Escribe Violeta Gil
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Al igual que los radicales y los peronistas “dialoguistas”, los diputados del bloque de Sáenz - Innovación Federal- dieron su aval en el Congreso al veto de Milei.
Mientras Pablo Outes y Yolanda Vega se abstuvieron, Pamela Calletti, literalmente se agachó al costado de su banca para que el sensor no la identificara. Formalmente Calletti esta registrada como “ausente”.
"Es hora de acabar con la hipocresía y resolver este problema de una vez por todas", manifestó Sáenz, a modo de justificación del papel que jugaron sus diputados en el Congreso el día miércoles. O sea que avalar el veto de Milei contra los jubilados y rescatar en todos sus ámbitos la política de masacre social del gobierno sería una forma de sincerarse respecto de su verdadera política.
Sáenz está cada vez más comprometido con el sostenimiento del Gobierno Nacional y su golpe de estado económico contra las masas, lo que le vale un choque mayor con los trabajadores y un desgaste de su propio gobierno. Desde la aprobación de la Ley Bases hasta acá, el gobernador que anunciaba a los gritos que no se “arrodillaría” ante ningún presidente, hoy debe dar explicaciones y justificar que no tiene ningún “pacto” con Milei. Esta realidad de sometimiento al gobierno nacional empieza a resonar cada vez más entre los trabajadores salteños.
Sáenz operó desde el inicio del gobierno liberticida para construir un bloque con los gobernadores del norte, como una base de disputa y negociación en el Congreso. El federalismo que pregona no representa ningún interés popular sino el de los grupos financieros, mineros, turísticos y agroexportadores que se desarrollan en el norte y su competencia con las patronales del centro y sur.
Bajo éste propósito, Sáenz se reúne sistemáticamente con funcionarios del gabinete de Milei para aprobar nuevos endeudamientos de la provincia y anunciar el financiamiento de obras y rutas para las empresas mineras.
Pero la reactivación de obras que Sáenz augura, de la mano de Milei, no llega. La industria minera y los capitalistas agroexportadores condicionan sus inversiones a la liberación del cepo y una nueva devaluación, no hay ninguna reactivación en puertas.
Cuando Sáenz reclama un mayor sacrificio a la clase obrera salteña en nombre de un porvenir próspero, ello solo ocurrirá para los capitalistas y empresarios que él representa, no para los trabajadores. El gobernador de Salta es responsable de que el 60 % de los trabajadores estén bajo la pobreza y el 57 % sean precarios.
Aunque sigue practicando una verborragia opositora con miras a las elecciones de 2025, en lo estratégico Saenz defiende el golpe de estado económico contra las masas.
El rumbo lo marcan los jubilados, que también en Salta, como en todo el país, se manifestaron contra el veto; contra Milei y el bloque de rescate de radicales y peronistas en el Congreso. Son la cabecera de playa de una lucha que, más temprano que tarde, se extenderá al conjunto de la clase obrera.