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El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ha puesto en marcha una cadena de encuentros con los diferentes representantes de la “institucionalidad salteña” por el anunciado Pacto de Güemes que se firmará el próximo 17 de junio. El Pacto de Güemes es una convocatoria del gobierno provincial hacia las distintas fuerzas políticas locales que, bajo la pantalla de un reclamo “federal”, se propone rescatar al gobierno de Milei luego de la caída del “pacto de Mayo”. Sáenz no pierde acto para dejar en claro que no desea “que al presidente le vaya mal”, sino que le garantiza las herramientas de gobernabilidad.
Los primeros en adelantar la firma fueron los exgobernadores de la provincia, Romero y Urtubey. Dos grandes responsables del hundimiento de la población obrera del “norte grande” y colaboradores de la confiscación histórica. Romero, actual senador, ha jugado un papel determinante en el rescate del dictamen oficial en el Senado; Urtubey, por su parte, ha vuelto al ruedo, acompañando a Sáenz en los actos oficiales de Güemes y se anota para reorganizar al peronismo, como eventual reemplazo de Milei. Desde uno de los actos, declaró que “hay que prepararse para ganarle las elecciones en tres años”. Ante todo, revela que la intensión del pacto es engrupir a los trabajadores y garantizar que en el mientras tanto, Milei pueda ir a fondo con su política.
Los encuentros se extendieron a los legisladores locales y nacionales, representantes de diferentes partidos políticos del régimen, al consejo económico y social, a la universidad pública, la universidad católica, la UIA y, como no podía faltar, la Iglesia. La batalla de la triada local es conseguir, antes que nada, los votos necesarios de los senadores de la UXP para la Ley Bases en el Senado, a cambio de un puñado de Obras Públicas, vinculadas sobre todo al reclamo de los grandes capitales: rutas para los agroexportadores, obras para las mineras, etc. Villa, del Partido de la Victoria, en representación del senador Leavy, ya adelantó que saluda al pacto porque “más que un pacto es un petitorio de todos los salteños”.
La que no podía faltar era la burocracia de la CGT y las 62 organizaciones peronistas, que garantizó asistencia completa. Una veintena de sellos sindicales acompañó el reclamo del mandatario salteño al grito de “no lo dejaremos solo”. Más allá de que embadurnen su seguidismo diciendo que es en “beneficio de Salta (y de) sus trabajadores”, su rol en el pacto de Sáenz es la ofrenda de la burocracia local a la política confiscatoria de Sáenz y de las reformas reaccionarias de Milei.
Sáenz ensaya un pacto propio con Milei con esta "Santa Alianza" reaccionaria contra los trabajadores salteños. El propósito de la colaboración de los responsables del hundimiento de los trabajadores en la pobreza y la desocupación, es el rescate al gobierno nacional, de darle la institucionalidad para ir a fondo en un mayor retroceso social. La clase obrera, los trabajadores salteños y nuestros intereses se encuentran en la vereda de enfrente. Concentremos nuestros esfuerzos en abrir un camino político propio, de lucha y organización consciente frente a la bancarrota nacional, el hundimiento de nuestras condiciones de vida y sus responsables de ayer y de hoy.
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