Otra vez contra el aborto legal

Escribe Olga Cristóbal

Defendernos con los métodos con los que lo conquistamos.

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En el contexto del fracaso reiterado de la aprobación de la ley ómnibus, y mientras ministros y secretarios salen eyectados por el choque de las facciones en disputa, el gobierno “agónico” de Javier Milei puso en la agenda -sumó un nuevo enemigo a la lista que engrosa diariamente- los derechos de las mujeres. En su huida hacia adelante, el presidente embistió contra el derecho a interrumpir el embarazo y hasta contra el derecho a evitarlo (la anticoncepción).

Milei y su troupe de aventureros intenta exacerbar el odio más primitivo hacia las mujeres apelando a los prejuicios alentados desde tiempo inmemorial por las iglesias católica y evangélica. Emulando a su amigo Donald Trump, impugnó la existencia de la violencia de género (en un país donde hay un femicidio diario), atacó como una práctica “sangrienta” la interrupción del embarazo, como una usurpación de los derechos de la familia a la educación sexual, etcétera. Intenta cohesionar detrás de un discurso cerril a votantes que aún lo siguen, consciente de que están a dos semanas de no tener dinero ni para pagar el subte.

Ya en Davos, a mediados de enero, Milei había dejado atónito al auditorio denostando el “control poblacional” y “la agenda sangrienta del aborto”, a las que tipificó como las “nuevas espadas” de las que se sirven los socialistas ante “el fracaso de la lucha de clases”.

Con lo de “control poblacional”, Milei -un hombre que solo ha intervenido en la reproducción de perros por clonación- objeta el derecho a acceder a una anticoncepción gratuita y segura, algo que a esta altura no cuestiona ni el Vaticano. En cuanto a lo de sangriento, sangriento es pretender que las mujeres no podamos regular nuestra maternidad y tengamos que volver a abortar clandestinamente.

El discurso en Davos fue la voz de aura para una andanada. El lunes se anunció que la Presidencia había declarado 2024 como “Año de la Defensa de la Vida, de la Libertad y la Propiedad”; el jueves tres energúmenos de larga data firmaron un texto provocador en Infobae (25-1). El procurador general Rodolfo Barra -nazi y confeso miembro del Opus Dei, secta católica denunciada ante el propio Vaticano por apropiarse de los bienes de sus feligreses y someter a la esclavitud a niñas pobres en sus “escuelas de sirvientas” (DiarioAR 23/7/23). El exsenador justicialista Eduardo Menem -padre de Martín, presidente de la Cámara de Diputados-, que considera un imperativo “moral” apoyar a Milei. Y la exdiputada Cristina Guzmán, embajadora ante la OEA durante la dictadura de Videla.

En 1994, siendo constituyentes, los tres lograron incluir el concepto de que la vida comienza desde la concepción pero fracasaron en que la Constitución prohibiera taxativamente la interrupción del embarazo.

“Sin el respeto por la vida humana, la propiedad y la libertad carecen de sentido”, insisten ahora en el texto de Infobae, y agregan: “Lamentablemente hoy, en nuestro ordenamiento jurídico, las disposiciones constitucionales de protección a la defensa de la vida humana no se cumplen para un amplio sector de la población” y expresan "una fundada esperanza en que, en este Año de la Vida, sea derogada la también inhumana ley 27.610".

Por supuesto no son los únicos. Todo el gobierno “libertario” está plagado de cavernícolas. El secretario de Culto, Francisco Sánchez, lo mismo que la vicepresidenta Villarruel, son directamente lefebvristas, gente que extraña no solo los rituales en latín propios del medioevo sino la Inquisición.

¿Por qué se la agarran con el aborto legal? El ataque a los derechos de las mujeres es indisociable del ataque a las libertades democráticas y de la clase obrera. Las explotadas suelen estar en la primera línea de la defensa de las condiciones de vida de la familia trabajadora, del salario, del derecho al alimento y de las libertades públicas, porque la vida de sus hijas e hijos se juega en esa defensa.

Imponer la maternidad compulsiva expresa un agudo proceso de reacción política. Es un fenómeno universal: en el cinturón bíblico norteamericano se anuló la IVE y hay severas penas contra la mujer y los médicos que colaboren a un aborto. Hasta se retiraron de las bibliotecas escolares los libros que mencionaran la lucha de las mujeres y de las disidencias sexuales, y se prohibió hasta la utilización de la palabra “gay”. En Rusia, una multitud de regiones comenzaron a restringir el derecho al aborto en clínicas públicas y privadas. También se volvió más difícil conseguir anticonceptivos de emergencia. “¡A parir soldados!” es el llamamiento de la cruzada natalista de Putin, que tiene el acceso al aborto legal como principal enemigo.

En la Argentina, las estadísticas respecto de los efectos de la legalidad del aborto en la vida de mujeres y jóvenes son contundentes. Hasta la aprobación de la IVE, en 2020, las complicaciones por el aborto ilegal eran la primera causa de muerte materna en la Argentina. Hoy, a pesar de las enormes deficiencias en la aplicación de la IVE en algunas provincias, en el 86% de los casos la muerte materna se explica por causas obstétricas directas o indirectas. Solo el 13 por ciento es producto de complicaciones postaborto (en general practicado en forma ilegal).

En el caso del embarazo infantil y adolescente los números son aún más reveladores. Gracias a la lucha de las mujeres, la educación sexual en las escuelas y al acceso a la anticoncepción y la IVE en los centros de salud, el embarazo adolescente disminuyó de forma vertical: un 60% entre las chicas de 15 a 19 años. Esa reducción no se verifica entre las menores de 15, lo que confirma que el embarazo infantil es fruto de la violación o de relaciones forzadas, de donde las niñas no tienen escapatoria. Las clases de ESI han sido claves para que puedan denunciar esa situación.

Sin embargo, la conquista de derechos de las mujeres y las disidencias -hay que sumar el matrimonio igualitario- fue obstruida permanentemente por la injerencia de los sectores clericales en el Estado, y por el desfinanciamiento sistemático del sistema de salud y educativo.

En todo el mundo, las importantes conquistas arrancadas por cientos de miles de mujeres y jóvenes en las calles han sido puestas en jaque por el oscurantismo derechista, por las capitulaciones “progresistas”, por el aumento de la miseria social, por el enorme empobrecimiento de las mujeres trabajadoras y de la juventud.

Los dirigentes de los movimientos sociales y las burocracias sindicales se jactan de sus vínculos con el Papado. No fueron ellos ni la rosca parlamentaria los que garantizaron las conquistas: el derecho al aborto y tanto otros fueron arrancados por el movimiento de mujeres con los métodos de la movilización callejera y la huelga general; vale recordar que la primera huelga a Macri se la hicieron las mujeres.

Por eso, si bien fuentes gubernamentales “consideraron que es una “prioridad” de una enorme porción del Gobierno “la defensa a la vida desde lo ideológico”, reconocen “la inviabilidad política del debate en el corto plazo” en el contexto de hecatombe política y económica (LN 26/1).

Más allá de los plazos que se fije un gobierno que no puede prever qué hará mañana, y que ha declarado la guerra a la clase trabajadora y a la juventud con los métodos del golpe de Estado, el movimiento de mujeres necesita mantener la más estricta independencia de las variantes patronales y unir su lucha a la de la clase obrera. Es el camino para una rebelión popular que envíe a la camarilla fascistizante y a todo este régimen social al basurero de la historia.

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