Universidad de Quilmes: la previa a la movilización del 23A

Escribe Joaquín Antúnez

Se gesta un movimiento por abajo.

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En la semana previa a la marcha federal, en la universidad de Quilmes ha comenzado a gestarse un movimiento “por abajo” con independencia de los aparatos universitarios oficiales.

ADIUNQ (docentes), ATUNQ (no docentes) y los tres centros de estudiantes (CECSEA, CECYT y CEEA) desarrollan actividades dentro del predio de la universidad, entre trabajadores y estudiantes se ha comenzado a discutir la necesidad de “sacar a la calle” el conflicto universitario. Esta iniciativa ha sido tomada por un grupo de casi 100 estudiantes y docentes -pertenecientes a la práctica docente de este año- que han protagonizado, de manera autoconvocado y a regañadientes de todos los sindicatos oficiales, una clase pública en la estación Bernal, sentando un precedente importante ante el impasse político de la gestión. Los aparatos PJ-kirchneristas, ligados a la gestión, han dado la espalda a esta iniciativa.

Una asamblea convocada, turno mañana y turno tarde, por el CECSEA reunió a no más de 80 personas – en su casi totalidad, militantes y activistas ya consolidados. Sin embargo, la movilización del martes cuenta con un amplio apoyo en las aulas, lo que augura una participación excepcional. Lo que demuestra la división tajante entre los estudiantes y los centros oficiales.

Nuestra actividad se ha centrado en el impulso de todas las acciones de lucha posible, poniendo el eje en la movilización del 23 y en la necesidad de organizar la huelga general educativa. Nuestra posición alrededor de la incompatibilidad del gobierno y la continuidad de la educación pública, colocada en diversos materiales, ha comenzado a ganarse una consideración. Incluso, nuestro planteo de incorporar la consigna “Fuera el gobierno privatista” recibió el voto positivo de la asamblea del CECSEA, aunque luego la conducción K haya decidido “retractarse” de su voto destituyente.

En diversas pasadas por cursos, se encuentra una gran incertidumbre y un rechazo a la “demora” en la realización de una movilización general contra el gobierno. Es el despertar, en muchos casos, de una nueva generación de estudiantes universitarios, que no han participado en las movilizaciones y luchas del año 2018 ni en otra instancia previa.

El desafío del momento es impulsar un movimiento autoconvocado, para profundizar las acciones y medidas de lucha en defensa de la educación pública, con la huelga general educativa como herramienta para derrotar al gobierno privatista.

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