Qué traen los despidos en el sanatorio San José de Palermo

Escribe Hika

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Los primeros días de junio iniciaron con una nueva tanda de despidos en el sanatorio San José ubicado en el barrio de Palermo: alrededor de 160 despidos de trabajadores encuadrados en ATSA. Quien fuera la patronal fundadora, la Federación de Círculos Católicos de Obreros (FCCO), ya había iniciado un proceso de vaciamiento del sanatorio cerrando servicios, adeudando salarios y, cuando depositaba, lo hacía en cuotas. Sin ir más lejos, en marzo despidió a unos 50 trabajadores acusándolos de “mal desempeño laboral” para evitar pagar indemnizaciones, cuestión que fue denunciada por los trabajadores oportunamente.

Ahora, como corolario del vaciamiento, que la FCCO presenta con la carátula de atravesar problemas financieros y de gestión, se ha vendido el sanatorio al Grupo Olmos con la intervención de por medio de Roberto Erusalimksy, expropietario de la clínica Virreyes. Clínica que en diciembre de 2023 fue ocupada por sus trabajadores ante el cierre trucho que los dejaba a todos en la calle, logrando con su lucha la reincorporación en el marco de la nueva patronal que, en ese caso, fue el burócrata sindical Víctor Santa María, Secretario Gral. del SUTERH, dueño de clínicas y medios como Página 12. Fue bajo la gestión Erusalimksy que ocurrieron los despidos de marzo en el sanatorio San José.

El Grupo Olmos es un holding que compró el sanatorio mediante una de sus patas, el Grupo Basa. Con esto ya maneja “20 centros de salud distribuidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y San Juan, además de una red de policonsultorios en nueve provincias.” (Clarín, 14/6)., como también de medios de comunicación (Crónica, Bae Negocios).

Su crecimiento se produjo fundamentalmente bajo el gobierno de los Fernández y, según informa Clarín, está vinculado a Unión Obrera Metalúrgica (UOM) (Clarín, ídem).

Esta red de salud privada comandada por el Grupo Olmos tiene entre su cartera de atención a los pacientes de la Obra Social UOM, así como a PAMI, Swiss Medical, OSDE y OMINT.

La negociación para la compra

Mientras la FCCO acusaba problemas financieros, el esfuerzo constante ha sido descargar la crisis sobre los trabajadores. La absorción de pasivos por parte del Grupo Olmos vino acompañada de los despidos, en una política que la patronal califica de “saneamiento”. El planteo de que 800 empleados para 140 camas es desproporcionado (Clarín, ídem) es el caballito de batalla para despedir, aumentar la carga laboral en los trabajadores que quedan adentro y, finalmente, lesionar la capacidad de atención en salud del sanatorio sobre la base de la sobrexigencia laboral.

Estos hechos son, en la práctica, la manera de llevar adelante la reforma laboral. Y no son aislados ya que los despidos y sus consecuencias de una mayor explotación laboral y precarización recorren el conjunto de la salud privada.

El lugar de la burocracia sindical

Los despidos producidos luego del “plan de lucha” de la semana del 20 de mayo, en el marco de la paritaria de ATSA, y del acuerdo de la burocracia de la CGT con el Gobierno ponen blanco sobre negro el papel que está jugando.

Mientras se suceden estos ataques contra la clase obrera, la burocracia sindical ha sido pródiga en arreglar la defensa de las cajas sindicales con el Gobierno, a cambio de cumplir su rol desmovilizador y desorganizador. Quedó patente cuando el miércoles de esta semana se produjo la votación favorable a la Ley Bases en el Senado, cuyo núcleo antiobrero se expresa en la liquidación de los derechos conquistados por los trabajadores y en la penalidad a las medidas de lucha.

Este alineamiento político explica que frente a los despidos en el sanatorio la burocracia no ha movido un pelo.

Pero, además, su papel tiene ribetes más profundos aún porque en la salud privada los establecimientos se nutren de los pacientes que se atienden por las obras sociales. Con lo cual, si atendemos a la participación de la UOM en el Grupo Olmos o a la de Santa María (SUTERH) en la compra de la clínica Virreyes, se deja ver cómo esa caja de los sindicatos que la burocracia defiende para sí es el trampolín para constituirse en empresarios de la salud y armar negocios donde los aportes a las obras sociales terminan parando en clínicas y sanatorios privados, cuyos dueños... son la propia burocracia sindical.

Consecuencias y alcance

La compra del sanatorio por parte del Grupo Olmos ha venido con un paquete de precarización y sobreexplotación bajo el brazo. Los despidos son la forma de avanzar en este objetivo y la complicidad de la burocracia sindical con esto está dada por su alineamiento con la política estratégica de la reforma laboral y la defensa de sus propios negocios.

En este cuadro la defensa de las condiciones de trabajo y de atención queda enteramente en manos de los trabajadores. Por ello es que, ante el ataque patronal, es importante el planteo de la reincorporación de los despedidos en su conjunto y respetando sus condiciones laborales, ya que los despidos buscan desenvolver el terreno de la reforma laboral sobre los trabajadores de la clínica.

Todo el apoyo a los trabajadores de la clínica San José. ¡Reincorporación de los despedidos!

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