Acuerdo Estados Unidos - Papúa Nueva Guinea: otro salto en la guerra contra China

Escribe Mauri Colón

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En Papúa Nueva Guinea, un empobrecido archipiélago de 10 millones de habitantes al norte de Australia, se llevó adelante la cumbre del Indo-Pacífico. El evento reunió a India y 18 líderes del Foro de las Islas del Pacífico, con Estados Unidos, invitado especialmente. En vísperas del encuentro, PNG y Estados Unidos firmaron un “tratado de seguridad” y un “acuerdo sobre operaciones de lucha contra actividades marítimas transnacionales ilícitas”. La rúbrica de este tratado le abre las puerta del Pacífico al imperialismo yanqui y le sirve una plataforma para lanzar un ataque a China.

Si bien no hay una publicación oficial con todo el texto de los tratados, se conocen algunos fragmentos del mismo. Según versiones periodísticas, el texto rubricado acuerda un “acceso sin inhibiciones a lugares militares y civiles estratégicos, incluidos puertos y aeropuertos”. Paralelamente, la Guardia Costera de Estados Unidos estará facultada para operar su programa “Shiprider” -el programa permite que los oficiales de la ley de un país operen en las aguas territoriales del otro país para hacer cumplir las leyes de ese país- junto con las autoridades marítimas de PNG en operaciones en el mar, supuestamente para “controlar la pesca ilegal”. Se calcula que en los próximos años habrá una presencia récord de soldados estadounidenses en la región como no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, EE.UU. se compromete a invertir $45 millones adicionales en varios programas y $12,4 millones para mejorar la “capacidad” de la Fuerza de Defensa de PNG, incluidas las “operaciones de seguridad” internas.

Según James Marape, el Primer ministro de Papúa Nueva Guinea, el acuerdo incluye una cláusula que establece que su país no será utilizado como un lugar para lanzar operaciones militares ofensivas. Sin embargo, la nación insular tiene una base estratégica en la isla de Manus, que ha tenido mejoras multimillonarias por parte de Estados Unidos y Australia, podría convertirse en un importante centro militar del imperialismo en el Indico-Pacifico. Sin ir más lejos, el año pasado el ministro de Defensa de Australia, Richard Marles, declaró que su país tenía reservado un “papel más importante” para Manus, que describió como un “activo estratégico” para contrarrestar a China.

La importancia para la OTAN y Estados Unidos por hacerse de las islas del Pacífico es primordial. En esta región, durante la Segunda Guerra Mundial se pelearon batallas decisivas. Por otra parte, busca frenar la influencia china en la región. Es en este marco que se dan los acuerdos con Filipinas, Taiwán, el AUKUS, entre otros. A los acuerdos se le suma la apertura de las Islas Salomón, Kiribati, Tonga y Tuvalu.

La firma de estos tratados ha despertado críticas. Los estudiantes universitarios de Papúa Nueva Guinea han salido a protestar contra el apuntalamiento de la carrera belicista en la región. Días atrás, en Japón también hubo movilizaciones contra el G7 y su impronta bélica. La clase obrera toma nota de que el imperialismo lleva al mundo, nuevamente, a una nueva carnicería internacional.

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