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Los millones de pesos confiscados a los jubilados le han redituado al gobierno Milei un superávit real, mientras que lo demás -postergación de pagos, etc- es solo un espejismo en el desierto.
Ahora impuso un cambio en el cálculo de la movilidad jubilatoria por decreto, para equipararla a la inflación mensual. La trampa es que comenzaría a aplicarse recién en abril: por el “empalme” del primer trimestre, dictaría un reajuste del 15%, cuando la inflación fue del 70%. En segundo lugar, el gobierno tiene el as en la manga de la delegación de poderes, lo que le permitiría desconocer su propia fórmula en cualquier momento. A la fecha el haber mínimo es de $135.000. La canasta subvaluada del adulto mayor, calculada por la Defensoría de la Tercera Edad, cifraba los ingresos necesarios en $700.000, sin tomar en cuenta un alquiler. Si esto se suma que el PAMI, según su Director Ejecutivo, Omar Leguizamo, “es un paciente que está en una situación crítica” y que están en peligro un sinfín de prestaciones, es evidente que debemos actuar a riesgo de morir de inanición.
En el seno del movimiento de lucha de jubilados que nos reunimos todos los miércoles a las 15 horas en Congreso se ha dado un rico debate alrededor de cuál es la salida frente a esta situación de barbarie.
Los compañeros jubilados ligados a las distintas organizaciones nucleadas en el FIT-U sostienen que debemos reclamar un paro a la CGT y las CTA y un plan de lucha, así como el apoyo a distintas leyes que presentan sus diputados en el parlamento. A estas propuestas se suman los compañeros de la Mesa Nacional de Jubilados y Pensionados, quienes agregan sobre la conformación de la dirección del PAMI y ANSES plantean que debe tener representación el estado.
Sin embargo, la burocracia de la CGT y CTA son funcionales a los planes del gobierno y de la oposición dialoguista, dejan correr los planes de ajuste y firman paritarias a la baja mientras negocian sus propias prebendas con el gobierno, al punto que se han declarado favorables a una reforma laboral “consensuada”. Cuando convocan a un paro es para contener una rebelión de los trabajadores.
La participación por primera vez de los aparatos de estas organizaciones, muchos de ellos ligados a la dictadura militar, como Gerardo Martínez, en la marcha del 24 de marzo junto a los organismos de derechos humanos afines al kirchnerismo, son una puesta en escena para disimular su ausencia de cualquier convocatoria en defensa de trabajadores y jubilados. Convocar a la burocracia sindical a que declaren cualquier medida de lucha es fomentar el confusionismo en el seno del movimiento obrero. Depositar expectativas en el parlamento desarma la lucha de los trabajadores, como plantear la injerencia del estado en la dirección de PAMI o ANSES. Un estado que solo representa a las patronales.
La unidad de los jubilados junto al movimiento obrero ocupado y desocupado, mediante autoconvocatorias, y el impulso de una huelga general son los únicos métodos que históricamente han demostrado su efectividad para el logro de nuestros reclamos.
Se ha convocado desde el seno de las agrupaciones a un gran plenario de jubilados para el mes de abril. La lucha cotidiana, el debate y esclarecimiento de los distintos planteos enriquecen nuestra organización para enfrentar y frenar esta barbarie. Nuestras vidas primero.