación, incluso a las más combativas. Solo la ADIUNT llevó un mandato de paro por tiempo indeterminado con evaluación semanal en un congreso de la federación con delegados de base.
La encrucijada es cómo continuar el proceso de lucha: con paros que van a tender a aislarse cada vez más, como sucedió el año pasado, generando un desgaste en las bases -en definitiva, el camino a la derrota- o aprovechando el descontento generalizado que existe con el salario y el presupuesto educativo para profundizar las medidas y preparando las condiciones para una gran rebelión educativa.
Esta encrucijada se expresó en un reciente plenario de asociaciones de base conjuntas que se realizó entre sindicatos de CONADU Histórica y el FAB de CONADU, que elaboró un documento de compromiso que no ofrece ninguna orientación para el momento actual, a pesar de que, más que nunca, la docencia universitaria y preuniversitaria tiene que deliberar abiertamente.
Es necesario que se convoque al congreso de la federación y a asambleas en todas las facultades y escuelas para debatir estos problemas y preparar un congreso nacional delegados de base y una marcha nacional universitaria.
Vamos con toda la fuerza a la semana de huelga del 17 y a trabajar su continuidad. Enfrentemos los descuentos con un poderoso fondo de huelga, y acciones de lucha contra las autoridades represivas.
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