Conflicto en el puerto de Rosario

Escribe Emilio Blanco

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La bronca entre los portuarios rosarinos es enorme. La muerte de un estibador en la madrugada del viernes 12, cuando estaba en el muelle descargando un barco, fue un accidente gravísimo, consecuencia de las malas condiciones de trabajo. La precarización en las tareas y la falta de elementos de seguridad son permanentes. Es el tercer obrero muerto en 5 años, bajo estas mismas condiciones de inseguridad en el trabajo.

La defensa de las condiciones de trabajo, junto al salario y a la lucha contra los despidos, fueron los reclamos que dieron lugar a la enorme lucha de fin de año; a la extraordinaria huelga autoconvocada por los propios trabajadores del puerto rosarino. En ese momento, el paro por tiempo indeterminado fue sostenido desde la base con Asambleas y piquetes y con el enorme apoyo de los familiares y organizaciones. Se enfrentó a esta misma patronal portuaria (TPR) que recurrió a la burocracia del SUPA, al Ministerio de Trabajo y a la represión de la policía de Perotti para imponer el despido de los 5 compañeros.

Para todo el mundo está claro que la muerte de Juan José Contreras es la consecuencia de las desastrosas condiciones de trabajo en el puerto. Por eso la enorme indignación de todos los estibadores.

En este contexto, la conducción del SUPA decretó el mismo viernes 12 un paro por tiempo indeterminado. El martes 16, el Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria. El SUPA, después de alguna “pirotecnia verbal”, acató y el miércoles 17 levantó el paro. Aybar, secretario general del SUPA, hizo declaraciones en los medios de prensa responsabilizando a la patronal concesionaria del Puerto (TPR - Vicentin y los chilenos Ultramar) y afirmó que no estaban las condiciones para retomar el trabajo. Anunció el inicio de denuncias penales sobre el directorio y se quejó de que la patronal desconocía la actuación del Comité Mixto de Seguridad laboral. Sin embargo, a pesar de todas estas denuncias, la conducción del SUPA levantó el paro. Utilizó un argumento traído de los pelos, que era por las presiones de los camioneros que no podían bajar la mercadería por el paro y eso traía malestar.

Aybar reivindicó el Comité Mixto de seguridad laboral cuando debe quedar en claro que en todos estos años no ha servido para defender las condiciones de trabajo ni la vida de los compañeros. Porque es un comité subordinado a la patronal, que es la que impone la política de flexibilidad, precarización y explotación laboral.

Aybar y la conducción del SUPA saben de esta realidad; sin embargo, en el conflicto de fin de año actuaron aliados a esta misma patronal negrera, aislando la gran huelga para que fuera derrotada y los 5 compañeros fueran despedidos. Es sobre esta base que la patronal se envalentona para atacar las condiciones de trabajo, el salario -hoy los estibadores rosarinos ganan la mitad que los portuarios de Buenos Aires- y a los compañeros que estuvieron en la lucha de fin de año.

Aybar se queja en los medios de prensa de que la patronal no respeta los acuerdos en las condiciones de trabajo y recurre a las inspecciones del Ministerio de Trabajo; el mismo que avaló los despidos. Aybar pasa por alto que luego de las inspecciones, cuando los compañeros están en sus lugares de trabajo, es la patronal la que organiza el trabajo e impone sus condiciones de acuerdo a sus intereses sin importarle la seguridad de los trabajadores.

El SUPA de Aybar se niega a que se elijan delegados en los diferentes sectores del puerto, a que haya una Comisión Interna y sin embargo es esta organización elegida por los propios trabajadores la única que puede realmente controlar in-situ las condiciones de trabajo, la falta de elementos y la propia organización del trabajo, garantizando que, en cada operación, haya la cantidad de trabajadores necesarios. La asamblea, junto a los delegados, son los que están en condiciones de parar en forma inmediata el trabajo cuando haya peligro de accidente o de vida en cualquiera de los 4 turnos.

Que se vuelva al trabajo sin las condiciones de seguridad resueltas va a plantear nuevos conflictos, como así también que se siga postergando la convocatoria de la paritaria que ya está vencida y con salarios pulverizados por el proceso hiperinflacionario.

La elección de delegados es una necesidad.

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