Gaza: el imperialismo y el estado sionista preparan una masacre

Escribe Olga Cristóbal

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La Franja de Gaza ardió, arde, bombardeada durante horas interminables por las más modernas máquinas de matar provistas a Israel por Estados Unidos. Este sábado el ministro de Defensa sionista, Yoav Gallant, informó que “han entrado en una nueva fase” y que la operación en el interior de la Franja “continuará hasta que se emita una nueva orden”. “Esta noche Gaza tembló”, se regocijó el criminal.

Antes, Israel les había cortado el acceso a Internet y la telefonía, como hace 20 días les cortó el agua, la electricidad, el combustible, y el acceso a medicación y alimentos. Algunos palestinos con tarjetas SIM o teléfonos satelitales pudieron enviar breves mensajes que coincidían en describir la de anoche como la más terrorífica de sus vidas. "Todos mis amigos que viven en el extranjero me preguntan sobre sus familias si están bien", dijo en X el periodista Hind al-Khudary, una de los pocos que pudo publicar en las redes sociales de forma intermitente. "No sé si mi propia familia está bien... No puedo comunicarme con nadie. Mi corazón está hecho pedazos".

El director de la Organización Mundial de la Salud confirmó que el apagón estaba “haciendo imposible que las ambulancias llegaran a los heridos”. La Organización Mundial de la Salud, Médicos Sin Fronteras, UNICEF y la Medialuna Roja Palestina dijeron que habían perdido contacto con su personal. La Oficina para los Refugiados de la ONU informó que 54 de sus trabajadores “han muerto” (sic).

En tinieblas y sin poder averiguar la suerte de sus familias o pedir ayuda, la población palestina, la mitad niños, que vive en esa prisión a cielo abierto donde los tiene sitiados el sionismo, fue masacrada con artillería que incluye el archiprohibido fósforo blanco. Las fotos de la madrugada muestran un revoltijo de heridos, cadáveres, escombros, humo, muerte. Hombres y mujeres que escarban con las manos las ruinas, buscando a sus familiares. Madres que se niegan a entregar el cuerpo de sus bebés muertos: “Lo quiero tener en brazos, déjenlo dormir en mi falda”. Niños abrazados a los sudarios que envuelven el cuerpo de sus madres. Un ejército regular, el quinto del mundo por su poderío, masacrando a mujeres, ancianos, niños. Sionismo y limpieza étnica. Cínicamente, el sábado, dispersaron folletos en el norte de Gaza que pedían a los palestinos que se desplazaran hacia el sur, diciendo que el área es una zona de guerra y no es segura. Como admitió hasta Naciones Unidas, Israel bombardeó las caravanas que se dirigían hacia el sur la semana anterior.

La ministra palestina de Salud, Mai Alkaila, habló de genocidio y dijo que, desde el inicio de la guerra, Israel ha matado a 7.300 civiles en Gaza, el 70 por ciento niños, mujeres y ancianos. 19.000 personas han resultado heridas y miles más están atrapadas bajo los escombros. Los ataques destruyeron cientos de edificios y miles de casas resultaron afectadas, según informó a la agencia de noticias AFP.

"La ocupación mata a civiles y equipos sanitarios, destruye centros de tratamiento y ambulancias, impide el suministro de combustible necesario para el funcionamiento de los hospitales, impide la entrada de suministros médicos urgentes, impide que los heridos y los enfermos salgan de la Franja para recibir tratamiento e impide la entrada de personal médico voluntario y equipos", agregó. Horas antes de que les impidieran comunicarse con el exterior, refutando una declaración de Biden que puso en dudas el número de víctimas, el Ministerio de Salud había publicado el listado completo de los asesinados.

En la Cisjordania ocupada, estas semanas las fuerzas de ocupación israelíes han detenido más de 1.500 palestinos y los asesinatos de pobladores, a manos del ejército o de las bandas de colonos, son cotidianos. El ejército ha demolido casas cerca de Ramallah. En la noche del viernes al sábado, sin embargo, a pesar de la prohibición de manifestarse, millares de palestinos se movilizaron en Nablus y en otras ciudades de Cisjordania. Lo mismo ocurre ahora en los campos de refugiados de El Líbano y Jordania.

A pesar del asedio, Hamás disparó una andanada de cohetes contra Tel Aviv y otras ciudades de Israel. Israel, un Estado ocupante inventado y convalidado por Naciones Unidas al servicio de los intereses imperialistas en Medio Oriente, nació con un genocidio contra los palestinos -la nakba- y trata de mantenerse en pie con éste, sostenido por la misma red de complicidades.

