A dónde va Cuba

Escribe Norberto Malaj

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Hace mucho que ya no se celebra en la Isla el triunfo revolucionario de enero de 1959, cuando el ejército rebelde de Fidel y el Che ingresó a La Habana.

Ese legado histórico es hoy apenas una sombra. Hace mucho, también, que el castrismo abandonó toda referencia a la transformación socialista de Cuba y a la revolución latinoamericana. Acompañó todos los procesos de colaboración de clases que llevaron a grandes derrotas —Chile de Allende; Nicaragua. Antes, había desplegado una política foquista continental, que era un simulacro de internacionalismo socialista. Defendió la invasión de la burocracia de Rusia a Checoslovaquia, en el entendimiento de que frenaba una restauración capitalista en ese país, cuando la política restauracionista era impulsada desde el Kremlin, en función de los intereses generales de la burocracia moscovita.

Cuando cayeron los regímenes stalinistas, a partir de un pacto entre Gorbachov y Reagan, Cuba se despegó de esa política. Fidel dijo que no seguiría el curso del viejo glacis soviético. Con el tiempo, el castrismo reivindicó la vía ´vietnamita` y/o china al capitalismo, en tanto conservaba el poder de la burocracia ‘comunista’. El curso de Cuba, sin embargo, difirió también de ese ´modelo´. Cuba no salió nunca del repliegue del ´período especial´, debido, por sobre todo, al fracaso de su aproximación política a Washington.

Tras el sacudón de la llamada ´tarea reordenamiento´, primero, y la pandemia, después, “la magnitud de la crisis en curso es similar o muy próxima a la de los peores años de la severa crisis de los noventa” (Carmelo Mesa Lago —en adelante CML, en La Joven Cuba, 13/1). Desde “las reformas de los noventa el aumento de la desigualdad social y la pobreza” son ostentosas (Alina Bárbara López Hernández —en adelante ABLH, ídem, 16/1).

Un reciente parte del ministerio de Salud cubano “informó a la población que, en el transcurso de este mes enero, en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre, de la provincia de La Habana, lamentablemente han fallecido ocho recién nacidos con bajo peso al nacer y prematuridad” (textual).

La mayor de las Antillas está apenas por detrás de Puerto Rico en cuanto a emigración a EE.UU.: 2022 vivió “la mayor entrada de cubanos en EE.UU. en los últimos cuarenta años, que superó ampliamente a la ocurrida en 1980 a través del puerto de Mariel” (Mauricio De Miranda Parrondo —en adelante MMP, LJC, 20/1). Aunque México encabeza en términos absolutos la emigración a EE.UU., la proporción de cubanos que vive en EE.UU, en relación a la población, es la mayor de América Latina.

El comercio exterior de Cuba, aún en medio de los peores años de crisis, fue siempre positivo. Cubría así, siquiera parcialmente, el pago de su enjundiosa deuda externa. Ahora “las últimas cifras de comercio exterior de bienes y servicios disponibles (años 2020 y 2021) muestran un balance negativo, porque las importaciones superan las exportaciones y ambas decrecen” (íd.). José L. Rodríguez, ex ministro de Economía, reconoció que “Cuba había renegociado favorablemente préstamos por 54.200 millones de dólares y había obtenido un 82% de condonación, pero a renglón seguido reconoció que después, desde 2016, no había sido posible sostener el pago de la deuda restante” (íd.). Para hacer frente a sus déficits de balanza de pagos, la burocracia alentó la entrada de “fondos buitres”. Ahora enfrenta “un litigio internacional relacionado con el impago de deudas adquiridas por fondos de inversión de alto riesgo en el mercado secundario” (íd.).

Derrumbe de Salud y Educación

Con relación a los estándares cubanos en educación y salud pública, “la crisis económica ha afectado notablemente a la educación y la salud, que habían sido históricamente los pilares de la política social” (MMP, íd.).

