Escribe Federico Fernández
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La masividad que se espera en la movilización del martes 23 excede parcialmente razones ´educativas´. El reclamo universitario cuenta con la simpatía popular. En el movimiento obrero son generales los pronunciamientos y la disposición a adherir, lo mismo sucede en otros sectores sociales como el apoyo de docentes y estudiantes de las universidades privadas. En el movimiento estudiantil brotan decenas de activistas y surgen autoconvocatorias.
El rechazo a la liquidación de la Universidad pública arrastra, por supuesto, a los rectores, decanos y a todo el ´establishment´ universitario, que depende materialmente de la administración de esas posiciones. El choque del Gobierno con estos funcionarios de obediencia hacia la UCR y el peronismo ocurre mientras en el Congreso siguen sosteniendo el DNU y apoyan la nueva “Ley de Bases”, con reforma laboral incluida.
El gobierno, de forma tardía, improvisa una campaña contra la movilización. Luego de cortar todos los fondos habla de una “auditoría”, el mismo procedimiento utilizado contra los comedores populares. Ha desplegado enormes fake news anunciando acuerdos que no ejecuta y manipulando las cifras, como la presentación de un supuesto 140 % de aumento presupuestario. Para el troll oficial Adorni, “el asunto está arreglado y la marcha tiene fines políticos”. Javier MIlei hablará por una cadena nacional para atacar a la movilización universitaria. La obsecuente Bullrich insiste en que aplicará el Protocolo liberticida.
Los rectores, por su parte, han elegido un ángulo ´derrotista´: “vamos a cerrar”. En la UBA para graficar ese cierre dispusieron el corte de algunos suministros de luz y calefacción, junto al cierre de programas de investigación y un brutal mazazo a los insumos del Hospital de Clínicas. En otras universidades procedieron al recorte de cursos, comisiones y carreras enteras. La administración del ajuste es una señal al Gobierno para negociar un ajuste. Hoy el reclamo de los rectores se centra en los “gastos operativos”, apenas el 10 % del total presupuestario; es una admisión de que van contra los salarios de docentes y no docentes. En los últimos seis meses se calcula una pérdida salarial del 50 % de estos sueldos.
Los rectores cuentan, por el momento, con el control de los principales centros y federaciones y con el apoyo del kirchnerismo; el FITU reivindica “planes de lucha unitarios” con los rectorados y decanatos. Emiliano Yacobitti se encargó de dejar en claro que la movilización del 23 “respetara los carriles abiertos para que se pueda circular” y que “no va a ser un piquete”. Aunque no le plazca a Yacobitti, el martes tendremos un gigantesco piquete en Plaza de Mayo contra el gobierno antiobrero, privatizador y liberticidia de Milei, Caputo y Bullrich.