Patricia Urones: “Mis compañeros me han dado un voto de confianza”

Patricia Urones tiene 35 años y es oriunda de Ituzaingó. El año pasado se recibió de Profesora de Historia en la UBA. Proviene de una familia de trabajadores de comercio, docentes y fabriles, militancia o influencia del Partido Comunista. Se acercó al Partido Obrero en 2004 y, recientemente, fue nominada por el Congreso de Política Obrera como precandidata a la vicepresidencia, en la fórmula que comparte con Marcelo Ramal.

¿Tuviste una primera aproximación a la militancia desde casa?

Supongo que mis intereses por la actividad militante, en general, se fueron moldeando en esta memoria familiar, que se arraiga bien atrás. Es un antecedente fuerte. Pero mi actividad militante vino a estar reñida con estas experiencias, yo tome un camino diferente. Una de mis primeras experiencias, la recuerdo bien, fue mientras cursaba el 1 año del polimodal (se refiere al sistema polimodal aplicado por Menem, incluía 9 años de primaria “EGB” y 3 años de educación secundaria) allí por el 2003 cuando me acerqué a un grupo llamado “Encuentro”, que realizaba actividades solidarias con distintas escuelas del interior. Esa primera experiencia fue un acercamiento a una actividad barrial, recorríamos barrios, hacíamos colectas, los viajes al interior para llevar lo recolectado.

Pero hubo otras experiencias más fuertes que me inclinaron a un acercamiento al Partido Obrero. En el año 2004 participé de unas Olimpíadas de Historia, que se llevaron a cabo en la Universidad del Comahue, en Neuquén, y de ahí me quedó marcado el interés por la disciplina: Tengo una anécdota muy linda de esas olimpíadas: estando en Neuquén, en el medio de las jornadas, nos tomamos un colectivo con un grupo de compañeros de la escuela y nos fuimos a conocer Zanón, solos, en un lugar que no conocíamos. Fue un instinto de clase, quisimos ir a conocer y a intercambiar con los trabajadores. Ellos nos recibieron con mucha simpatía, nos llevaron a recorrer la fábrica y nos contaron la experiencia de recuperación. Tengo un muy lindo recuerdo de esa recorrida porque me regalaron un Cerámico grabado, con el sello del festival donde tocó Ataque 77. Luego, en ese mismo momento conocí Prensa Obrera y otros materiales del PO que fueron llamando mi atención, por medio de mi hermana, que militaba en RyR. En el 2005, fundamos el centro de estudiantes en mi escuela y había una compañera, delegada de su curso, que se referenciaba y llevaba con mucho orgullo su pertenencia al Polo Obrero.

¿En ese momento te incorporas al Partido Obrero?

Mi incorporación al PO se va a dar mientras cursaba el CBC en Merlo, era el año 2006. Durante ese período se da una lucha muy intensa en la UBA contra la reforma al estatuto universitario, recuerdo que el Rectorado tuvo que pedir las instalaciones del Congreso porque en la UBA las reuniones eran boicoteadas una y otra vez por nosotros. Otra lucha que me marcó mucho fue la del año 2007, en la fábrica Fargo donde un compañero del partido, Julio, que era delegado de la fábrica, cae preso junto a otro trabajador por desarrollar una ocupación de la planta que fue salvajemente reprimida. Esas dos experiencias me consolidaron como militante.

Nos contaste que el año pasado pudiste finalizar tus estudios en la UBA. ¿Qué hubo en el medio?

Tuve que abandonar los estudios por la necesidad de trabajar. Cuando ingreso al mercado laboral, todos los trabajos eran temporales y debí pasar por 4 o 5 lugares distintos hasta quedar fija en un trabajo. Ahí logré ingresar a Tarjeta Naranja, que era un trabajo infernal. Había que cumplir largas jornadas de trabajo y con la polifuncionalidad, donde una era cajera, vendedora, tarjeteaba en la calle y cualquier actividad que demandara el día. En ese contexto, tengo que dejar los estudios durante 5/6 años, tengo el recuerdo de que mi último final lo rendí en el medio de una capacitación para el trabajo, con Pablo Rieznik, para la materia Sistemas Económicos, un detalle de color.

Luego logré retomar en el año 2014 y en 2022 recibirme. Actualmente estoy sin horas, porque el ingreso a la docencia es muy duro en varias disciplinas, Historia es una de ellas. Existe una gran cantidad de compañeros recibidos y la demanda de trabajo tiende a reducirse, lo que genera dos fenómenos: muchos compañeros que empiezan a tomar horas de otras áreas como Construcción Ciudadana o los sistemas precarizados que existían durante la pandemia (ATR, FORTE). Por el otro, compañeros con antigüedad, que suman más para llegar a fin de mes, por lo que culminan completando 35/40 horas semanales y sufriendo un gran desgaste. La otra cara de ese fenómeno es la subocupación y la desocupación en el gremio, que es mi caso actual.