Los primeros grandes golpes a las conquistas de la Revolución se iniciaron tras el ´período especial´. A mediados/fines de la primera década del siglo se inicia la “segunda —y profunda— estocada” contra el nivel de vida de las masas (ABLH). Desde “febrero de 2008, (se) recortan gastos y «gratuidades indebidas». Bajo la consigna «sin prisa pero sin pausas» “se constató que la prisa apuntaba… a medidas (que) afectaron a las personas y familias más pobres: cierre de 24 mil comedores obreros; aumento de la edad de jubilación en cinco años para hombres y mujeres; disminución de la edad de inicio laboral a quince años, es decir, las personas que empezaban a trabajar siendo adolescentes debían hacerlo durante medio siglo para tener derecho a una jubilación” (íd.).

Según ABLH “durante el gobierno de Raúl Castro (2006-2018)” ocurre “el mayor recorte en la inversión de salud”. El régimen se jactaba, en cambio, de “la exportación de servicios médico-farmacéuticos”, y el turismo sanitario como “principal fuente de divisas del país” (íd.). El sector salud, en ese mismo período, no sólo se desfinanció: “la asistencia social para proteger a la población más pobre... fue reducida” (íd.).

“Con la designación de Miguel Díaz-Canel” y el paquetazo de inicios del 2020 que eliminó el peso cubano y dolarizó virtualmente toda la economía, se produjo “el tiro de gracia”. Sus consecuencias: “aumento de la mortalidad general, infantil y materna; disminución sostenida de la natalidad; incremento del número de suicidios; crecimiento de la población carcelaria hasta ubicarse entre las mayores per cápita del planeta; un éxodo de proporciones dramáticas y acentuación de la desigualdad” (ABLH, íd.ant.). Contra lo que se difundió inicialmente, Cuba alcanzó bajo la pandemia registros de infecciones y muertes que estuvieron encima de la media de América Latina (CML, íd.).

Restauracionismo ´a la cubana´

El largo bloqueo de Estados Unidos ha sido un factor crucial en el freno al desarrollo de las fuerzas productivas de Cuba. La burocracia enfrentó el bloqueo procurando acuerdos con los estados latinoamericanos —en particular con sus gobiernos nacionales y populares—, con países de la Unión Europea y con Vietnam, China y Rusia. El acercamiento de parte de Obama sembró ilusiones que fueron cortadas de cuajo, de un lado por parte del Congreso norteamericano y más tarde por Trump.

Gente que se reclama de izquierda en Cuba sostiene que el gobierno no ha hecho lo suficiente para repetir la trayectoria de Vietnam o China, o articular una alianza económica con China. La burocracia ha sancionado, sin embargo, una frondosa legislación en el sentido reclamado. La relación con China se encuentra condicionada a la guerra comercial de parte de Estados Unidos.

China y Rusia reclaman el pago de su deuda externa contraída en el pasado lejano y reciente. La industria farmacéutica cubana, una de las únicas en que la isla supo ubicarse en un lugar de vanguardia, se encuentra hoy en demolición —Cuba no satisface en la actualidad siquiera la producción de medicamentos para su mercado interno. China no suministra la materia prima para la elaboración de fármacos: exige a Cuba que salde antes sus deudas (CML, íd.). Vietnam tiene hace años en carpeta inversiones prometidas en la zona franca de Mariel. El resultado de este cuadro es un completo impasse. La burocracia se atrinchera, en particular, detrás del complejo de empresas bajo control de las FF.AA. — el complejo Gaesa, que tiene el control del comercio exterior y la asociación con la hotelería internacional. El sector pyme se ha desarrollado en un marco de completa desregulación laboral y negación de derechos sindicales. En este terreno Cuba se retrotrae a tiempos anteriores a la revolución de 1933.

La mayoría de las medidas de la era Raúl Castro-Díaz Canel han agravado los problemas en forma exponencial, como lo muestran los índices sociales. Lo único que se ha incrementado es el parasitismo burocrático y el acoso represivo.