Gallant ha dicho que después de "destruir a Hamás" quieren crear un "nuevo régimen de seguridad" en Gaza, eliminar "la responsabilidad de Israel por la vida cotidiana" en el enclave y crear "una nueva realidad de seguridad para los ciudadanos de Israel".

La invasión a Gaza ha indignado al Foro de Familias Rehenes y Desaparecidas, que esperan reunirse esta noche con Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant. "Estamos cansados de los eslóganes. El tiempo de nuestros seres queridos se está acabando. Esperamos que el primer ministro y el ministro de Defensa se reúnan con nosotros hoy. "La operación militar en Gaza pone en peligro la seguridad de los 229 rehenes", se lee en el comunicado.

Sin embargo, Israel rechazó de plano la resolución aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas a favor de una "tregua humanitaria" en Gaza y aseguró que no detendrá la operación militar en la Franja hasta que Hamás sea destruido y los rehenes rescatados (LN 28/10).

La propuesta presentada por Jordania en representación de los países árabes recibió 120 votos a favor, 14 en contra -incluido Uruguay y Ecuador- y 45 abstenciones.

El mismo viernes del ingreso sionista en Gaza, Estados Unidos bombardeó instalaciones supuestamente utilizadas por las fuerzas iraníes en el este de Siria, “tratando de evitar más ataques contra las fuerzas estadounidenses en una región que se prepara para una mayor escalada en la guerra entre Israel y Hamás”.

Por otra parte, el Tesoro de Estados Unidos anunció nuevas sanciones destinadas a cortar la financiación a Hamás, “dirigidas a su fondo de inversión y a los iraníes que canalizan dinero y apoyo al grupo. Estados Unidos estima que Hamás controla activos por valor de 500 millones de dólares” (New York Times, 27/10).

“Existe una creciente preocupación en todo el mundo de que la guerra pueda convertirse en un conflicto mucho mayor”, opina la agencia Axios AM. Algunos analistas, como Michael Hudson, dicen que “el conflicto actual simplemente enmascara un intento de Estados Unidos de atacar a Siria e Irán y apoderarse de todo el Cercano Oriente. No se trata de Hamás, no se mueven dos gigantescos portaviones con más de una decena de barcos de guerra de respaldo para atacar a un puñado de milicianos que tienen cohetes artesanales”.

“Si el conflicto en Gaza termina en un punto muerto o un alto el fuego, los terroristas se habrán salido con la suya por las atrocidades que cometieron en territorio israelí”, advierte el exembajador de Israel en Estados Unidos, Michael Oren, en una columna de opinión en The Wall Street Journal, alentando la solución final. “Ya nunca estaremos a salvo de futuras matanzas, el turismo y la inversión extranjera se desvanecerán, y muchos israelíes decidirán criar a sus hijos en otro país”. En síntesis: adelante con la limpieza étnica.

La preocupación de cómo sigue la invasión, si acaso los sionistas no quedaran empantanados en una interminable guerra de guerrillas, explica que algunos se estén dedicando enfáticamente a resucitar muertos. Varios opinólogos occidentales, entre ellos un columnista del Washinton Post, recomiendan entregar Gaza, una vez arrasada, a un gobierno de la desacreditada Autoridad Nacional Palestina (ANP), gendarme en Cisjordania al servicio de Israel. Conscientes de que el plan es inviable, agregan que “los cinco Estados árabes que tienen acuerdos de paz con Israel -Egipto, Jordania, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos- podrían enviar fuerzas de seguridad para el mantenimiento del orden” (La Nación, 28/10).

Si Gaza tembló bajo las bombas, también millones de trabajadores y jóvenes temblaron de indignación. En plena madrugada del sábado, un millar de manifestantes, la mayoría de la organización Voces Judías por la Paz, se manifestaron en la estación terminal de Manhattan, Nueva York, exigieron en alto el fuego. Varios cientos fueron detenidos por la policía.

En París se prohibió la manifestación y Macron desplegó una enorme fuerza policial en Châtelet que fue desbordada por los manifestantes. Se calcula que un millón de personas se movilizan en Londres. Multitudes se movilizan también en Estambul, con una verdadera “inundación humana”, Yakarta (Indonesia) y otras capitales del mundo árabe.

Los obreros ingleses que tomaron las fábricas de armas donde trabajan marcan el camino. La suerte de los explotados del mundo está atada a la suerte de la rebelión del pueblo palestino.

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