2007 – 4 de abril – 2024

Carlos Fuentealba, presente

Escribe Alejandro Barton

Tiempo de lectura: 4 minutos

El 4 de abril de 2007 en un corte de la ruta 22, en Arroyito, cerca de Senillosa, provincia de Neuquén, Carlos Fuentealba era asesinado por una granada de gas lacrimógeno disparada por el policía Darío Poblete, durante la represión y desalojo ordenados por el entonces gobernador Jorge Sobisch (MPN). El corte, decidido en una asamblea de ATEN (sindicato docente provincial federado en CTERA) era parte de una huelga provincial que se había iniciado el 5 de marzo, en reclamo de un sueldo igual a la canasta familiar. Se desarrollaron masivas marchas provinciales y una robusta caravana de Zapala a Neuquén. Para el 4 de abril, las asambleas de ATEN resolvieron el corte de ruta en Arroyito para afectar el ingreso de turistas en Semana Santa y obligar al gobierno a negociar.

El gobierno de Néstor Kirchner había establecido a nivel nacional “un piso” de $ 1.040, cuando la canasta básica familiar rondaba los $ 2.400. El kirchnerismo sostuvo la ´descentralización´ educativa del menemismo, lo que significa -aún hoy- que los salarios docentes son establecidos por cada provincia. Por su parte, CTERA, en lugar de organizar la lucha docente a nivel nacional, se subordinó a la política del gobierno kirchnerista.

A nivel nacional, los reclamos salariales se extendían y las clases no comenzaban o lo hacían con conflictos en varias provincias: Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Jujuy, Santa Cruz, además de Neuquén, entre otras. En Salta, el paro se volvió indeterminado, con huelga de hambre de algunos docentes, y adquirió un carácter autoconvocado frente a la deflexión del sindicato. En Santa Cruz, la huelga docente logró el apoyo de los estatales, se cortaron rutas y se bloquearon yacimientos petrolíferos. El Gobierno nacional había mandado la Gendarmería para amedrentar la lucha. Sin embargo, no evitó la renuncia del gobernador Sancho. La huelga duró 41 días y logró subir el básico de $161 a $ 500.

La CTERA, actualmente, mantiene la misma política de entonces, ahora bajo el gobierno Milei, aislando las huelgas en Santa Fe y, la más reciente, nuevamente, en Neuquén, donde hubo movilizaciones de 15.000 docentes. CTERA no promueve una lucha nacional por la victoria de los conflictos provinciales para no ganarse la enemistad de los gobernadores, en pos de un armado de recambio a Milei... en 2027. Mucho menos, una lucha decidida por una verdadera paritaria nacional y el financiamiento centralizado del presupuesto educativo.

Carlos Fuentealba, militante de la clase obrera

Fuentealba fue un activista obrero de dilatada trayectoria. En los 80 comenzó a militar en el MAS, siendo obrero de la construcción. Participó junto a Alcides Christiansen en la recuperación de la seccional Neuquén de la UOCRA. La burocracia de Gerardo Martínez (al igual que ahora, secretario general de UOCRA nacional) pidió la intervención del sindicato. Fuentealba queda desocupado y, algunos años más tarde, inicia su formación docente, recibiéndose de profesor de Química en 2005. Comenzó a trabajar en una escuela de Neuquén Capital, donde fue elegido delegado sindical. Por esa época, vuelve a vincularse a la actividad partidaria en el ahora denominado Nuevo MAS (NMAS).

En la asamblea que resolviera el corte de ruta donde fue asesinado, Carlos se había opuesto al mismo por considerar peligroso el lugar propuesto; sin embargo, acompañó la decisión de sus compañeros. Bajo la orden de Sobisch, la Policía reprimió con balas de goma, camiones hidrantes y gases lacrimógenos. La Policía continúa su embestida persiguiendo a los manifestantes que se retiran a pie o en auto hacia la ciudad de Senillosa. Fuentealba, que se encontraba en el asiento trasero de un automóvil, es asesinado por una granada artera de gas lacrimógeno disparada a través de la luneta contra su nuca por el policía Darío Poblete. Carlos tenía 41 años entonces, vivía con su compañera Sandra y sus tres hijas. Agonizó hasta el 9 de abril, cuando finalmente falleció.

“¡Fuera Sobisch!”

Si bien era otra la etapa política del país, 2007 no era un año muy lejano al 2001 del Argentinazo y los asesinatos de Kosteki y Santillán de 2002. El asesinato de Fuentealba como resultado de la represión estatal revivió en la conciencia colectiva el recuerdo de aquellas jornadas. El primer lunes posterior a la muerte de Fuentealba, una multitud de 30.000 manifestantes rodeó la Casa de Gobierno de la provincia reclamando que se vaya Sobisch. Las movilizaciones se replicaron en todo el país. El gobierno nacional ofreció el envío de la Gendarmería a la provincia.

La huelga neuquina se extendería por casi dos meses, adoptando la consigna “Fuera Sobisch” como su principal estandarte. En la Legislatura, la mayoría oficialista lograba sortear el juicio político. Cuando finalmente se reunió la asamblea legislativa y la oposición hizo el pedido de juicio político, éste fue archivado inmediatamente.

En el plano judicial, el proceso se limitó al policía Poblete, finalmente condenado a cadena perpetua (Causa Fuentealba I). Posteriormente, la movilización logró llevar a juicio a la jerarquía policial responsable de la represión (Causa Fuentealba II). Las idas y vueltas judiciales continuaron: fue archivada en 2016 y reabierta en 2018. Finalmente los seis policías responsables de la cúpula policial recibieron condenas. Recientemente, el 13 de marzo, el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén ratificó las condenas.

Jorge Sobisch sigue impune. Sus responsabilidades políticas y penales nunca pasaron por los tribunales.

Pasado y presente

Este 4 de abril CTERA convoca a un paro aislado, con eje en la restitución del FONID y las (pseudo) paritarias nacionales, obviando los ajustes que hacen los gobernadores en sus provincias. No plantea un reclamo salarial explícito. Aprovecha una fecha tan convocante como el 4 de abril para salvar los trapos frente a su fracaso en relación a la restitución del FONID. Ni siquiera menciona la limitación al derecho de huelga a partir de la “esencialidad educativa” que pretende el gobierno de Milei, en una fecha tan cara a la libertad para luchar.

Los docentes debemos encarar la huelga del 4 de abril con otra perspectiva. El 4 de abril vamos por un salario mínimo igual a la canasta familiar, por la defensa del derecho a huelga, por la preparación de una huelga general educativa.

Justicia para Carlos Fuentealba. Castigo a Jorge Sobisch.

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