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En diciembre, en Reino Unido, 1,5 millones de trabajadores fueron a la huelga. En el año nuevo 2023, esta tendencia seguirá en crecimiento. Muchos medios de comunicación describen la situación como una "huelga general de facto", debido a que varios sindicatos evalúan coordinar acciones. Desde 1926 que no se ve una situación igual. El gobierno de Rishi Sunak amenaza con declarar “servicios esenciales” varios de los sectores que protagonizan el movimiento, incluyendo trabajadores de la salud, ferroviarios, docentes, bomberos y agentes de migraciones. Las huelgas serían declaradas ilegales si no se garantizan “dotaciones mínimas” y las represalias podrían incluir el despido.
La inflación -y el consiguiente aumento del costo de vida- provocada por la guerra imperialista de la OTAN en Ucrania y las malas condiciones de trabajo son el principal detonante. La inflación alcanza el 10,7% en Inglaterra, pero arrima al 15% en Gales y Escocia. Es la más alta de los últimos 40 años. Los trabajadores del archipiélago británico reclaman un aumento salarial que sobrepase la inflación. El gobierno responde con una cantinela que los trabajadores argentinos conocemos de memoria, a saber: que el aumento de salarios sería inflacionario. Incluso intervino para boicotear una oferta de las patronales ferroviarias que, sin satisfacer el reclamo obrero, se colocaba un poco por encima de la media de 5 puntos que ha establecido como política de ajuste salarial. Un portavoz del gobierno afirmó que si hay un aumento salarial de dos dígitos solamente alimentará la inflación. Lo que genera la inflación no son los salarios, por supuesto, sino el desequilibrio que la guerra ha introducido en la economía mundial. Sectores capitalistas, en cambio, están embolsando ganancias siderales con la “oportunidad” que les ofrece la masacre. Las huelgas británicas, como otras que recorren Europa, son manifestaciones primarias del movimiento obrero frente a la conflagración imperialista.
Una encuesta de opinión de YouGov mostró que el 66 % de los encuestados apoyaba a las enfermeras en huelga y sólo el 28 % se oponía a ellas y que 58% estaba a favor de las demandas de los bomberos y apenas el 33% en contra. Otra encuesta, realizada por Savanta ComRes, encontró que el 43 % está a favor de las huelgas ferroviarias y sólo el 36% se opuso. Este respaldo popular encierra una bomba política.
A partir del 3 de enero, los trabajadores ferroviarios de la RMT y ASLEF iniciarán los cinco primeros días de paro nacional. Se calcula que 80.000 trenes serán cancelados esta semana debido a que se paralizará la mayoría de los servicios ferroviarios en todo el país.
Los miembros del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS) que trabajan como oficiales de tránsito y operadores de salas de control en el suroeste de Inglaterra y West Midlands también lanzaron dos días de huelga en todas las regiones, el 3 y el 4 de enero.
Mientras tanto, el 9 de enero, la Asociación Médica Británica comenzará a votar si 45.000 médicos jóvenes en toda Inglaterra van al paro. En salud, se preparan para otra ronda huelguíistica, con paros de trabajadores de servicios de ambulancia en Inglaterra el 11 y 23 de enero organizadas por Unison y otra serie de huelgas de RCN el 18 y 19 de enero.
Cabe destacar que el secretario de salud, Steve Barclay, trató de limitar el aumento salarial anual. Barclay, propone apenas un aumento del 2%.Los especialistas advierten que esta propuesta de hambre puede llevar a una gran lucha de todo el sector público de salud.
Por su parte, el 10 de enero, decenas de miles de profesores del Instituto Educativo de Escocia harán una huelga, junto con miembros de la Asociación Escocesa de Profesores de Secundaria.
La burocracia sindical busca dosificar las medidas, pero el Reino Unido es un polvorín.