Retomando tu trayectoria académica, me gustaría consultarte por tus trabajos sobre la cuestión ambiental. ¿Cómo empezaste a trabajar en este tema?

Bueno, en la carrera hay una parte dedicada a seminarios y trabajos de investigación que se realizan ya terminando la misma. Particularmente, en uno de estos seminarios, que si mal no recuerdo se llamaba “Problemas de Historia Contemporánea”, se daba toda una parte dedicada al problema del medioambiente. Allí comencé a interesarme por esa bibliografía, que me hacía mucho ruido porque giraba toda en torno a un planteo de la ONU: “que la actividad del hombre es responsable del cambio climático”. Entonces yo me preguntaba: ¿Pero todos los hombres son responsables? Porque un mundo dividido en clases, da un lugar privilegiado a ciertos hombres mientras a otros los degrada. La sociedad es dirigida por una de esas dos clases y el proceso de producción es dirigido por una de esas dos clases, que es la burguesía, entonces no es que “todos los hombres son responsables”, no, hay una clase políticamente responsable por esta destrucción. Entonces me interesó comenzar a trabajar toda esta temática, que nace como una inquietud intelectual/académica pero que pronto buscó trasladarse a una acción y una reflexión política en nuestro portal Política Obrera, porque si bien es cierto lo anterior, también es cierto que a la clase obrera, como parte mayoritaria de la sociedad que habita este planeta, le cabe una responsabilidad política, la de ser consciente de esta situación, organizarse y desbancar a la clase que gobierna y hace pelota el ambiente.

Toda mi elaboración hubiera sido imposible, así planteada, en la academia, porque exige ciertas formas y requisitos a la hora de escribir y es necesario pasar diversos filtros para la publicación y divulgación de ciertos trabajos, como puede ser el comité de una revista. La academia encorseta el pensamiento científico, lo maquilla, sobre todo en la actualidad donde la universidad está muy mediada por los intereses económicos. Contrariamente, la actividad política da otra libertad para la elaboración de pensamientos y reflexiones, que pueden ser volcados de manera directa y que pueden ser una vía para el desarrollo de una posición revolucionaria en ese terreno. Entonces, ese conocimiento científico, valiosísimo, que producen cientos de hombres y mujeres, puede ser utilizado como la base para una orientación política consecuente y ahí veo una cuestión muy valiosa que hay que desarrollar. Porque si todo ese conocimiento no es puesto en conocimiento de los trabajadores y tampoco es asimilado a un programa político y a una estrategia que calcen con él, tiende a perderse.

¿Cómo asumís tu candidatura a la vicepresidencia?

Para mí es todo un desafío, es la primera vez que asumo una candidatura de estas características y, fundamentalmente, la situación excepcional en la que se produce me genera una sensación mayor. Asumo, junto con todo Política Obrera, el desafío de penetrar con nuestros planteos entre los trabajadores. Porque la clase obrera está ante una encerrona, un ataque cotidiano desde todos los flancos y en medio de todo eso la aturden los partidos patronales con slogan que evaden conscientemente hablar de los temas centrales como la deuda, el salario, el trabajo, las jubilaciones. Entonces, tenemos por un lado a un grupo que habla que va a romperle la cabeza a los trabajadores mientras uno ve en la izquierda una disputa faccional sin precedentes, al margen de esta crisis fenomenal. Entonces, la tarea central es lograr entroncar nuestros planteos políticos con la lucha cotidiana de los trabajadores, que se desarrolla en diversas manifestaciones y que encuentra su punto más álgido en la huelga autoconvocada de la docencia y la salud salteña. Porque lo que no salga de la boca de los voceros de Política Obrera posiblemente no lo diga nadie, entonces asumo este desafío con esa convicción, que es la de todos mis compañeros y compañeras.

¿En qué instancia se decidió tu candidatura?

Nuestras candidaturas centrales fueron aprobadas por un congreso partidario, que se dio todo un debate sobre la crisis nacional y mundial. No solo se decidieron candidatos y candidatas, sino que previamente elaboramos y votamos un programa, posiblemente seamos los únicos que hayan procedido de esta manera. Entonces para mi cobra mucho orgullo, porque la elección de los compañeros ha sido un voto de confianza a una trayectoria política y a los compañeros que, entendieron, mejor pueden desarrollar esta orientación. Nuestro congreso reunió a delegados de múltiples provincias y distritos, todos luchadores y organizadores de diversos frentes que dedican su vida a la construcción de una alternativa política propia de los trabajadores. Ese es el valor fundamental que tiene para mí y, por eso, es un enorme desafío.

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