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Durante la semana pasada la comunidad educativa de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA) recibió un mail del decano Guillermo Durán convocando a una reunión extraordinaria del Consejo Directivo, para el lunes 22 "en virtud de la gravedad de los hechos de público conocimiento".
Estos "hechos" se refieren a la suspensión de la publicación de los resultados de la convocatoria a 1.300 becas doctorales y de finalización, así como de 300 cupos en el CONICET, donde también fueron despedidos 50 trabajadores administrativos. Esto, sumado a la suspensión del programa de guías del C3, de las becas externas (cofinanciadas por organismos internacionales) y las becas extraordinarias constituye un claro golpe a la ciencia y la universidad pública. El gobierno de Javier Milei pretende imponer un golpe económico mediante la concentración de poderes públicos y la colaboración del Congreso, la justicia y la burocracia sindical.
Estas medidas representan una aceleración inédita de un proceso que viene de los gobiernos anteriores. Durante las últimas gestiones, los presupuestos anuales destinados a la ciencia han ido por detrás de la inflación. En 2019 fue de 18.4 millones de pesos y en 2022 alcanzó los 80, cuando debería haber sido de 119.6 teniendo en cuenta un 553 % de inflación en ese período. Las 1300 becas que están hoy en juego, supieron ser 1900 al inicio de este periodo.
El vaciamiento del CONICET está al servicio de integrarlo por completo al conjunto de intereses y objetivos del capital privado. Eso ocurre actualmente ya que el 60 % del financiamiento de las investigaciones proviene de fondos empresariales. Estos hacen uso de una mano de obra hípercalificada, quedándose con los beneficios e incluso patentes y orientando las investigaciones hacia “áreas rentables”. Esta enorme rueda de auxilio al capital se sustenta sobre un mar de precarización laboral que ha sostenido principalmente el kirchnerismo, convirtiendo a los trabajadores en becarios sin derechos laborales y a merced de despidos arbitrarios, tal como ocurre ahora mismo.
La sesión extraordinaria del Consejo Directivo planteada por el Decano y la mayoría oficialista da cuenta de la magnitud del golpe que se ha emprendido contra la Facultad. Buena parte de los egresados y profesores e investigadores de Exactas tienen una continuidad académica y laboral, tanto en el CONICET como en los programas científicos que el gobierno pretende cerrar. Más en general, el ´congelamiento´ nominal del presupuesto universitario, de aplicarse, pone en cuestión un elemental desarrollo del año lectivo. Guillermo "Willy" Durán representa un sector de las camarillas universitarias que se han servido de todo este proceso. Bajo su gestión se firmó un convenio reservado en sus términos con la petrolera Shell que fue repudiado por docentes y estudiantes.
Frente a todo esto, el Centro de Estudiantes, dirigido por La Cámpora, deshoja la margarita. No ha convocado una instancia propia, como podría ser una asamblea estudiantil o interclaustro. Se limitará a tomar nota de lo que plantee la gestión, habiendo ellos apoyado a otro sector de las autoridades. De la parálisis del CECEN ha surgido una “coordinadora de Exactas” donde sectores de estudiantes, investigadores y egresados autoconvocados plantean para este lunes una asamblea previa a la sesión del Consejo Directivo.
La situación actual es límite. La decisión del gobierno es ahogar a las universidades y al CONICET, forzando un cierre y una reconversión total orientada a su privatización.
Para torcer el rumbo, debemos tomar la iniciativa: impulsar pronunciamientos por una huelga universitaria, con asambleas y movilizaciones permanentes que pongan en jaque al gobierno. En ese sentido, la tarea inmediata es definir los reclamos más urgentes y expresarlos con contundencia durante el próximo paro general convocado por la CGT. El desarrollo de esta lucha se encuentra en manos de sus trabajadores y estudiantes.
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