A fines de los ´80, la ruptura económica y política de Rusia y el Comecom con Cuba implicó una sacudida impresionante: el PBI descendió casi un 40% en dos o tres años. La situación ahora es peor. Las movilizaciones de julio de 2021 fueron sólo la punta del iceberg.

Catástrofe económica

El desenvolvimiento de la economía cubana en los últimos 45 años sólo es comparable al de Haití. En los últimos 10 años el estancamiento es absoluto e incluso se retrocedió en varios renglones.

“Por más de un decenio, incluyendo 2020-2021 (y también, en muchos casos, 2022, cuando hay cifras), virtualmente todos los indicadores económicos se deterioraron y en la mayoría estaban por debajo de 1989: el crecimiento del PIB promedio anual, la formación de capital bruto, la inflación, la liquidez monetaria, el índice de producción industrial, las tasas promedio anuales de los sectores agropecuario, azucarero y pescado-mariscos; la producción física agropecuaria y manufacturera, la producción de petróleo y gas natural” (CML, citado).

Cuba ha vuelto a un promedio de 12 horas diarias de cortes de luz. Venezuela dejó de proveer petróleo. Hace 20 años que la Isla no incrementa su producción de petróleo y gas. El intento de sacarlo del mar vía inversiones de Brasil fracasó. En agosto pasado Cuba sufrió un incendio de proporciones gigantescas en el mayor depósito de combustibles del país, en la provincia de Matanzas. Todos los ojos se posaron en la responsabilidad de la burocracia: “en los últimos tres o cuatro años hubo una disminución ostensible de los mantenimientos programados al sistema de respuesta contra incendios y de las pruebas de comprobación de su efectividad” (“Matanzas. Radiografía de un incendio”, de ABLH, en LJC, 22/8/22). El accidente provocó la muerte de 17 personas, produjo un desastre ecológico y repercute hasta hoy en la caída del suministro eléctrico.

La producción manufacturera de Cuba retrocedió en los principales rubros a menos de la décima parte de 1989: la de fertilizantes casi desapareció; la de textiles cayó un 80%. La de cemento a la mitad.

El ex ministro antes citadopredijo “en 2022 que hasta 2024-2025 no se recuperaría el nivel del PIB de 2019 (que ya era muy bajo) —o sea, una pérdida de entre seis y siete años de crecimiento—, pero esto fue antes que se informara que el PIB creció 2% en 2022. Asumiendo que se cumple la proyección de un crecimiento de 3% en 2023, según el actual ministro Gil, la economía en este año estaría ocho puntos porcentuales por debajo del PIB de 2019. El PIB en 2019 se encontraba en un nivel muy bajo, pues en 2009-2018 solo creció —según la ONEI (oficina de estadísticas de Cuba, N.Mj.)— a un promedio anual de 2% frente a una meta de 5% a 6%, o sea, alrededor de un tercio” (ABLH, cit. al principio).

Cuba perdió desde fines de los ´90 toda relevancia en el mercado mundial del azúcar —hasta fines de los ´60 supo ser su líder indiscutido. La producción actual de Cuba retrocedió más de 100 años. Tras el ´período especial´ Cuba desmanteló la que fue su nave ´insignia´ desde tiempos coloniales. La mayoría de los ingenios no ha recibido mantenimiento. El cierre de la mayoría de los ingenios provocó una ola de despidos y crisis en decenas de pueblos, especialmente en el Oriente.

Este año el azúcar alcanzó precios extraordinarios en el mercado mundial. Cuba, sin embargo, no pudo aprovechar esta situación. En 2022/3 no habrá suficiente azúcar para el abastecimiento interno; Cuba la deberá importar para cumplir compromisos de exportación.

Cuba no satisface sus necesidades alimenticias básicas. El campo cubano retrocedió como ningún otro en América Latina: siempre en relación a 1989, bajó un 50% la producción de leche, a la cuarta parte la pesca; la de huevos está estancada; igual las cabezas de ganado y la producción de arroz, etc.

