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A dos semanas del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y ante los ataques de un gobierno que se declara enemigo de las conquistas que arrancamos con décadas de lucha, se multiplican en todo el país las asambleas y reuniones para organizar un 8 de Marzo masivo y callejero.
Como para no, la masacre social alcanza niveles inéditos: casi el 60 % de la población se hunde en la miseria, hay salarios tan bajos que no justifican el gasto en transporte, muchas jóvenes deben abandonar sus estudios, los jubilados viven en la indigencia; lo mismo pasa con las barriadas, numerosas guardias hospitalarias cierran por falta de profesionales, los docentes son hostigados para que trabajen por salarios de indigencia. Mientras los recursos del Estado se distribuyen generosamente a ciertas patronales y a las iglesias, las políticas libertarias convirtieron la vida de las familias trabajadoras en un desquicio y pende sobre nuestras cabezas la amenaza de derogar el derecho al aborto.
En Buenos Aires hubo una primera asamblea el miércoles pasado, que sesionó en la sede de ATE y continuará el próximo miércoles. Convocada por el Ni Una Menos y por la Campaña por el Derecho al Aborto, la doble convocatoria se propuso juntar en una misma actividad al kirchnerismo y a la izquierda, algo que ya ocurrió en las movilizaciones de defensa del aborto legal, el 28 de setiembre pasado.
La asistencia fue multitudinaria y abarcó organizaciones kirchneristas -La Cámpora, UTEP, Movimiento Evita-, todas las expresiones de la izquierda y el movimiento piquetero. Asistieron dirigentes y delegadas de ATE, Sipreba, Ademys, algunos Suteba combativos, ferroviarias, militantes de organizaciones feministas, de defensorías de género, de lucha contra la violencia y el femicidio, de asambleas populares.
El kirchnerismo y el FIT-U coincidieron en celebrar la “contundencia” del paro de la CGT del 24, que como se sabe fue saboteado autorizando la actividad del transporte y la ausencia completa de asambleas para organizar la huelga. Adjudican al paro de la burocracia y a la limitada movilización en Congreso, el retiro de la Ley Ómnibus. No sabemos si hacen lo mismo con el aumento del transporte, la privatización del sistema de salud o la supresión de la paritaria docente y del Fondo de Incentivo. Esta manipulación política apunta a rescatar a la burocracia y al kirchnerismo y a justificar los acuerdos políticos con el FIT-U.
Para sorpresa de muchas, algunas “feministas destacadas” -así las definieron- fueron invitadas a dirigirnos la palabra siendo eximidas de las dilaciones de la lista de oradoras: la socióloga peronista Dora Barrancos -hasta el último día de gobierno asesora de Alberto Fernández- y la radical María Luisa Storani -vicepresidenta de la UCR-. Cada cual en su estilo, Barrancos y Storani aconsejaron moderación y cordura y, en nombre de un 8M masivo, abogaron por ¡no incluir cuestiones programáticas que dejen afuera a nadie! Dos funcionarias feministas llamando a no sacar los pies del plato, a regimentar la luchar contra Milei o ponerla en un corralito. Es lo que aboga el último texto de Cristina Kirchner. Estamos ante un ‘replay’ agravado de la política de seguidismo al kirchnerismo en el primer año del gobierno de Macri. En la misma asamblea se escuchó un mensaje de la compañera del docente preso hace dos meses por difundir un meme sobre el gobernador Morales. Storani, del partido de Morales, guardó silencio. La connivencia de las trabajadoras con las mujeres de los partidos patronales tiene como condición la sumisión y la mordaza. Debemos alejarnos de ese camino. De la lucha contra la tutela masculina se pasa a la admisión de la tutela de la partidocracia patronal.
Las docentes de Tigre mostraron en un segundo la inviabilidad de esa alianza: propusieron un paro docente el 8M, denunciaron la cancelación del incentivo y el ataque al derecho de huelga, pero subrayaron que eso no empezó con Milei, sino que Kicillof ya les descontó los días de paro y los catalogó como injustificados.
Las intervenciones fueron armando un cuadro de situación dramático: los despidos, el hundimiento salarial, el desconocimiento de los convenios, la carestía, el crecimiento vertiginoso de la pobreza y la indigencia, los índices de femicidio -30 en lo que va del año- y el afán del gobierno de hacer “tabula rasa” con los derechos a la educación sexual, el aborto y las conquistas de la disidencia sexual.
La consigna de paro general/paro feminista el 8M fue, sin duda, la más coreada durante las tres horas que duró la asamblea y refleja la voluntad de lucha de las mujeres. Pero no todas dicen lo mismo cuando gritan “paro general”. El Nuevo MAS y el FIT-U condicionan el paro a una decisión de la burocracia, que les respondió en el acto proponiendo “paro feminista” –o sea, no cuenten con la CGT-. Los burócratas no piensan parar ni contra el hambre ni contra los despidos ni contra la burla de las paritarias -10 % en estatales-. Una dirigente de AMMAR (CTA) afirmó que los paros ya son inútiles porque la mitad de la fuerza de trabajo está precarizada.
La clave para construir un 8M multitudinario, dijimos, es desarrollar la fuerza que nos dio la victoria del derecho al aborto. Proponemos organizar asambleas en los lugares de estudio y de trabajo que voten un paro efectivo, como el que le dedicamos a Mauricio Macri en la lucha contra el femicidio, que elaboren un programa de independencia política.
La emancipación de las mujeres está soldada a la causa de la emancipación de los trabajadores.
Varias compañeras insistieron en el autocuidado y en el temor a la represión, lamentablemente por la negativa: “no voy a exponer a mis compañeras”. La masividad es la receta que va a mandar el protocolo de Bullrich al basurero.
Este 8 de Marzo le daremos un lugar central a la más incondicional solidaridad con las mujeres, las criaturas y el pueblo de Palestina, sometidos a un plan de exterminio sionista con la colaboración activa de Estados Unidos y la Unión Europea. La alianza de Javier Milei con Israel y Estados Unidos alinea a Argentina en el campo de la guerra y el genocidio. A diferencia de Lula, no se escuchó decir eso a Cristina Kirchner.
Toda la fuerza de las trabajadoras debe sentirse en las calles, para frenar el golpe de Estado económico de Javier Milei y su pretensión de arrasar con 150 años de conquistas obreras y democráticas.
¡Basta de hambre! ¡Comida para los comedores! Trabajo genuino y bajo convenio. Ni un despido. Salario básico y jubilaciones iguales a la canasta familiar.
El derecho al aborto, a la ESI, a la disidencia sexual son innegociables. Frenemos la destrucción del sistema de salud. Fuera los clericales del Estado. Basta de sostener cavernícolas con los recursos del Estado.
Abajo el DNU. Abajo el gobierno fascistizante y hambreador.
Solidaridad incondicional con Palestina. Abajo la limpieza étnica de Israel y el imperialismo. Cese del fuego ya.
Por la organización de una huelga general.
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