Bessent visita Argentina para alinearla al bloque belicista de Trump

Escribe Aldana González

Bessent visita Argentina para alinearla al bloque belicista de Trump

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A días del recule de Trump y sus aranceles, mientras Estados Unidos vive una crisis comercial y de deuda fenomenal, el Secretario del Tesoro de ese país, Scott Bessent, visitó insólitamente la Argentina.

La visita de Bessent tiene varios objetivos, pero el que marca la urgencia es evitar la precipitación de la crisis argentina, no tanto por la afinidad ideológica de los liberticidas que están en el gobierno como la importancia del país como principal deudor del Fondo -que está cayendo por un barranco y con riesgo de llevarse puesta parte de la economía mundial-.

El punto es que el acuerdo con el FMI -que representa un salvataje histórico y que pasa por alto las normas mismas del organismo- no logra, sin embargo, dejar satisfechos a los capitalistas de conjunto.

El acuerdo no quitó la totalidad del cepo al no permitir pasar los stock a dólares -en cambio les van a dar bonos- y el rango de flotación del dólar se estableció en valores insuficientes para los exportadores.

Por eso la principal actividad de Bessent fue el almuerzo con empresarios para alinearlos con Milei y dejar en claro que no hay alternativas al acuerdo firmado.

Según el norteamericano, ahora tendrían que llover las inversiones para que la Argentina junte reservas y pague sus deudas. Sin embargo, los sojeros no están encontrando muy atractivo el precio tope en los 1.400 pesos del dólar para liquidar la cosecha, razón por la cual Milei pasó a amenazarlos con una reimposición de las retenciones para junio.

Más lejos aún se ven las inversiones, cuando numerosas multinacionales están abandonando el país -entre otras cosas, por la imposibilidad de liquidar utilidades- y cuando el único plan parece ser Vaca Muerta que, en un contexto de derrumbe del precio de los combustibles, es cada vez menos rentable.

En la entrevista que Bessent le dio a la agencia Bloomberg negó de plano un préstamo de su gobierno a la Argentina -algo que habían hecho trascender desde el gobierno de Milei- porque al liberticida hay que salvarlo, pero que otro ponga los dólares. También se mostró asertivo en declarar que espera que se cancele el swap con China, en sintonía con declaraciones en ese sentido que ya había hecho el enviado norteamericano para América Latina, Claver-Carone la semana pasada.

El otro gran objetivo fue, justamente, encauzar al mismo gobierno liberticida fuera de la órbita china.

Las exigencias no se limitan a la cancelación del swap. Trump también pretende que la Argentina prohiba la utilización de tecnología china para la red de 5G y bloquear la participación del gigante asiático en materia nuclear y en el acceso a ciertos recursos minerales. Incluso la base espacial china ubicada en la Patagonia está bajo la lupa yanqui.

En Panamá, Trump no solo logró que los dos puertos del canal, propiedad de un hongkonés, fueran vendidos a Blackrock, sino que ya desembarcó tropas.

En Argentina, la situación es más complicada porque la economía está tan acoplada a la China -su segundo socio comercial- que hasta la anterior renovación del swap fue aprobada por el FMI.

Acuerdo con el FMI

En estos días se empieza a conocer la letra chica del acuerdo con el Fondo, la cual da cuenta de un plan de colonización.

La medida principal es la devaluación que corroe la capacidad de compra de los asalariados. Otra medida que pidió explícitamente Estados Unidos fue la importación de bienes de capital usados, algo ilógico un país que tiene ociosa la mitad de su capacidad instalada, y que implica atraso tecnológico.

También se supo que hay una especie de cheque en blanco firmado, según el cual el gobierno argentino acepta nuevas condiciones que al FMI se le ocurran en el futuro al mismo tiempo que se compromete a vetar cualquier iniciativa del Congreso que afecte al déficit cero.

Además, están las reformas estructurales en materia laboral, previsional y tributaria y las privatizaciones.

El acuerdo está redactado de manera que compromete a gobiernos futuros, algo que también está garantizado por la historia y la manera en que los gobiernos de todos los colores “honraron” deudas, todas contraídas de forma ilegal, ya sea por gobiernos de facto, nacionalizando deudas privadas, violando los propios estatutos del FMI o malversándolas para fugar capitales.

Cada dólar de deuda espuria e ilegal fue pagada por gobiernos peronistas sacrificando las sentencias de los jubilados que reclamaron el 82 % móvil y los salarios, que nunca recuperaron el poder adquisitivo anterior a la última dictadura militar.

Bessent vino para atar un cabo suelto, los capitalistas que no quedaron conformes con el acuerdo con el FMI. El otro cabo suelto, los trabajadores que vamos a ver empeoradas nuestras condiciones de vida, le queda fuera de alcance y, de momento, es algo de lo que se encarga la burocracia sindical junto con las conducciones peronistas en todas sus variantes, incluido Grabois que pretende clavar una cuña, enfrentando a los trabajadores informales con docentes y trabajadores de la salud.

La organización independiente de los trabajadores en su lucha por el salario es lo que puede derrotar al acuerdo con el FMI.

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