Escribe Olga Cristóbal
El 25 % de los artistas e intelectuales sancionados por “antisemitas” son judíos que condenan la masacre sionista en Gaza.
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Esta semana colapsó la coalición de tres partidos que gobierna -gobernaba- Alemania. Pero esto no impidió que los exsocios -socialdemócratas (SPD), Verdes y liberales del FDP- votaran juntos, y junto a la oposición derechista cristiana, una ley que, en nombre de impedir el antisemitismo y “ofrecer una mejor protección de la vida judía en Alemania”, opera como una mordaza antidemocrática y punitiva contra cualquier persona o institución que critique al gobierno de Benjamin Netanyahu o la masacre que el sionismo está ejecutando en Gaza, Cisjordania, El Líbano…
Tan solo los diputados de los grupos Bündnis Sahra Wagenknecht (BSW) y Die Linke (La Izquierda) votaron en contra y en términos bastante timoratos.
Mientras Israel hunde a los palestinos en el exterminio, la resolución “Insta” al gobierno “a que siga defendiendo activamente la existencia y los legítimos intereses de seguridad del Estado de Israel como principio central de la política exterior y de seguridad alemana”.
La ley, virulentamente islamofóbica y antiinmigrantes -los responsabiliza por el crecimiento del antisemitismo-, establece sanciones que afectan especialmente el ámbito cultural y educativo, motores fundamentales de la solidaridad con Palestina.
Además, llama al gobierno alemán a reprimir aún más la enorme oposición al genocidio. No solo apela a la intimidación y las cancelaciones, también prohíbe que reciba apoyo financiero del Estado cualquier "organización o proyecto que propague el antisemitismo, cuestione el derecho de Israel a existir, llame al boicot contra Israel o apoye activamente el movimiento BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones contra Israel)".
Académicos y organizaciones no gubernamentales criticaron enérgicamente la resolución. Impugnan que se confunda el antisemitismo con la condena al sionismo y la quita del financiamiento estatal a las instituciones educativas o culturales antisionistas.
En agosto de 2024, durante el debate del proyecto que finalmente fue aprobado, unos 150 académicos, juristas y artistas judíos residentes en Alemania expresaron en una carta abierta su "profunda preocupación". Afirmaron que, so capa de "proteger la vida judía en Alemania", en realidad se la pone en peligro al "asociar a todos los judíos con las acciones del gobierno israelí, un notorio cliché antisemita".
La carta denuncia que «se fija en los artistas, los estudiantes y los inmigrantes como los autores más peligrosos de antisemitismo en el país, sugiriendo que la amenaza más urgente para los judíos proviene de personas asociadas a la política de izquierdas y de quienes vienen de fuera de Alemania».
«Se trata de una distorsión malintencionada de la realidad, que se basa en la falsa fusión de antisemitismo y cualquier crítica al gobierno israelí. Como judíos, rechazamos especialmente la sugerencia de la resolución de que el antisemitismo ha sido importado por los inmigrantes a Alemania, cuna del nazismo.»
«No tememos a nuestros vecinos musulmanes, ni tememos a nuestros compañeros artistas, escritores y académicos. Tememos a la creciente derecha, como demuestran las concentraciones masivas de neonazis envalentonados por un clima nacional de miedo xenófobo. Tememos a Alternativa para Alemania (AfD), el segundo partido político más popular del país, cuyos líderes trafican a sabiendas con retórica nazi. Esta amenaza apenas se menciona en la resolución.»
Efectivamente, la ley subraya "la alarmante magnitud de un antisemitismo basado en la inmigración proveniente de países de África del Norte y Medio Oriente", aunque también indica que el fenómeno está relacionado con "el antiimperialismo de izquierda".
El debate en el Bundegstadt abundó en afirmaciones del tipo “el odio a los judíos llegó con la inmigración”, especialmente a partir de 2015, “cuando Merkel abrió las fronteras”. Y en consecuencia propone expulsar del país a quienes no acepten “tanto la vida judía como la responsabilidad por el derecho de existencia de Israel". La “solución propuesta” de la moción también estaba “dirigida a agotar las posibilidades represivas, en particular en el derecho penal y de ciudadanía y en el derecho de asilo y residencia. En palabras sencillas: poner a los antisemitas musulmanes en un avión y enviarlos a casa”.
También acusa de antisemitas “a jóvenes alemanes que no tienen trasfondo migratorio” en referencia a los estudiantes universitarios. En los establecimientos educativos, se recomienda "exclusión de clases (de los alumnos) o incluso expulsión en casos particularmente graves".
"Esta resolución abre la puerta a abusos, criminaliza las críticas legítimas a la política gubernamental israelí y promueve el discurso racista del antisemitismo importado", señaló Amnistía Internacional.
Desde que el parlamento alemán determinó en 2019 que el movimiento BDS es antisemita, muchas instituciones culturales cancelaron invitaciones y premios tratando de evitar acusaciones de antisemitismo. El fenómeno se acentuó aún más tras el ingreso de las milicias palestinas a Israel en octubre de 2023.
La Alianza de la Diáspora, una organización internacional liderada por judíos dedicada a desafiar la instrumentalización del antisemitismo, informó que no solo palestinos y árabes fueron sancionados, sino también un número muy desproporcionado de judíos. Entre los 84 casos de cancelación documentados, las personas judías o grupos que incluían a judíos fueron el 25 %, cuando los judíos representan menos del 1 % de la población alemana.
El cineasta israelí Yuval Abraham y su codirector palestino, Basel Adra, fueron acusados de antisemitismo tras su discurso de aceptación de un premio de la Berlinale porque criticaron al gobierno israelí. Abraham, que recibió amenazas de muerte en Israel tras las acusaciones, acusó a su vez a las autoridades alemanas por utilizar “como arma el término antisemitismo, que fue diseñado para proteger a los judíos, no sólo para silenciar a los palestinos, sino también para silenciar a los judíos e israelíes críticos con la ocupación».
En la misma línea, la ganadora del Premio Peter Weiss 2023, Sharon Dodua Otoo, expresó: «Se trata de una distorsión malintencionada de la realidad, basada en la falsa fusión de antisemitismo y cualquier crítica al gobierno israelí. Como judíos, rechazamos especialmente una resolución que dice que el antisemitismo ha sido importado por los inmigrantes a Alemania, cuna del nazismo».