“De un total de once productos manufacturados clave en 2020-2021, cuatro estaban bajo el nivel de 1989 y los niveles de todos eran inferiores a las cimas de producción previas” (ídem).

Una economía de ´servicios´

Con excepción de la ya señalada industria farmacéutica-biotecnológica, la burocracia abandonó hace rato toda intención de industrialización y/o de remoción del atraso del campo. La burocracia se orientó —especialmente desde el ´período especial´— hacia una economía de servicios, en especial la hotelera-turística. El estado se asoció a capitales españoles y de otros países y logró que esta actividad fuera hasta principios de la segunda década la principal fuente de divisas. En la actualidad, sigue inyectando en la construcción hotelera la mayor porción de la inversión pública. Se desatienden así los enormes déficits de la producción agraria e industrial, de infraestructura en caminos, transporte y vivienda. La actividad turística sufre un sistemático desplome que es anterior a la pandemia; ésta no ha hecho más que agravar un fenómeno preexistente.

La economía de servicios provocó un drenaje constante de divisas. Por cada dólar que ingresa por turismo el gobierno debe erogar sesenta centavos en importación de bienes y alimentos para su sostenimiento. La ocupación de los hoteles ha mermado en forma permanente en los últimos 10 años. Todo esto ocurrió mucho antes que el Covid noqueara a la actividad. En 2022, con la actividad turística ´normalizada´, la cantidad de turistas fue la tercera parte respecto a mediados de la última década. Se estima que no se recuperará antes de 2025.

Mucho antes que arribara el Covid, el turismo de República Dominicana y otros ´paraísos fiscales´ del Caribe habían desplazado a Cuba como polo turístico. Cuba jamás podría competir en ese plano con el gran capital. La actividad turística priorizada pasó al tercer lugar en el ingreso de divisas del país. El primero lo ocupan, en la actualidad, las ´misiones médicas especiales´. Pero Venezuela, luego Brasil y Bolivia, eliminaron o redujeron drásticamente los contratos con la Isla. Esas misiones nunca tuvieron un carácter ´socialista´ o solidario. A la burocracia la animó siempre un cálculo mercantil; algunos de los principales destinos de esas ´misiones´ son países árabes gobernados por califas. Estas ´misiones´ han sido denunciadas ante la ONU por trata de personas. No deja de ser cierto que esas ´misiones´ implicaron siempre una explotación de los profesionales de la salud; lo mismo ocurre con los salarios de empresas extranjeras en Cuba. El programa que había sellado Lula con el castrismo “pagaba 85% de los ingresos al gobierno, 10% a los médicos y 5% a la Organización Panamericana de la Salud” (ídem). Lula, en su vuelta al gobierno brasileño, ha declarado que no volverá a contratar a médicos cubanos.

El ´servicio´ que tuvo el mayor salto en los últimos 10 años, como segunda fuente de ingreso de divisas, son las remesas del exilio cubano. Cuba se volvió ´remesa-dependiente´ de Miami. Buena parte de los negocios que se han abierto en Cuba son una especie de brazo comercial de la gusanera: los fondos que se giran o ingresan por diferentes vías a Cuba no contribuyen tan solo a sostener a familiares de los exiliados.

Antes que la acción del Covid, las remesas habían sido afectadas por las sanciones de Trump. No obstante, se ha denunciado que el sistema de ´mulas´ que llevan dinero (y bienes también) a la Isla habría sorteado con holgura las restricciones. Ahora el gobierno cubano festeja el restablecimiento de los servicios de Western Union.

La cuestión del partido

A la luz del cuadro descripto es evidente que la burocracia castrista se encuentra acorralada y no evidencia capacidad de reacción. Esto pone en la agenda la necesidad de un partido obrero revolucionario en Cuba, que deberá, antes que nada, hacer un balance histórico de la Revolución y ofrecer un programa internacionalista, en el cuadro de la guerra de la Otan, que se extiende a Europa y Asia.

El futuro de Cuba se librará en la arena de la revolución del subcontinente, por los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

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