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El rechazo, por parte de una asamblea general de Fate contra el preacuerdo de cambio de régimen de trabajo firmado por la Comisión Directiva del SUTNA, ha desatado una inusitada actividad de parte de las agrupaciones del FITU. Ante el impasse creado por la negativa de la dirección sindical a declarar caduco ese convenio, reclaman una ‘cogestión’ del sindicato.
La agrupación Granate ha distribuído una declaración-volante que reclama a la lista Negra que “abra las puertas del Sindicato”. Esta ‘apertura’ del Sindicato consiste en que la Directiva convoque a las agrupaciones a coincidir en una propuesta de cambio del régimen laboral. Según la Granate se deberia pasar a un sistema de 5x2 y rechazar la pretensión acordada con la patronal que la autoriza a volver al sistema actual a partir de febrero de 2026. Este es un punto curioso del “acuerdo”, porque autoriza a la patronal a incumplirlo en un futuro próximo. La Granate agrega que “si la mayoría considera que es necesaria otra negociación porque no ve posible ahora esta variante que proponemos, de todas formas nos garantizaríamos la unidad y la democracia”.
El planteo de la Granate es un ataque abierto a la dirección del SUTNA, que se encuentra, por su lado, en una campaña para revertir el voto de rechazo a la propuesta acordada con la patronal. Como es el estilo del partido al que responde la agrupación -el PTS- encubre este ataque con un planteo de “garantizar la unidad”, por un lado, y la “democracia”, por el otro. Es una forma de aludir a que en el SUTNA no existiría la democracia y la solución sería la apertura “de las puertas” al resto de las agrupaciones que actúan en el ámbito del sindicato. Si la dirección ‘abriera el sindicato’, la Granate se compromete a ‘la unidad’, aceptando el retiro de su planteo de reforma laboral. Señala, a la apurada, “cómo imponer lo votado”, cuando no hay nada más fácil: informar oficialmente del rechazo a la patronal y a la Secretaría de Trabajo.
La Granate, sin embargo, no concurrió a la asamblea que rechazó la propuesta que acordó el sindicato con la patronal, con un planteo alternativo. Se acopló al rechazo cuando advirtió la posición de la mayoría de los asambleístas. El reclamo que formula ahora no es que la Directiva cumpla con lo resuelto y oficialice el rechazo ante la patronal, cuando sabe que la lista Negra está empeñada en lograr que el acuerdo con la patronal se ratifique. Las resoluciones de una asamblea deben cumplirse, antes que nada. Una asamblea que rechaza la moción de la dirección sindical es, en primer lugar, un hecho excepcional en el régimen sindical cegetista de Argentina, integrado al Estado. Es, precisamente por eso, que esa asamblea ha sido una expresión elevada de democracia y, por otro lado, de conciencia de clase de los asambleístas. Una expresión de salud política de los obreros. A partir de esto, la Directiva debería declarar caduco el convenio firmado, y convocar a una nueva asamblea para que discuta un planteo alternativo. No, por supuesto, ‘abrir’ el sindicato a las agrupaciones para llegar a acuerdos ‘unitarios’ por encima de la base.
La posición de la Lista Marrón va en el mismo sentido. Animada por el Nuevo MAS propone luchar por un 6x1-6x1-5x2-5x2-5x2-5x2, con una compensación que no signifique una rebaja salarial, cuestionando la votación de la asamblea general. A continuación reclama “que se respete la voluntad de la base”. Para esta agrupación, “El rechazo del preacuerdo en la asamblea del 10 de octubre le dijo a la conducción ´anda a buscar algo mejor´, cosa que no hicieron”. Pero agrega: “la base” ...“está dispuesta entregar algo, pero no todo lo que quiere la empresa”. La Marrón expone en forma abierta una completa desmoralización política.
Hemos denunciado el caracter negrero del régimen laboral vigente, en especial cuando el sindicato lanzó una campaña para subir del 100 al 200% la remuneración del fin de semana. Las condiciones laborales no deben ser entregadas como canje de una mayor remuneración. Está en juego la salud material e incluso politica de la clase obrera como tal. En los hechos, el cambio de régimen del régimen negrero vigente, que propone la patronal, implicaria un mayor rendimiento del trabajo. La reducción de un turno entero, a partir del despido del 25% de la plantilla laboral, representa una reducción del 21,5% de las horas de producción (en cada ciclo de seis semanas, la producción será 792 horas contra 1.008 actuales). El mayor rendimiento laboral proviene del descanso de los francos que los trabajadores pierden con el acta acuerdo.
El cambio de régimen implica el final del régimen de cuatro turnos, aceptando como definitiva la reducción de personal llevada adelante por Fate desde abril. Es un golpe a la lucha de los trabajadores despedidos que reclaman su reincorporación.