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Esta medianoche cerrará la inscripción de alianzas para las PASO. El tramo final de las negociaciones es febril.
En el Frente de Todos -integrado por una docena de partidos además del PJ-por estas horas todavía se delibera sobre cómo “arrinconar a Scioli sin dañar” (Página/12). El propósito de máxima es evitar las PASO.
Una de las espadas de Scioli, Aníbal Fernández, amenazó con judicializar la interna oficialista si se impone un piso alto para intercalar candidatos en las listas legislativas. Fernández invoca la representación de las minorías. La estrategia de “arrinconar sin dañar” consiste en fijar un piso del 30-40% para que la minoría pueda acceder a la lista definitiva a partir del onceavo puesto y la presentación de listas propias para todas las categorías. La inscripción de alianzas obliga a fijar de antemano las reglas de las PASO.
El kirchnerismo ha sellado su suerte a la de Massa. Las amenazas del Frente Renovador de romper la coalición en caso de que hubiera PASO se fueron desactivando luego del pronunciamiento de los gobernadores y del “endurecimiento” de las reglas. En algunas publicaciones se informó que el FMI estaría a la expectativa del desenlace de la crisis en el FdT, para determinar si adelanta el dinero que debería transferir en los próximos meses.
En Juntos por el Cambio, se formalizó la alianza electoral con los sellos de Margarita Stolbizer y José Luis Espert, pero no con Schiaretti, que por lo pronto inscribirá su propio frente. Descartada la variante de un “frente de frentes”, queda en el candelero la integración de una fórmula común con Larreta. La pitonisa de la alianza, Elisa Carrió, arrojó a la disputa interna combustible en cantidades suficientes como para quemar las naves: acusó a Patricia Bullrich de postular la doctrina de “reprimir hasta matar” y a Mauricio Macri de querer “un ajuste brutal”.
Pero el PRO no es el único que acusa convulsiones intestinas. El radicalismo se encuentra dividido entre tres contrincantes: el aparato del partido, dominado por una alianza entre Gerardo Morales y Emiliano Yacobitti; el “radicalismo malbec” -por tener sede en Mendoza- que se orienta a un acuerdo con Bullrich; y el ´neurocientífico´ Facundo Manes, tercero en discordia, quien todavía sostiene su candidatura, con apoyo en el radicalismo bonaerense. Bullrich, por último, le ha lanzado una soga al devaluado Javier Milei, anticipando una ´alianza legislativa´ en caso de llegar al gobierno, para imponer una agenda común. Las perspectivas del libertariano son, por lo menos, confusas, luego de una seguidilla de papelones en las elecciones previas.
Por último, se descarta que los partidos del FITU irán a las PASO divididos en dos listas – el PO-MST, por un lado, y el PTS-IS, por el otro. Las elecciones provinciales y municipales anticipadas marcaron una pronunciada caída en materia de votos, combinadas con una fuerte confusión política. El aparato del PO acusa al PTS de ´neokirchnerismo´ mientras juega en la interna del Frente de Todos compartiendo marchas con la UTEP de Grabois y el Movimiento Evita. El MST ha coincidido con el PO en Salta y con el PTS, contra el PO, en Mendoza. Es un frente encapsulado en la disputa por candidaturas. Sus componentes coinciden en promover el levantamiento de la huelga docente auto-convocada luego de firmar un acta por el cual los días de huelga se compensarán con jornadas extras.
Política Obrera inscribirá sus candidatos el próximo 24 de junio en numerosas provincias y municipios, encabezados por la fórmula presidencial que integran Marcelo Ramal y Patricia Urones.
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