Bendecida por Bergoglio la burocracia de la CGT ‘arregla’ con Milei

Escribe Jacyn

Aprovecha la creciente bronca popular para sacar ventajas para su aparato.

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“Justo cuando los sondeos de opinión marcan por primera vez una caída significativa en la imagen presidencial y la calle levanta temperatura con la amenaza de conflictos latentes en un escenario económico crítico, el Gobierno decidió poner el moño formal a una especie de tregua con la CGT, que desde el entorno más próximo a Javier Milei venían cocinando desde hace largas semanas” resume Clarín (1/10) la reunión que tuvo lugar este lunes en la planta baja de la Casa Rosada, donde una delegación sindical encabezada por Héctor Daer, Carlos Acuña y Gerardo Martínez fue recibida por Guillermo Francos y Santiago Caputo para ´encauzar´ la relación del gobierno con la burocracia.

Se acordó una mesa tripartita de la que también formarán parte las patronales. La excusa es ´destrabar´ las diferencias por la reglamentación del artículo que castiga con el despido justificado los piquetes y ocupaciones de empresas. Del lado de la CGT, se colocó sobre la mesa la cuestión del financiamiento de las obras sociales, cuyos fondos el gobierno libera a cuentagotas y desvela a la burocracia. En cambio, sobre el el financiamiento de las universidades y el salario de los profesores -dos reivindicaciones que encabezan la movilización universitaria de este miércoles- no se resolvió nada. Tampoco se anunciaron avances en el conflicto con los gremios aeronáuticos por Aerolíneas. La burocracia dijo desconocer qué quiere hacer el gobierno con AA -a pesar de que empuja las alternativas de su privatización o desguace- y le bajó el precio, dijo que se trata de un “conflicto salarial” (La Nación, 1/10). El gobierno, en cambio, lo ha convertido en casus belli en su guerra declarada contra la clase obrera.

La formación de una mesa tripartita parece responder a una demanda de la CGT desde que asumió el gobierno liberticida. El reclamo de “diálogo” presidió los paros del 24 de enero y del 9 de mayo. Gerardo Martínez le pidió nada menos que a la número dos del FMI, Gita Gospinath, y al embajador norteamericano Marc Stanly para que intercedieran a favor de una ´apertura´ del gobierno. Tempranamente, el imperialismo aconsejó al gobierno de Milei ´articular´ políticas con la CGT para garantizar la contención de una conflictividad social y laboral creciente. El gobierno ha decidido, finalmente, echar algo de lastre, bajo la presión de su caída en las encuestas, del desplante de los televidentes a sus cadenas nacionales, el fiasco del acto en Parque Lezama y, sobre todo, en vísperas de un descalabro financiero y un default. El acercamiento entre ambas partes se hizo patente en el acuerdo articulado con el peronista Miguel Ángel Pichetto para redactar la reforma laboral.

La CGT no retiró de la mesa su participación en la marcha universitaria de mañana, donde estará representada por Pablo Moyano, la ´pata combativa´ de la burocracia, a sabiendas de que los rectores y fuerzas convocantes no esperan que la sangre llegue al río. En cuanto al paro del transporte anunciado para la lejana fecha del 17 de octubre próximo, la presencia del jefe de la UTA, Roberto Fernández, aportó su cuota de ´mesura´. “El colectivero no se mostró favorable a la posible medida de fuerza, que analizará el martes 8 en el marco de la Mesa Nacional del Transporte, aunque admitió a este diario que en el cónclave de este lunes se abordaron otros temas sectoriales” (Clarín, 1/10). En el caso de los trabajadores estatales, Andrés Rodríguez (UPCN) se llevó la promesa de que la próxima tanda de despidos sería “moderada” en comparación con las anteriores – los despidos en la administración pública suman más de 30 mil.

En la semana previa, el oficialismo, en acuerdo con el kirchnerismo, bloquearon un proyecto de “democracia sindical” que pretende limitar la reelección indefinida en la conducción de los sindicatos y establecer restricciones para cobrar la cuota sindical ´solidaria´ a los trabajadores no afiliados. Luego, la cúpula viajó a Roma a contarle al Papa lo mal que se vive en Argentina. “Esto es una tregua que nos conviene a todos. No hay más margen para seguir con el conflicto permanente. Se necesita dar soluciones a algunos temas que son prioritarios”, remarcó, a su turno, otro jefe sindical consultado (Clarín, 1/10).

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