La educación terciaria, en la mira de Milei y Macri

Escribe Nicolás Morel

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Los institutos terciarios de CABA se encuentran en la mira de un ataque final por parte de los gobiernos nacional y de la Ciudad. A fines del año pasado el profesorado del Mariano Acosta, profesorado que contenía más de doce carreras, cerró la inscripción al ciclo lectivo 2024 en casi todos los profesorados, dejando sólo la carrera de educación primaria. Esta medida se replica en varios institutos, los cuales no abrieron los cursos de ingreso de este año.

La liquidación de los profesorados de CABA, parte de la agenda del Gobierno de la Ciudad desde el anuncio de la UNICABA en 2018, ocurre en un contexto de liquidación de la educación en general.

La voluntad de liquidar la educación terciaria ha sido esgrimida, también, por Milei, quien acusó a los profesorados de ser usinas ideológicas del marxismo en repetidas oportunidades.

El anuncio del tarifazo en el transporte pone en cuestión el acceso a la educación por parte de amplias capas de trabajadores. El gobierno ha anunciado su intención de llevar el precio del colectivo en AMBA a $750 durante el mes de junio, lo cual obligaría a pagar un mínimo de $1.500 solamente para ir y volver del aula en la que uno cursa. Se proyecta que la inflación de este año gire en torno al 250%. En paralelo, el presupuesto educativo nacional ha sido congelado al valor de 2023: esto, mientras varios profesorados deben cerrar sus puertas los días de lluvia por riesgo de inundaciones y accidentes eléctricos.

Está avanzada contra la educación terciaria es indisociable de la situación laboral docente. Las reformas educativas que el Gobierno de la Ciudad ha venido impulsando durante los últimos años alientan la incorporación cada vez mayor de trabajadores no docentes dentro del aula, bajo la figura de “facilitadores” de contenidos. En el trasfondo de esta iniciativa se encuentra la implementación de una reforma laboral que liquida el trabajo docente, equiparándolo con un trabajo no calificado. Se encuentra en la agenda del Gobierno de la Ciudad el reemplazo de la figura del docente por la de este “facilitador”. Junto a esto, el gobierno nacional ha declarado una guerra abierta contra la docencia al clausurar el Fondo de Incentivo Docente y la paritaria nacional.

La posición de la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET), dirigida por el kirchnerismo, ha representado, en todo momento, una continuidad respecto de la política de la burocracia sindical de UTE en capital y CTERA a nivel nacional. Ha evitado, a cada paso, impulsar la deliberación y la intervención estudiantil en un contexto de crisis disolutoria de la educación terciaria. Su condición de dirección del movimiento terciario contrasta con la pasividad con la que enfrenta el ataque de magnitud que sufre la educación terciaria en CABA.

Esta orientación liquidacionista de cualquier iniciativa de lucha es parte de la política más general del kirchnerismo de evitar el choque con el gobierno nacional, a sabiendas que, en un contexto en el cual la pobreza y la indigencia arrasan con la mayoría de la población del país, una sola chispa puede desatar una respuesta de la clase obrera contra el gobierno hambreador y fascistizante de Milei, y su contraparte porteña. Para los partidos del régimen, ningún ajustador y precarizador causa más miedo que la acción independiente de los trabajadores.

La tarea que los activistas y luchadores de cada uno de los profesorados tienen por delante es impulsar una organización propia y una lucha al interior de cada curso y cada asamblea. La expectativa en que las actuales direcciones -afianzadas a los partidos del régimen y, por lo tanto, burocráticas- de los centros de estudiantes agrupadas en la CET sean las que impulsen esta acción conduce a la pasividad y la desmoralización al interior del movimiento estudiantil. Por el contrario, impulsar la autoconvocatoria y la coordinación de los profesorados es el camino para darle impulso a la lucha educativa.

La derrota de los planes del gobierno para la educación terciaria requiere de la acción decidida del movimiento estudiantil. Frente a nosotros tenemos un desafío: convertir el próximo 24 de marzo en una jornada masiva de lucha contra el gobierno nacional y todos los partidos del régimen.

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