Parque Lezama, debut y despedida

Escribe Marcelo Ramal

En vez de “partido nacional”, una camarilla familiar.

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Javier Milei intentó repetir en el Parque Lezama el acto que años atrás sirviera de lanzamiento para su candidatura y, eventualmente, para su corriente política. En este caso, la excusa del acto era el lanzamiento de su partido como sello nacional. Pero la convocatoria de Parque Lezama no consiguió nada de esto. Por el contrario, puso de relieve un derrumbe manifiesto del gobierno libertario -no ya entre quienes luchan contra él, sino en lo que respecta a su propia base social y política-. La concurrencia apenas superó las 5.000 personas, dejando vacíos mal disimulados en las gradas del anfiteatro de Lezama. En la zona, el periodismo detectó a decenas de micros que, evidentemente, llegaron semivacíos. El acto fracasó por partida doble: en la concurrencia espontánea y en la “organizada”, a pesar de la ayuda de una parte de la ‘casta sindical’ -la que responde al gastronómico Barrionuevo y la burocracia de UATRE-.

Si el acto pretendía presentar a la LLA como una fuerza política nacional, lo que logró fue exactamente lo contrario. El “sello” electoral libertario es una camarilla familiar, como lo demostró la presencia protagónica de Karina y Javier Milei en el escenario. Karina se refirió, incluso, a “los hermanos Milei”. Para mantener bajo su éjida al sello electoral libertario, Milei deberá recurrir a otros miembros de su familia -si es que confían en ellos-, habida cuenta de los desplantes y rupturas que ya vivió en varias provincias y en el propio parlamento. Como era previsible, al acto no concurrió Villarruel, después del incidente que protagonizó por X en relación a los últimos acuerdos del gobierno por Malvinas. El acto familiar, en suma, fue un retrato de la desintegración del gobierno.

Furia

El discurso de Milei escenificó la furia frente a ese confinamiento político. Los ataques al “periodismo ensobrado” se dirigieron, en este caso, al periodismo macrista que lo sostuvo durante largos meses y que ha comenzado a tomar distancias en las últimas semanas. Desde la tarima, ratificó a los miembros de un gabinete en zozobra, después de la renuncia del ministro de Salud Russo. Los espaldarazos nerviosos apuntaron principalmente a Luis Caputo, en la semana del decreto que lo autohabilita a renegociar una deuda de carácter impagable. Más que detenerse en el acto de Milei, los periódicos de este domingo se preguntan sobre los dólares necesarios para afrontar esos compromisos de deuda. En Lezama, Milei intentó rescatar a la operación deflacionaria en curso, y exaltó la existencia de un “peso fuerte”, ello, cuando la base social que enancó a su gobierno refuerza los reclamos por una devaluación.

Los saludos de Milei se extendieron después a la jefa del “Capital Humano”, en la misma semana en que se conoció el índice de pobreza del 52 %. Milei apeló, como siempre, a la *fake *para justificar al gobierno empobrecedor. Señaló que en realidad la pobreza del primer semestre “había sido del 55 %”, y que por lo tanto el índice actual marcaba un descenso. Para este delirio, no consiguió ni el aplauso de su gabinete, que compartía las primeras filas con un centenar de lumpenes enfervorizados. El resto de la concurrencia apenas seguía el discurso, como se apreciaba en el murmullo permanente.

Milei le dedicó un párrafo a la estatización de las jubilaciones por parte de CFK y Boudou. No los acusó por usar al Fondo de Garantía para pagar la deuda pública, sino por haber financiado “las moratorias de quienes no hicieron aportes”, o sea, a las víctimas de la precarización laboral y evasión previsional promovida por la clase capitalista. La alusión a “los que se robaron las jubilaciones del sistema previsional privado” adivina la intención última de la actual política de ajuste previsional: por un lado, el retorno de las AFJP, que serán ofrecidas como complemento de la actual miseria jubilatoria a quienes puedan pagar un aporte; por el otro, la conversión de las actuales jubilaciones en estipendios asistenciales, por debajo de la línea de indigencia.

El ultimo párrafo del discurso fue un agradecimiento al macrismo por el papel jugado en el aval de las leyes y DNUs reaccionarios en el Congreso. Fue él único baño de realidad en el falso acto libertario: la camarilla familiar deberá recurrir crecientemente a la “casta” de la oposición parlamentaria y de la burocracia sindical para sostener a su gobierno antiobrero. Apenas unas horas antes del acto, el gobierno frenaba en el congreso a los proyectos de “reforma sindical” de sus socios radicales, en un entendimiento con la CGT.

El patético acto libertario tendrá como contrapartida a la marcha educativa de este miércoles, que convocará a otras luchas y sectores de trabajadores que buscan un canal para poner fin al experimento reaccionario de Milei y compañía. Hay que redoblar el esfuerzo en las universidades, escuelas y en todo el movimiento obrero para convertir a la jornada del 2 en una expresión política contundente contra el gobierno liberticida. Los “hermanos”, en definitiva, están para el cachetazo.

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