Caputo ordena cortes de gas en la industria y una mayor importación

Escribe Luciana Diaz

Consecuencia del ajuste fiscal sobre obras de infraestructura.

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ENARGAS declaró la preemergencia del sector energético. La causa ostensible es el incremento debido a la demanda por la disminución de las temperaturas a otoño/invierno 2023. La causa fundamental es el parate de obras públicas en cuanto a incrementar la capacidad de los actuales gasoductos y el parate en las obras previstas. El ajuste fiscal será pagado, en consecuencia, por un costo mayor del fluído de importación

El gas extraído de Vaca Muerta alcanza para cubrir la demanda, pero la falta de presión hace peligrar, e incluso interrumpir, el suministro. Esto se puede solucionar con plantas compresoras, pero la motosierra en la obra pública alcanzó a las plantas compresoras en Tratayén y Salliqueló del Gasoducto Néstor Kirchner, las cuales podrían duplicar el volumen de gas transportado desde Neuquén hasta Buenos Aires si estuvieran terminadas.

La declaración de la preemergencia implica el corte de los servicios declarados "interrumpibles", que incluyen a algunas industrias y estaciones de servicio.

Los cortes afectan a industrias de alta demanda de gas como la maderera y de cerámica y plásticos, a las que les llegó la orden de interrumpir el consumo. La Unión Industrial de Córdoba (UIC), ya tiene registrados varios casos de corte de gas por falta de fluido en el sistema, incluso en industrias no "interrumpibles".

Para evitar más cortes, el gobierno tuvo que salir corriendo a abrir una licitación destinada a comprar gasoil y fueloil para utilizar en las plantas de energía termoeléctrica y suplantar el gas que se quema en ellas. Es decir que por ahorrarse menos de 200 millones de dólares en terminar las obras del Gasoducto Néstor Kirchner, el gobierno tuvo que salir a comprar barcos de combustible líquido por 600 millones de dólares. Y eso solo para salir del paso por ahora.

Una situación similar ocurre con el parate de la obra de Reversión del Gasoducto Norte, con el cual se podría suministrar gas al norte del país el cual todavía se abastece con el poco gas que le queda a Bolivia para exportar.

El cambio climático que no existe le está jugando una mala pasada al gobierno que sabe tirar las cartas pero que le cuesta prever el futuro inmediato. Al frío se sumaron las inundaciones de Brasil donde siguen afectadas 4 plantas hidráulicas, 3 subestaciones, 10 transformadores y 24 líneas de transmisión, sin pronóstico de arreglo cercano. En el sur de Brasil, incluso, están importando electricidad desde Uruguay, durante algunas horas por día, que es a lo que llega el suministro oriental. Argentina suele importar electricidad de Brasil en los meses de junio y julio, cuando aumenta la demanda, y podría hacerlo ahora -con un costo mucho menor que el gasoil en barcos- si las plantas estuvieran en funcionamiento.

Este tiro en el pie ocasionado por la motosierra de Milei, se da cuando las generadoras de energía de Argentina terminan de aceptar el bono emitido por el gobierno para saldar la deuda de más de 1.000 millones de dólares que CAMESSA (Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista) sostiene con ellas por los subsidios, debido a la postergación de la actualización tarifaría.

El gobierno pisó este pago durante meses para poder anunciar un superávit fiscal dibujado y, de imprevisto, le aparece un nuevo gasto de 600 millones que no tenía en agenda a riesgo de no poder garantizar el suministro en todo el país.

La "solución" del bono generó pedidos de informes por parte del FMI, el Departamento de Estado y la Embajada norteamericanos, debido a que implica un desconocimiento de los contratos por parte del gobierno argentino, y entre las generadoras, no sólo hay empresas norteamericanas, sino que muchas otras tienen financiamiento yanqui. Pese al descontento, estas empresas, que se capitalizaron con los subsidios kirchneristas, aceptaron el bono -que implica una quita del 50 %- esperanzados con la super renta que constituyen las nuevas trazas tarifarias (ya hay aumentos de un 1000 % aunque todavía no se implementaron a fondo) y los super beneficios que promete el RIGI que está trabado en el Senado por la crisis política.

El gobierno de la austeridad fiscal, contrario a tomar deuda y orgulloso de pagarla, gasta 5 veces más por no invertir en obra pública, emite bonos, incumple los contratos que benefician a su gran burguesía amiga y nos acerca al precipicio de la emergencia energética. Y eso que estamos entrando en una depresión económica y el frío verdadero, todavía, no llegó.

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El "default energético" y la cuerda floja de Milei y Caputo Por Jorge Altamira, 12/05/2024.

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