Trabajadores de Pepsico de Mar del Plata: reforma laboral, conciliación obligatoria y huelga indefinida

Escribe Fernanda Díaz

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El martes 21 de marzo, los obreros de la multinacional que opera en Mar del Plata, llevaron adelante un paro por tiempo indeterminado en respuesta a la imposición del “cuarto turno”, sistema americano de producción, que los obliga a trabajar los días domingos y feriados sin pagarlos como horas extras.

La medida de fuerza había comenzado el miércoles 15 de marzo en medio de la ola de calor. Con paros de dos horas en los tres turnos, los obreros comenzaron a enfrentar el anuncio de la nueva modalidad de trabajo y las represalias tomadas por la patronal que, por la escasez de trabajadores anotados, no pudo implementar la prueba piloto del cuarto turno en la línea Doritos. Pepsico descontó de los sueldos de algunos trabajadores una parte del porcentaje de los premios por productividad, argumentando que no se habían alcanzado los niveles esperados porque el funcionamiento de las máquinas se detuvo por ciertos momentos. También desconoció certificados médicos.

El delegado del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA) denunció que la decisión de la empresa de pagar los domingos como si fuese un día de semana común, es violatoria de la ley laboral argentina y del convenio colectivo de alimentación. Sin embargo, luego explicó y afirmó en varios medios periodísticos que la propuesta de la empresa es que «los que trabajen recibirán un salario un poco más alto, pero que resulta insuficiente y por demás bajo a lo que históricamente se percibe en Pepsico» (Gestión Sindical, 22/3; conciliacionobligatoria.com, 23/3).

No es menor esta afirmación. Bien mirado, en verdad lo que traduce es la disposición del STIA a pactar un acuerdo de flexibilización laboral a cambio de una mayor remuneración.

El gobierno “nacional y popular”, también del lado de la empresa, no de los obreros

Así quedó demostrado este jueves 23 cuando, el Ministerio de Trabajo, decidió imponer la conciliación obligatoria, violando él mismo la ley 11.544 que establece el régimen legal de la jornada de trabajo.

Un espaldarazo completo a una multinacional que se propuso aumentar la productividad mediante la automatización de todas la líneas, la reducción brusca de dotaciones de trabajadores y a costa de la salud y la vida de los obreros, a quienes se les imponen extenuantes jornadas laborales (12 horas diarias por 4 o 5 días consecutivos, incluidos sábados, domingos y feriados, o turnos de 8 horas con un solo franco a la semana; y rotando los días laborales); y una completa desorganización de su vida familiar y social.

La conciliación obligatoria no llevó al delegado del STIA, ni al STIA-PBA (Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación de la Provincia de Buenos Aires) a pronunciarse y no se observa que estén impulsando medidas para organizar a los trabajadores. Tampoco a la CGT, a la que no se le conoció declaración alguna mientras se desarrollaba la medida de fuerza.

Queda claro que estas conducciones gremiales, la patronal y el propio gobierno, están más que alineados en profundizar el ataque a los trabajadores. Pero cuidado, la nueva estafa que pretenden perpetrar puede reeditar la respuesta que los trabajadores dieron en el año 2020, cuando pasaron por arriba de la burocracia y definieron el paro total.

Una autoconvocatoria de los obreros de Pepsico, podría definir una huelga general de los obreros de la alimentación.

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