Escribe Olga Cristóbal
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Aaron Bushnell, un soldado estadounidense en actividad, de 25 años, ingeniero de la Fuerza Aérea, se quemó a lo bonzo la tarde del domingo frente a la embajada de Israel en Washington, como protesta por la guerra contra Gaza. Un video lo muestra rociándose el uniforme militar con líquido inflamable, quedando envuelto en llamas, mientras grita varias veces "Palestina libre" frente a la embajada.
"Ya no seré cómplice del genocidio. Estoy a punto de participar en un acto de protesta extremo, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal", gritó antes de rociarse.
Bushnell transmitió su protesta en vivo antes de prenderse fuego. Fue hospitalizado en estado crítico, pero murió a las pocas horas.
Antes había escrito en sus redes sociales: "A muchos de nosotros nos gusta preguntarnos: '¿Qué hubiese hecho si hubiera vivido durante la esclavitud? ¿O el sur de Jim Crow? ¿O el apartheid? ¿Qué haría si mi país estuviera cometiendo genocidio?”. "La respuesta es lo estás haciendo. Ahora mismo", agregó.
Bushnell es "el niño más amable, gentil y tonto de la Fuerza Aérea" y "uno de los camaradas con más principios" que sus amigos han conocido, compartió en X la periodista Talia Jane después de entrevistar a sus amigos. "Siempre está tratando de pensar en cómo podemos lograr la liberación para todos con una sonrisa en su rostro", dijo uno.
La portavoz de la Fuerza Aérea, Rose M. Riley, confirmó en un correo electrónico que “un aviador en servicio activo estuvo involucrado en el incidente de hoy”. Aunque el servicio secreto llegó al lugar antes que los bomberos, no dieron más detalles.
Bushnell no es el primer norteamericano que decide inmolarse contra la política de Estados Unidos en Gaza. En diciembre, una manifestante se prendió fuego frente al consulado de Israel en Atlanta, envuelta en una bandera palestina.
El Ejército israelí lleva asesinados más de 30.000 personas y herido unas 70.000 en Gaza, desplazado al 85 % de la población y destruido por lo menos el 60 % de la infraestructura escolar y sanitaria, según la ONU.
Aunque un fallo en la Corte Internacional de Justicia calificó de genocidio la invasión israelí y le ordenó detener el ataque y garantizar que se proporcione asistencia humanitaria a los civiles en Gaza, Israel continuó su guerra de exterminio y bloqueando el ingreso de la ayuda por el paso de Rafa.
Estados Unidos vetó el 20 de febrero un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad presentado por Argelia en nombre de los Estados árabes, en el que se exigía "un alto el fuego humanitario inmediato que debe ser respetado por todas las partes". El texto recibió 13 votos a favor, uno en contra (Estados Unidos) y una abstención (Reino Unido).
Israel ejecuta la solución final del “problema palestino” con la más activa complicidad del imperialismo mundial. Esa complicidad, sin embargo, ha conmovido profundamente a los jóvenes norteamericanos de universidades y escuelas, y disminuyó drásticamente el apoyo a Biden entre la juventud. La indignación parece haber llegado al Ejército.
¡Honor al soldado Bushnell! La clase obrera internacional es la única fuerza capaz de frenar el genocidio palestino y la política de guerra y destrucción imperialista.