Docentes bonaerenses: iniciemos la campaña por la reapertura inmediata de las paritarias

Escribe Mariano Hermida

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El próximo jueves 7 de marzo, más de 400.000 docentes bonaerenses percibirán sus salarios sin el incentivo docente ni el bono por conectividad. La burocracia de SUTEBA, por su parte, pactó con Kicillof un 20 % de aumento mentiroso, que en realidad representa un 9 % de aumento real.

Con estas consideraciones, el salario básico de una maestra de grado que recién se inicia ha quedado en $159.000. Sumando un sinfín de ítems en negro, llega a los $355.000 de bolsillo. Para el cargo de preceptor, la referencia que se toma como referencia para el nivel secundario, la cifra es aún peor. El salario básico quedó en $145.000 y el de bolsillo, en $300.000. Los niveles salariales empujan a la docencia a trabajar tres cargos, a “llenarse” de horas para poder afrontar el costo de vida. El tarifazo en el transporte es otro golpe al bolsillo de las maestras y profesores que deben trasladarse de escuela en escuela (los “profes-taxis”). Con los próximos tarifazos, la docencia verá reducido nuevamente su poder adquisitivo. Es un tobogán que ya acumula más de nueve años de pérdida permanente.

Pese a esta situación de retroceso, Kicillof en la apertura de las sesiones legislativas se vanaglorió de que “el Estado sostiene la educación en la provincia de Buenos Aires” y que “la educación pública se defiende”, pero no dispuso de ninguna medida recaudatoria para abonar las cifras que dejó de enviar la administración nacional. Mintió abiertamente al señalar que “llevamos cuatro años sin paros docentes en la provincia”, desconociendo que solamente el año pasado hubo doce paros en reclamo de aumento salarial. Kicillof descontó puntillosamente los días de huelga y los calificó de “ilegales”, una medida mileísta. Desde el palco, Roberto Baradel aplaudía. Luego dijo que espera que el gobernador sea "firme" en el reclamo de los fondos a Nación.

El gobierno bonaerense viene de recortar el refuerzo de alimentos que se enviaba a las escuelas, reduciéndolo a sólo seis productos. También ha suspendido el establecimiento de la jornada extendida en más de 60 escuelas de la provincia. Las obras de infraestructura escolar brillan por su ausencia, siguen sin nombrarse los cargos faltantes y las escuelas comenzaron las clases en peores condiciones que como las terminaron en el ciclo lectivo 2023. La desocupación en la docencia crece porque los puntajes para acceder a cargos y módulos son cada vez más altos. Kicillof también aplica, a su modo, la “motosierra” con el aval de las conducciones de los sindicatos afines.

En el último acuerdo salarial, en febrero pasado, la burocracia del SUTEBA firmó con el Gobierno provincial que en marzo se debían volver a reunir las partes para establecer una nueva actualización salarial. Sin embargo, todavía no existe convocatoria alguna. Tampoco los gremios provinciales la están exigiendo. SUTEBA viene de boicotear el paro nacional de los sindicatos de la CGT del 4 de marzo y le ofreció a Kicillof la foto del “normal inicio de clases”. Los sindicatos del FUDB (Frente de Unidad Docente Bonaerense) no le quieren mover el avispero a Kicillof. Para ellos, la docencia debería tolerar todos los ajustes. El frente sindicatos-Kicillof que propone la conducción Celeste es una vía de derrota para las aspiraciones de la docencia.

Es necesaria una deliberación por abajo, autoconvocada, e impulsar una campaña de pronunciamientos y mandatos en las escuelas por la urgente convocatoria a la paritaria provincial docente, por una recomposición salarial del 100 %, que todo aumento impacte sobre el salario básico, ninguna cifra en negro y por un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar por cargo, indexado por inflación. Las seccionales dirigidas por la lista Multicolor, sin embargo, en lo que va del año no han convocado a un plenario provincial para definir un rumbo de acción independiente.

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