Escribe Marcelo Ramal
Télam, Radio Nacional, Aerolíneas, docentes.
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La jornada de abrazo a Telam el pasado lunes 4, frente al edificio vallado de la agencia de noticias, resultó una postal demasiado reiterada. Ante los trabajadores enfrentados a su inminente despido, Yasky, Baradel y varios cegetistas aludieron difusamente a la “construcción del paro y de la lucha” que cada uno de ellos viene eludiendo, en sus sindicatos y en el plano nacional. En esa misma jornada del lunes, CTERA y SUTEBA boicoteaban el paro docente de los gremios cegetistas, bloqueando la posibilidad de una verdadera huelga nacional en el día donde la mayoría de los distritos iniciaban las clases. La escalada sobre los medios de comunicación públicos es impresionante, pues a los 770 trabajadores de Telam se suman los despidos en Radio Nacional. Ahora, según informan algunos medios, Milei, “entusiasmado” por la tibia reacción ante el cierre de Telam, iría por la clausura de Radio Nacional, la TV Pública y los canales de cultura. También se anuncia en Aerolíneas un plan de 8.000 “retiros voluntarios”, la forma extorsiva de encubrir despidos.
El escenario de ajustes sigue con las Universidades públicas. Diferentes rectores ligados al kirchnerismo han anunciado que las casas de estudio no podrían solventar sus gastos más allá de mayo. Lejos de presidir una movilización de sus universidades, lo que han anunciado esos rectores son recortes de contratos y cursadas. Es el mismo rumbo de los gobernadores peronistas y kirchneristas, que empujan paritarias a la baja para trasladarle a sus trabajadores el impacto de los recortes nacionales. En su discurso ante la Legislatura, Kicillof adelantó su ausencia para el ´pacto de mayo´, y dijo que solo contarían con él para “reuniones de trabajo” entre la gobernación y los funcionarios nacionales. Pero Milei descuenta el faltazo de los K en el pacto de mayo. Lo que importa, justamente, son los acuerdos “prácticos” con los gobernadores pejotakirchneristas, para cerrar las cuentas fiscales a costa de un monumental ajuste contra las masas. Para cuando el despojo a los salarios estatales -y el despido de miles de ellos- se haya perpetrado, Milei les ha preparado un premio: la devolución del impuesto a las ganancias, otra confiscación salarial que pretende aceitar el acuerdo entre la camarilla Milei-Caputo y los gobernadores de toda laya. Esto es lo que también esperan Kicillof y los intendentes camporistas.
El kirchnerismo sindical, y de un modo general de toda la burocracia cegetista, sigue esta misma línea de acompañamiento del ajuste. El inefable Pichetto acaba de destacar las “importantes coincidencias” entre el documento de Cristina Kirchner y las condiciones que colocó Milei para el pacto del 25 de mayo. Una vez más, nadie espera a la ex presidenta en la “docta”, pero el gobierno “libertario” celebra su conducta, que es la de todo el arco pejota-kirchnerista: abrirle la barrera a la masacre social que perpetra la camarilla gobernante. El argumento de los K es que la ejecución de ese “trabajo sucio” terminará liquidando el capital político de Milei, y abrirá las puertas de una revancha electoral – “hay 2025”. Algunos pejotistas, como Moreno, añaden una impronta catastrofista –“Milei no se sostiene”, dicen- pero justamente por eso no hay que hacer olas, porque “ahora no podríamos reemplazarlo”. Detrás de tanto palabrerío, el peronismo responde a la voz de mando de la burguesía nacional, que está bancando a la camarilla de mesadineristas que capturó la dirección del Estado. Esperan de los Milei y Caputo la liquidación del derecho laboral y la recuperación del crédito internacional, pero el camino no será pacífico – estará minado por una crisis de deuda y por rebeliones populares.
Lo que en cualquier caso está claro es que el kirchnerismo y el pejota sólo serán los bomberos de esa reacción popular. “Si no llegamos, comiencen igual”, chicaneó Kicillof en la Legislatura, en relación al pacto de mayo con Milei. Pero ese aviso debería ser escuchado, sobre todo, por las masas trabajadoras y los que pretenden enfrentar los despidos, la licuación del salario y las jubilaciones, en relación al kirchnerismo. Habrá que “comenzar igual”, es decir, organizar una lucha sin la menor confianza en el kirchnerismo, el cual, desde el Estado y de sus expresiones sindicales y juveniles, es un engranaje del brutal ajuste en curso. La izquierda del FIT U le quiere entregar un salvoconducto a ese kirchnerismo en este 24 de marzo, y servirse de la gran movilización para conformar un frente político con estos ´facilitadores´ del ajuste.
Para levantar un programa de lucha e independencia política, te invitamos este 24 a marchar junto a Política Obrera.