Escribe Sebastián Chirino
Ocurrió en la escuela Juan B. Justo EES N°7.
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Exactamente una semana después de los hechos de violencia ocurridos en la escuela EP29/EES34, que derivaron en un paro distrital y una movilización auto convocada de la docencia paceña, el martes 16 de mayo, se produjo un episodio de similar característica en la EES N°7, ubicada en el centro de José C. Paz. Un grupo de personas ingresó a la escuela de forma violenta, golpearon a la Vicedirectora, Directora y a docentes; también provocaron destrozos y corridas. Según comentarios en redes, se trató de una represalia de parte de la familia de una estudiante por un altercado con otros estudiantes ocurrido fuera de la escuela.
Los hechos de violencia ocurridos en la EES N°7 escalaron en magnitud con respecto a los de la semana pasada en la EP29/EES34 en todo sentido, pero sin embargo las direcciones sindicales que la semana pasada convocaron a un paro y acto, esta vez se limitaron a publicar un comunicado donde nos cuentan que repudian “nuevamente las situaciones de violencia”, se hacen “solidarios y acompañan a lxs trabajadorxs y alumnxs lastimados” y exigen “la presencia del cuerpo de inspectores y su acompañamiento, en este caso, la asistencia médica y policial para garantizar la paz en la escuela (sic). Seguimos comprometidxs con recuperar la escuela como territorio de paz (sic), de armonía, y de cuidados (sic, sic), por eso decimos nunca más un hecho de violencia en las instituciones educativas”. Irónicamente este episodio ocurría en el momento el FUDB informaba como un triunfo la firma de un acuerdo paritario, que se dio a espaldas de los trabajadores, sobre “resguardo y reparación”.
En su absoluta subordinación al estado las burocracias sindicales intentan ocultar que los casos cada vez más sistemáticos de todo tipo de violencia en las escuelas tienen como principal base la crisis y la descomposición social, la precarización laboral, la pobreza y la carestía a la que es sometida la familia trabajadora, que acicatean las políticas de ajuste impulsadas por el FMI y ejecutadas por el gobierno, con la complicidad de los que quieren “recuperar a la escuela como territorio de paz”.
La negativa de las burocracias a convocar a una medida de fuerza contrasta con la iniciativa de la comunidad educativa de la escuela, que convoca a una movilización en la Plaza de José C. Paz. Esto se explica por el terror de la burocracia a la tendencia huelguística que recorre a la docencia.