Dorinka (ex Walmart): la patronal pretende arrasar con el Convenio Camionero, los puestos de trabajo y con los delegados

Escribe Julio Gudiño

La burocracia moyanista colabora con la faena.

Tiempo de lectura: 5 minutos

En el día de ayer, delegados de la logística Dorinka, propiedad de Francisco De Narváez, denunciaron en el programa televisivo “Palo y Zanahoria” que el juzgado Penal de Garantía Nº 3 de Moreno-Rodríguez dictó una restricción perimetral contra el Secretario General de la Seccional Luján-Rodríguez, Pablo Osuna, por amenazar de muerte a 3 delegados de la comisión interna que rechazaron una coima de la empresa para dejar pasar despidos, la multitarea, el cierre del turno noche y el aumento de los ritmos de producción.

¿Qué es lo que está en juego en Dorinka?

La patronal de Dorinka, como muchas otras patronales, pugna por imponer, desde antes de la asunción del gobierno liberticida de Milei-Macri, una reforma laboral de facto con el fin de bajar salarios, incrementar ritmos de producción, incrementar la productividad y su tasa de ganancia a costa, por supuesto, de la salud obrera. En la rama logística, como en el neumático o la construcción, pululan los obreros rotos cuya salud está destruida por los intensos ritmos de producción y las condiciones de trabajo que no se adecuan las disposiciones legales de seguridad e higiene.

La patronal viene bregando por imponer este programa desde fines de 2023 y para tal fin contrataron Federico Giovenco quién fue el artífice de una reorganización productiva negrera en la logística que tiene Coto en zona sur. Ante la negativa a aceptar el plan de restructuración productiva por parte de algunos delegados la patronal reclama el auxilio de la burocracia sindical camionera dispuesta a ofrecer sus servicios para “convencer” a los delegados díscolos a no oponer resistencia.

Las coimas

Según relatan los delegados, las presiones de la empresa para que acepten el cambio de régimen laboral fueron constantes: despidos arbitrarios (retiros voluntarios), cambios de funciones arbitrarias, cambios de sectores, sanciones varias, desconocimiento de licencias médicas, etc. Todo este ataque era respondido por los delegados en soledad. En este cuadro es que entra en acción Pablo Osuna, quien en el mes de julio comunicó a los delegados “la buena noticia” de haber logrado que la empresa les otorgue 60 horas, unos $ 500 mil pesos, a cambio de que no se presenten a trabajar con el claro objetivo de vaciar la representación sindical en planta para que la patronal imponga su régimen laboral negrero. El ofrecimiento de las “horas gremiales” abrió un debate intenso entre los delegados, entre ellos y con Osuna y Hugo Moyano.

Osuna alentó con todas sus fuerzas a los delegados a aceptar la coima de Dorinka ya que no se puede hacer nada contra “las fuerzas del cielo” porque los “trabajadores votaron este gobierno”. Esta línea política derrotista y de colaboración con el gobierno liberticida viene siendo implementada desde el 10 de diciembre de 2023 por la burocracia sindical, incluida su rama “combativa”, que dejó pasar sin lucha un mar de despidos y suspensiones, el derrumbe del salario y las jubilaciones, el decreto 70/2023, la Ley de Bases, el veto al aumento de 15 mil pesos para los jubilados, etc. etc. El propio Osuna reconoció en la TV lujanense que la CGT es un sostén del gobierno liberticida al afirmar que “como peronista estoy en desacuerdo con el gobierno, pero quiero que le vaya bien (a Milei) y que haga las cosas bien”. O sea, Milei tiene vía libre para destruir el derecho laboral, el salario y los puestos de trabajo.

La burocracia no se “pone a la cabeza de ninguna lucha” sino que ataca a los luchadores

Osuna presenta la coima de Dorinka como una “conquista” del sindicato de camioneros y convoca a los delegados a firmar el acuerdo en el cual se otorga 60 horas gremiales a los delegados sin contraprestación laboral, además de las horas gremiales que están contempladas en el Convenio. Un sector de los delegados (Mariela Dilema, Fabián Sosa y Carlos Villegas) lo rechazan en el entendimiento de que se trata de un intento de soborno por parte de la patronal para hacer la vista gorda ante el desguace del Convenio Colectivo Camionero. Osuna, enfrentó con furia a los delegados díscolos y los amenazó públicamente de muerte y de destituirlos. Respecto a la primera amenaza los audios aportados por las víctimas son elocuentes: “te voy a hacer mierda (…) a Uds. los van a cagar a tiros (…) Al que me falta el respeto lo voy a citar al sindicato central, delante de Hugo Moyano, a ver si se ríe. A ver si es capaz de faltarle el respeto a mi secretario general. Ahí va a cobrar, eh. No hay cámaras, no hay nada, lo vamos a tirar del tercero para abajo '¡se cayó!' vamos a decir. Y a muchos les pasó”.

A los pocos días de proferidas las amenazas Dilema, Sosa y Villegas son citados por la dirección nacional de camioneros donde les comunican que van a recibir una Carta Documento anunciando una asamblea general en la cual se va a someter a votación un solo punto: su destitución como delegados. Finalmente, el 23 de agosto se realiza la asamblea general en Dorinka de la cual participa uno de los hijos de Hugo Moyano acompañado de una patota a la cual la patronal le permitió el ingreso. En las asambleas la burocracia maniobra de mil maneras para hacer votar la destitución de los delegados y una y otra vez le salen al cruce los trabajadores de base que rechazan la destitución y re-afirman el mandato conferido en noviembre pasado a los delegados. Moyano y su comitiva recibieron una paliza política.

Hay que señalar que los métodos gansteriles utilizados por la burocracia camionera los emparenta con métodos facistizantes utilizados en el pasado por la derecha peronista que aparecieron con toda su magnitud en el crimen político contra nuestro compañero Mariano Ferreyra en 2010.

La lucha que dieron los trabajadores de base para defender a sus delegados contra las maniobras destituyentes de la patronal y de la burocracia sindical son un síntoma auspicioso de las reservas de lucha que anidan en la masa trabajadora y la manifestación del divorcio total entre ella y la burocracia. De esta experiencia política se deriva una enseñanza mayúscula: la política de “presionar” a la burocracia sindical para “que se ponga a la cabeza de la lucha” promovida por el FITU es una vía muerta para desarrollar la conciencia de clase el proletariado porque de lo que se trata es de promover la ruptura total de la vanguardia y de la masa proletaria con la burocracia sindical colaboracionista del gobierno liberticida.

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