Escribe Pablo Busch
Por un plan de lucha por el salario, contra el desguace y la privatización.
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El Gobierno Nacional anunció una reducción de 1.937 trabajadores en Trenes Argentinos Operaciones. Busca reducir a 20.000 trabajadores la plantilla, con el objetivo de privatizarla total o parcialmente. La empresa TAO está a cargo del grueso de las líneas ferroviarias urbanas, de larga distancia y regionales. Detrás del objetivo de la reprivatización se oculta un jugoso negocio inmobiliario: en las concesiones el Gobierno pretende entregar a los privados las tierras del ferrocarril ubicadas en Retiro, Avenida Libertador, Belgrano R, las estaciones del Tren de la Costa y enormes predios de playas de estacionamiento ferroviarias en Boulogne, Villa Lynch, Victoria, Liniers, Haedo y varios ramales del Roca.
El ajuste en el ferrocarril no arranca con los nuevos anuncios. El Gobierno ya aplicó una serie de recortes durante el último año: la eliminación de 277 cargos jerárquicos, una reducción del 32 % de su estructura directiva y el recorte del 73 % de las horas extras. La reducción de personal alcanzó en el último año y medio a 1.897 empleados, la gran mayoría a través de retiros voluntarios.
El ajuste más importante en el presupuesto del ferrocarril pasa por el salario de los trabajadores ferroviarios, bajo los distintos convenios. Las paritarias firmadas en forma trimestral por Sasia, Secretario General de la Unión Ferroviaria y Maturano, de la Fraternidad, condenaron el salario de los trabajadores del ferrocarril a un retroceso histórico. Sólo por dar ejemplos, el básico inicial del convenio de la UF, el del trabajador de Maestranza, no llega a los 800.000 pesos. Un técnico calificado con antigüedad y la categoría más alta no pasa del 1,5 millón de pesos. La burocracia sindical avala la pulverización de otro convenio, con tradición de estar entre los mejores salarios, y convertirlo en un “convenio basura”.
Luego del crimen de Mariano Ferreyra, cientos de tercerizados del ferrocarril que estaban en convenio UOCRA o Maestranza fueron pasados al convenio ferroviario, lo que representó una triplicación de sus salarios: hoy la diferencia entre el convenio ferroviario y esos convenios “basura” es prácticamente nula.
La política de los sindicatos del ferrocarril es sacrificar el salario en función de mantener los puestos de trabajo y evitar los despidos masivos. Los salarios de miseria obligan a los trabajadores ferroviarios, como a los de la UTA, a ocuparse en otros trabajos para llegar a fin de mes. El recorte completo de las horas extras en el ferrocarril, que en la UTA son masivas, también alimenta el pluriempleo. Le han abierto el camino a los supuestos despidos encubiertos como retiros voluntarios, especialmente de los tercerizados, y a las jubilaciones anticipadas de los trabajadores en edad de retiro. Sasia y Maturano también llevan adelante su propio desguace de la plantilla ferroviaria en favor de una privatización que apoyan.
Los trabajadores del ferrocarril no podemos asistir al desguace del tren, de nuestros puestos de trabajo y nuestros salarios. Del transporte ferroviario dependen millones de trabajadores del pais. La esencialidad del trabajo ferroviario quedó probada durante la pandemia. Hagámosla valer impulsando asambleas por línea, votando un reclamo de 2,5 millones de básico, rechazando el desguace, la privatización y la reducción de puestos de trabajo.
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